Había estado delante de él todo el tiempo. Nunca había sido la clase de persona deseosa de atención y validación, tampoco estaba desesperado por agradar y, sin embargo, había pasado la mayor parte del tiempo deseando volverse más cercano al mayor, añorando que los errores cometidos cuando se conocieron no significaran una pérdida total. Porque Jimin era distinto. Más listo. Más hilarante. Más. Más. Más. Y él había estado equivocado todo el tiempo. ¿Cómo era posible equivocarse tanto? ¿Cómo había confundido enamoramiento con fraternidad? No había una sola razón para sentirse fraternal con el mayor y, pese a ello, se había convencido de ello tan ilusamente como era posible. Por dios. Él ni siquiera seguía siendo un niño para excusarse en la inexperiencia o la inocencia. Pero la intimidad, la complementariedad, la comprensión. La comprensión había sido la última gota, y reconocerse en el mayor el golpe de gracia. ¡Era ridículo! Llevaba meses dibujando y pintando cosas que le recordaban a Jimin sin siquiera darse cuenta. Manos, rostros indefinido, búhos y girasoles. ¡Y había tenido el descaro de mostrarse confundido cuando el mayor intentó besarlo! Había estado delante de él todo el tiempo y él había decidido ser un ciego.
Bufó frustrado. Cómo pudo ser tan torpe. Cómo había permitido que su torpeza lastimara a Jimin. Él, que tanto se jactaba de haber mejorado, de ser distinto de quién era hace unos meses atrás cuando alguien lo recriminaba por el pasado. Él, que se creía totalmente merecedor de la compañía del mayor porque era el único "decente" de primer año y todos los demás eran unos niños. Pero al final fue él quien tuvo que lastimar a alguien importante y perder su oportunidad para terminar de aceptar sus sentimientos. Para dejar de estar demasiado asustado como para reconocer que le gustaba un chico, y que no solo le gustaba, que se había enamorado de uno.
Se aferró fuertemente a las mantas, intentando encontrar cobijo, reconfortarse a sí mismo, mantenerse en una sola pieza. La culpa le oprimía el pecho y, encerrado en su habitación como había estado los últimos días, con la luz apenas colándose a través de las gruesas cortinas azules, sentía que se ahogaba. El silencio de su casa vacía nunca lo había sofocado tanto en el pasado, la soledad nunca se había sentido como una espesa capa aire imposible de respirar. Quizá porque nunca había dejado de sentirse solo en lo absoluto, porque nunca había sentido realmente la compañía de alguien o porque quizá antes de Jimin nunca se había sentido afín a alguien, nunca había encajado del todo en ninguna parte. Eso hacía la perdida aun más dolorosa y lamentable. Cómo le hubiera gustado poder volver en el tiempo y ser un poco más honesto consigo mismo e ir detrás de Jimin, o no apartarlo en primer lugar.
Desde su posición, con el edredón hasta el cuello, veía en la pared contraría los dibujos y pinturas que había hecho los últimos meses, después se años sin ser capaz de acercarse al arte, después de todo ese tiempo pintar había dejado de sentirse incorrecto, había dejado de sentirse como si estuviera evitando algo y había vuelto ser algo que hacía por amor, algo que lo llenaba por completo y lo complacía. Una de las pinturas eran dos manos erigidas hacia arriba, pequeñas y delicadas, pero con una gracia teatral. Estaban pintadas en tonos cálidos que le recordaban el verano y su posición le recordaba el dramatismo tan propio de Jimin. Nunca había pensado en las manos como una parte del cuerpo que pudiera ser expresiva, pero las manos de Jimin definitivamente lo eran, siempre que hablaba movía sus manos, uno podía notar cuán emocionado o desinteresado estaba en algo solo por los movimientos que hacía con ellas. La siguiente pintura era un bailarín en la posición inicial ballet, había olvidado su nombre a pesar de que Jimin había intentando enseñarle los nombres de distintos pasos. Recordaba que el mayor bailaba danza contemporánea, o que al menos lo había hecho en la secundaria, pero la idea de Jimin bailando ballet hacía que su corazón latiera igual de rápido. Y así otras tantas pinturas y dibujos que el mayor había inspirado.
Bufó nuevamente llevando las mantas hasta su cabeza, quedando completamente a oscuras mientras el recuerdo de la expresión rota de Jimin lo volvía a atormentar. Pronto debió abandonar la autoconmiseración en la que se sumía tan fácilmente. En la mesa de noche su celular sonaba molestamente con cada notificación. Al abrir el chat grupal sintió la presión crecer en su pecho, el estómago revuelto y la vista nublada. Jisoo preguntaba si deseaban hacer algo por la noche, al mensaje de la pelinegra le seguía una pequeña notificación: "Taehyung ha abandonado el grupo". El resto de los mensajes eran de Eunwoo burlándose y hablando mierda de Taehyung y Félix pidiéndole que no fuera tan molesto.
La melodía que tiempo atrás le causaba cierta ilusión comenzó a sonar por los parlantes de su celular y, contrario al efecto que solía tener en él, se le contrajo el estómago. De pronto se sentía enfermo y la idea de contestarle a Jisoo lo mareaba.
—Taehyung se salió del grupo —dijo la voz de Jisoo del otro lado.
—Lo vi.
—Creo que me bloqueó de todas partes. —Jungkook se quedó en silencio por un largo momento, inseguro y sintiendo cómo la ansiedad le hacía cosquillas en los dedos.
—¿Por qué haría eso?
—Tú dime. Tú rechazaste a su amigo.
—Yo no hice tal cosa —rebatió sonando a la defensiva.
—Claro —concordó Jisoo irónicamente—. Intenta hablar con él.
Luego colgó sin despedirse. Jungkook se quedó con el teléfono en la mano, cerca de su oído y lo soltó poco a poco mirando una de las esquinas de la habitación hasta que finalmente el aparato cayó a la cama junto a su cabeza. Pasaron algunos minutos antes de que sus manos dejaran de temblar y juntara valor para corroborar lo que presentía desde que vio los primeros mensajes.
Revisó las distintas aplicaciones solo para descubrir que en ninguna de ellas se le permitía ver la foto de perfil de Taehyung ni sus estados. Al parecer, él ni siquiera merecía un par de insultos, pensó con la garganta molestándole dolorosamente y los ojos ardiendo luchando por mantenerse secos y centrados. Pero estaba equivocado como tantas otras veces, porque al revisar su cuenta de Instagram lo primero que vio fue una notificación de mensaje. Las lágrimas finalmente cedieron al ver el mensaje de una cuenta con una fotografía en blanco y el nombre de "Usuario de Instagram", un escueto y frío "vete a la mierda".
Hola! Me disculpo por haber estado desaparecido algunos días, la verdad estaba poco inspirado, sigo un poco sin inspiración y bloqueado, pero quise subir esta historia corta que escribí hace un par de semanas. Creí que era importante narrar lo que había ocurrido con Jungkook una vez que se dio cuenta de sus sentimientos, también me pareció interesante saber qué "bando" elegiría Taehyung en esta situación. Aunque esta historia remonta varios capítulos atrás, me pareció que era necesaria para poder avanzar.
¡Espero que lo diferente mucho! A veces me sorprende lo mucho que ha avanzado la historia, al principio pensaba solo en unos veinte capítulos y ya vamos en el treinta, así que creo que puedo decir que Sugar Baby me hace tanta ilusión como a ustedes.
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SUGAR BABY | Kookmin [EN EDICIÓN]
FanficJimin es el chico de acompañamiento más solicitado de su empresa. ¿Qué pasará cuando se enamore del hijo de uno de sus clientes?