𝐌ó𝐧𝐚𝐜𝐨 | 𝐒𝐞𝐫𝐠𝐢𝐨 𝐏é𝐫𝐞𝐳 |

Capítulo 19

Madeleine Crovetto.

Montecarlo, Mónaco.
27 de noviembre

Había dormido muy poco, los antidepresivos se tomaron más constantemente y las noches parecían eternas. Era estúpido querer estar bien cuando yo misma sabía que no lo estaba, las crisis empezaron a llegar más rápido que cualquier otra cosa.

Que no sabía cómo controlarlas, no sabía cómo ayudarme a mí misma.

Solo me tumbaba en la cama esperando a que pasara, cuando sabía que no lo haría. Que mi mente me jugaba malos momentos, que cuando cerraba los ojos él estaba ahí.

"Mentiroso"

Me aferre a mi almohada y deje que las lágrimas salieran en un momento a otro, no quería recaer en la depresión, era en vano pensarlo porque ya estaba otra vez en ese agujero sin salida.

En el agujero donde por años me costó salir.

¿Por qué? ¿No era suficiente? ¿No fui buena?

Nunca lo sabre, quería llorar hasta dormirme.
Todo era un desastre en mí.

Deje caer mi cabeza en la pared y me aferre a mí, no sabía cómo hacer que eso pasara. No sabía cómo parar estas crisis, no quería que bella me cuidara otra vez.

"—Eres muy bonita, no desperdicies tus mejores años con alguien que no te ve más que una aventura."

Sabía que todo era una aventura, que todo tenía que acabar tarde o temprano. La cosa de que me hice a la idea de que no era una aventura, que tal vez esta vez sería diferente, que esta vez sí estábamos destinados.
Que ilusa fui...

5 de diciembre.

No le quería decir nada a mi padre, no tenía el valor de decirle que habían jugado con mis sentimientos una vez más.
Me senté en el escritorio y traté de concentrarme en el reporte de este mes.

—Ya tengo los boletos. —Me dijo. —solo será cuestión de que veamos que ropa vamos a llevar para ir a Canadá.

Siempre soñé con conocer Canadá, era de unos de los países que nunca había conocido. Ahora me sentía mal, sabía que conocerlo implicaba muchos más. Ahora no tenía el mejor ánimo del mundo, pero debo hacerlo por bella y papa.

—Papa dice que consiguió unos de los mejores hoteles en todo el país.

—Canadá es muy grande.

—Lo sé y eso es lo que más me emociona.

12 de diciembre.

Se supone que hoy debería estar en Abu Dabi, estar a su lado.
Debo dejar de imaginarme una y otra vez lo que está pasando, lo que de verdad debería importar es el ahora.
Prendí la televisión y puse la carrera. Me concentre en Max, el campeonato está en sus manos.

Una vuelta.
Otra vuelta
Mas vueltas.

Una vuelta tras otra era las que daban mis recuerdos.

"—Te llevaría a mi jardín escondido, pero queda al otro lado del mundo."

.

"—Mady .... ¿Qué me estás haciendo?

—Un beso. solo eso por favor."

Parecía que mi mente me jugaba algo malo, algo que estaba segura de que no podría dejar de pensar en los siguientes días. Su mirada, sus ojos, sus pecas, su pelo, su maldita sonrisa.