10. Les di la razón

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Shinhye vio a su sobrino sentado en el balcón acariciando con cuidado las cuerdas de la guitarra, pero sin emitir sonido alguno. Ella esperaba que después de un par de días el chico se metiera a la ducha, se arreglara el cabello, se pusiera un lindo atuendo y saliera a comerse el mundo como solía hacerlo después de que algo malo pasaba. Pero después de un par de semana de verlo deambular por el departamento sin hacer nada, comenzaba a preocuparse un poco. Así que en su rol de cuidadora, a pesar de ser más amiga del muchacho que su rol de autoridad, fue y tomó asiento a su lado. Jimin sonrió instantáneamente sin mirarla, solo siendo consciente de su presencia.
Luego de unos minutos los acordes comenzaron a sonar y de la pequeña boca de Jimin la canción fluyó con cierto dejo de tristeza, pero también colmada de calma, como si la música purgara los sentimientos confusos que se acumulaban en su pecho y sangraban constantemente, como si la melodía se llevara consigo el peso amargo de sus hombros y lo dejara respirar un par de minutos sin el dolor constante que significaba una acción tan simple.
—But I think that it could work for you and me... —cantó por lo bajo la castaña cuando las cuerdas comenzaban a dejar de vibrar en su lugar. Jimin entonces le extendió con una mueca incomoda el libro que descansaba a su lado en el suelo. La portaba decía "Lolita"— ¿Y esto? No estarás esperando que lo lea.
El menor rio amable mientras intentaba encontrar las palabras correctas, quizás si sacaba esos pensamientos de su cabeza, entonces podría dormir un poco mejor por la noche y al día siguiente se sentiría preparado para volver a ponerse de pie e ir a clases.
— ¿Recuerdas el escritor que me gustaba hace algún tiempo?
— ¿Ese con el que saliste en primero? —Jimin volvió a reír, esta vez más animado.
—Ese mismo.
Hye asintió mientras ojeaba las páginas, de vez en cuando tocaba sin demasiado ahínco las notas que Jimin había escrito hace tiempo en el borde de éstas, como si quisiera entrar en su cabeza y entender lo que pasaba ahí dentro. Sin embargo la revelación vino cuando prestó atención a la dedicatoria. Una expresión irónica formándose en su rostro repentinamente, una que el rubio respondió son una amplia sonrisa. Ella entendía, ella siempre había entendido. Ocurría algo similar a lo que ocurría con Namjoon, no le era necesario abrir la boca, ellos simplemente lo sabían, observaban, lo pensaban un par de segundos y lo entendían, no necesitaban orillar a Jimin a una conversación que no estaba listo para tener o que no sabía como iniciar.
—"Para el lector más guapo" –leyó con un tajante sarcasmo aflorando en su voz.
—Eso soy, supongo. O al menos así es como me ven, como ese tipo me veía. No era, ni soy, mis ideas, mi visión del mundo, mis ideales. Soy un rostro agradable de mirar, quiero decir, si debe ser apto para todo público.
Ella contuvo la carcajada que se formaba en su estómago. Hablar en serio con Jimin tenía siempre un poco de ambas cosas; una visión avasalladora de cómo funcionaba el mundo, y un poco de humor para que la realidad no los abofeteara a ambos de forma demasiado repentina. Pero el chico tenía razón, y ella no tenía que ir demasiado lejos para encontrar el ejemplo en los padres del menor, siempre ciegos a su gran potencial, el increíble niño que estaban criando sin criarlo ellos mismo en realidad.
—Siempre has sido demasiado listo para tu propio bien, ¿no es así? —Jimin hizo un ruido incómodo.
—No concuerdo —dijo sin más—. Estoy en perfecta armonía con mi cerebro, son los demás quienes no se sienten seguros sabiendo que soy más listo que ellos.
Esta vez la castaña dejo que la risa fluyera. Había visto la metamorfosis, había tenido el privilegio de ver como el rubio pasaba de ser el niño inseguro que solía sentirse intimidado por la vida y un futuro incierto, a ser el tipo de carismático, seguro de si mismo y temerario que tanto había deseado ser por años. Tal vez podía poner un pero en medio de la oración y decir que hubo ciertos momentos poco gratos, o que Jimin seguía dudando de sí mismo en ciertos aspectos, pero esto nada tenía que ver con sus propias capacidades.
—Cierto, el mundo debería tener miedo de ti, no tú de ti mismo.
—Solo pienso —comenzó tomando una pausa inmediatamente después—... ¿Tengo más que ofrecer? Considero que soy un tipo listo, no sabio sin embargo, sé cosas supongo. Pero en realidad soy más bien huraño, codependiente, sigo siendo el niño tímido que era en primaria y que no quieres ver, sigo siendo el niño que busca aprobación. Y me pregunto si es por eso que la gente no ve nada más que una cara bonita, si piensan que buenas calificaciones son solo eso, que lo son, claro, pero siempre he intentado demostrar que... No lo sé, que soy más.
— ¿Qué te tiene de pronto tan aterrado? —Jimin se frotó el rostro y ella solo pudo dirigirle un gesto indulgente.
—Jeon me jodió la cabeza.
— ¿Yoo? Pero si ese hombre no podría hacer nada para lastimarte.
—No, Jungkook. Su hijo. No tenía una crisis de identidad desde que ese escritor de cuarta se burló de mí, y después viene este niño mimado que no entiende una mierda de nada y yo solo...
—No puedes controlarlo como esperabas.
Jimin se humedeció los labios sin mirarla. ¿Por qué de pronto se sentía como si fuera un asunto de suma importancia?
—Soy más que un tipo fácil, más que el amante de su padre y soy mucho más que una perra, como todos están decididos a pensar desde primer año. Pero no puedo dejar de sentir que hice algo mal, de sentir que les di la razón.

SUGAR BABY | Kookmin [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora