Epílogo

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9 meses más tarde...

Sergio Pérez

—¿Me veo bien?

—Es la tercera vez que lo preguntas.

—¿Es un sí?

—Si.

Sali de la habitación y camine hasta la terraza. Faltaba 1 horas y yo ya estaba listo, quería que el tiempo se fuera rápido, lo más rápido posible.

Todo estaba en orden y yo estaba más emocionado que nada.

SI alguien me pregunta cómo se me ocurrió casarme tan pronto, ni yo lo se.

Aquella tarde en Italia mientras veíamos el atardecer sentí la necesidad de decirle que quiera compartir mi vida con ella, que la amaba y estaba seguro de que ella es quien quiero; había preparado todo, pero aun así tenía miedo y aunque sabia que los dos terminaríamos juntos tenía miedo de arruinar todo.

Poco a poco el miedo desapareció cuando la conquiste otra vez en estos nueve meses. Cuando nos perdimos en parís y sin duda aventuras que hemos hecho, estar otra vez conquistándola me di cuenta de que al igual que yo, tenía miedo.

Me arrodille y le di un anillo, en el centro tenía un diamante rosa y en su totalidad dorado hicieron que ella le encantara.

Cuando comento que, si se quería casar, llore como un loco. Los dos nos besamos y en aquel atardecer decidimos jurarnos amor eterno.

"He leído miles de libros, así que sin más comienzo.

Bajo las estrellas y la luna, yo Madeleine te juro amor eterno.

—Bajo las estrellas y la luna, yo Sergio Te juro amor eterno"

Y sin testigos esa tarde nos casamos, solo nosotros dos bajo la luna y las estrellas. Algunos discursos un poco ridículos y lo sellamos con una copa de vino. Después de que casi la pierdo, he tratado de hacer todo lo mas formal posible, Jo me ha aconsejado y hasta será nuestro padrino. Por otro lado, tenemos a Max, creo que este tiempo hemos batallado mas por cosas y tratado de arreglarlas, el también será el padrino de boda junto con Bella.

—Vámonos, que la moto ya llego.

Solo a mí se me había ocurrido llegar en moto a mi boda. Pero bueno no me arrepiento.

Los dos decidimos casarnos en Guadalajara y dos semanas después en Mónaco. En Mónaco solo sería una pequeña reunión, sin mencionar las ideas locas que descartamos.

Mady se había encargado de todo yo solo la ayude, y creo que estos es de los procesos que mas se disfruta acompañado de alguien que amas.

Los nervios aparecieron mientras me dirigía a la entrada del rancho donde nos casaremos. Mis padres y mi hermana me esperaban, al ver a mi madre estaba llorando no era novedad que el hijo menor se casara, solo que hasta yo quería llorar porque esto estaba pasando.

La idea de casarme hace unos años parecía una tortura, solo que no había conocido a aquella chica con la que quería compartir mi vida.

—Mi adoptado, no lo puedo creer.

—Por fin te casas.

—Ya me casé.

—Bueno, pero ahora si será oficial.

Los gritos me hicieron recordar que ya estaba próxima la ceremonia. Mama había ayudado y enseñado algunas cosas a Mady para entender mi religión, ella accedió sin decir más. Mientras que yo formalicé mi relación con Mady, fui a pedir su mano como en México lo hacen y bueno parece que su hermana y su papa estaban felices de verme.

𝐌ó𝐧𝐚𝐜𝐨 | 𝐒𝐞𝐫𝐠𝐢𝐨 𝐏é𝐫𝐞𝐳 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora