Le gustaba la cafetería. Era cálida y acogedora, y todo parecía moverse lentamente con el paso de las horas. Los colores pasteles que decoraban el interior siempre lo hacían sentir relajado y cómodo. Aunque todavía se sorprendía de la poca atención que recibía, tal vez es el uniforme, pensaba cada vez que le sonreía a algún cliente y como respuesta no recibía nada más que una expresión amable. Incluso a través de la sorpresa se sentía molesto cuando algún chico o chica era lo suficientemente audaz y deslizaba entre los billetes algún trozo de papel con un número de teléfono escrito en él. En su defensa estaba cansado, el semestre había sido horrible y sentir que usaba a Yoo para molestar a Jungkook comenzaba a sentarle mal.
Shinhye lo había mirado largo rato durante la cena antes de rogarle que por favor dejara de interesarse en idiotas. Jimin incluso tuvo el decoro de parecer ofendido y luego soltar algún comentaría sarcástico que hizo sentir a su tía más tranquila. Pero en el fondo solo quería encerrarse en su habitación y esperar que las vacaciones de inverno pasaran, que las festividades pasaran, que dejara de nevar. Últimamente se sentía bastante en sintonía con el clima, lo que era molesto porque llevaba demasiado tiempo intentando no amargarse demasiado.
Culpaba a Jungkook. Una y otra vez. Cada vez que se quedaba hasta tarde sin poder dormir y luego se despertaba con ojeras. Cada vez que sentía ganas de llorar cuando Yoo lo abrazaba. Cada vez que Namjoon preguntaba cuál era el problema. Cada vez que sus amigos hacían bromas que ya no le causaban gracia. Lo culpaba porque, por alguna razón, le había dado el beneficio de la duda y había confiado en él, creyendo que tal vez lo había juzgado mal en un inicio.
Le había dicho a Lisa que un error más no lo mataría, pero definitivamente esa cosa oscura que crecía en su pecho no acabaría en nada bueno. Se sentía molesto y fuera de lugar la mayoría del tiempo, como si debiera avergonzarse por algo, como si de algún modo fuera un adolescente tonto e inocente una vez más. Y aún no podía entender porqué un rechazo lo tenía arrastrando los pies y despertando en mitad de la noche sudando frío. Lo habían rechazado otras veces y eso había estado bien, porque ya no era una cosita torpe que luchaba por gustarle a la gente. Pero seguía pensando en el rostro de Jungkook esa noche en el Lux, como Jimin estuviera haciendo algo absurdo y asqueroso. —Y entonces sentía nauseas. Cada vez que el sentimiento lo golpeaba se le revolvía el estómago y se le empañaban los ojos. Le habían dicho que no era suficiente, pero nunca lo habían hecho sentir asqueroso.
—¿Te gustaría estar en otra parte? —La voz de Seokjin lo sobresaltó momentáneamente, pero se recupero antes de voltear y ver su rostro molesto. Sonrió.
—Bueno, estaba pensando en que si me pagaran lo suficiente podría independizarme e irme a vivir al otro lado del país. Tan lejos de mi jefe como fuera posible.
Seokjin le golpeó la nuca.
—¡Oye! ¡Puedo demandarte por eso!
—Mejor ponte a trabajar si no quieres quedarte sin empleo y no poder vivir ni aquí ni al otro lado del país.
—Eres el peor jefe que he tenido.
—Tú nunca has tenido un jefe. Tienes como ocho años. —Seokjin no puedo evitar reírse ante la expresión del menor.
—Bueno no es mi culpa que tú estés a punto de jubilar y sientas envidia de mi juventud y belleza —respondió el rubio con tono melodramático. Luego se puso serio y antes de que el mayor pudiera decir algo más agrego: —Y para tu información sí he tenido otros jefes, y me adoraban.
Hizo una mueca ante sus últimas palabras, sintiendo como un sabor amargo se asentaba en su boca. Lo adoraban. Claro que lo habían adorado, como no lo harían si jamás se quejaba cuando los idiotas intentaban ponerle las más encima más de lo debido, cuando creían que tenían algún derecho sobre él aun cuando pagaban la tarifa mínima. Lo habían adorado, pero eso no había evitado que lo trataran como un pedazo de mierda cuando renunció, o que no dejaran de llamarlo para amenazarlo cuando Yoo y otros tantos dejaron de contratar los servicios de la empresa. Definitivamente estaba cansado.
—Acabo de decirte que te pongas a trabajar y te quedas ahí mirando a la ventana. Namjoon dijo que necesitabas trabajo, pero ¿realmente quieres este?
—No —respondió encogiéndose de hombros—. Ni este ni ningún otro, pero lo otro que me queda, al menos hasta que me gradúe es dejar que un imbécil con dinero me mantenga y estoy harto de eso.
Escuchó al mayor reírse en alguna parte de la cafetería, no entendía por qué de pronto se escuchaba tan lejos.
—¿Sería tan terrible quedarte en casa y solo ser bonito?
Jimin lo miró unos segundos. Seokjin estaba cerca de la puerta, durante el almuerzo no llegaba demasiada gente. Su rostro tenía una expresión burlesca, pero no intentaba ser cruel. Le ardían los ojos, y aun con la garganta quemándole se las arregló para decir:
—Eres gerente de una cadena de caferías que tiene sedes en distintos lugares de Seúl. Estudiaste economía durante cinco años en una de las mejores universidades del país e hiciste un magister en administración. ¿Estarías conforme con "quedarte en casa y solo ser bonito"?
La expresión en el rostro del peligris se desvaneció lentamente y fue reemplazada por unos labios fruncidos, apenas visibles en una delgada línea. Jimin apenas alcanzó a murmurar un débil lo siento cuando la puerta se abrió y un grupo de chicos entró en la cafetería. El rubio casi se rio cuando solo a unos pasos del mesón vio a Jungkook completamente quieto y sorprendido.
—Buenas tardes —dijo en el tono usual que usaba para atender a los clientes. Cuando el resto de los chicos se dieron cuenta de la situación también se quedaron en silencio, de pie delante de él sin saber muy bien que hacer. Y entonces Jisoo, la última persona con la que quería tomarse ese día sonrió amablemente.
—Hola, Jimin. —Y él realmente quería tanto voltear a ver al castaño. Solo un segundo, porque había estado evitando el departamento de Yoo por días. En cambio, solo sonrió para que el resto de los chicos se relajaran y pudieran irse pronto.
—Hola, Jisoo. ¿Qué van a pedir?
¡Hola! Lamento mucho haber desparecido por tantos meses. Este fue mi primer año de universidad y la verdad acabó conmigo. El semestre finalmente terminó, pero ¿a qué costo? Ahora estoy de vacaciones, así que espero poder escribir mucho y traerles capítulos tan seguido como sea posible. Gracias a quienes han esperado todo este tiempo y están aquí para seguir leyendo esta historia. Espero que estén muy bien y que estén descansando.
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SUGAR BABY | Kookmin [EN EDICIÓN]
FanficJimin es el chico de acompañamiento más solicitado de su empresa. ¿Qué pasará cuando se enamore del hijo de uno de sus clientes?