31. Rogarle

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Taehyung bebió el resto de su trago de un largo sorbo, luego miró a un costado y esperó un total de cinco segundos antes de volver a mirarlo. Una expresión extraña cruzó su rostro y desapareció rápidamente, como si no pudiera decidir cuál debía ser su reacción. Al final pareció que la situación no terminaba de tener sentido en su cabeza, y se veía más molesto que confundido.

—Tienes que estar bromeando —dijo con una sonrisa burlona. Jimin negó con la cabeza, apretando vagamente los labios en una línea. Taehyung lo contempló en silencio un par de segundos más antes de soltar una risa incrédula—. ¿Y tenías que esperar a que soltara toda la mierda que tenía sobre él para decirme? Vamos —agregó con un movimiento exasperado de manos. Al no obtener respuesta se desplomó sobre su silla suspirando—. Que sepas que no me arrepiento. No lo perdono solo porque ahora le estés chupando el pene o algo.

Jimin sonrió. No era la reacción que esperaba, pero estaba bien, porque en el fondo no estaba seguro de qué estaba esperando. Pensaba que podía ser peor, que Taehyung podía recriminarlo por lo que estaba haciendo. Así que la burla era mucho mejor, era lo que esperaría de su amigo en cualquier otra situación. Aunque pensó con algo de amargura que era mucho más fácil para Taehyung dejarlo tranquilo si pensaba que estaba cogiendo con Jungkook, cosa que no estaban haciendo.

—Yo no le estoy chupando el pene.

Taehyung entornó los ojos en su dirección y luego se encogió de hombros.

—Bueno, entonces él te está chupando el...

—Nosotros no estamos haciendo nada de eso.

El menor pareció confundido y Jimin no pudo evitar reírse por lo bajo. Sí, él también estaba algo confundido y sorprendido, pero la verdad era que en parte no había insinuado nada porque no quería asustar a Jungkook. Sabía perfectamente lo rápido que los chicos podían correr cuando tenían un crisis gay. Lo gracioso era que algunos se asustaban solo una vez que Jimin intentaba tomarles la mano, aun cuando ya se habían acostado con él. Era vergonzoso.

—Espera —dijo Taehyung recobrándose—. ¿Dices que ustedes dos no están follando?

—Nop.

—¿Ni siquiera una mamada?

—Ni siquiera una mamada.

—¿Una paja?

—Nop.

—¿Frotarse?

—En lo absoluto.

—¿Qué demonios ocurre contigo?

Y esta vez fue el turno de Jimin de suspirar. Él no era un monje. Era un chico gay saludable de veintitrés años y a veces realmente deseaba que Jungkook lo tomara, lo empujarla debajo de él y... Terminó el resto de su trago rápidamente, sintiendo que el calor envolvente en su garganta lo centraba poco a poco. La situación era ridícula. Él definitivamente no se había perdido la forma lasciva en la que Jungkook lo miraba de vez en cuando y él mismo solía tener una vida sexual bastante activa, pero no podía. Estaba constantemente ansioso pensando que cualquier cosa podría alejar a Jungkook. Y estaba frustrado como el infierno, caliente y al borde de saltar sobre el castaño y rogarle la mayor parte del tiempo. Si hace unos meses alguien le hubiera dicho que esta sería su vida se habría reído. Se encogió de hombros al notar que Taehyung seguía mirándolo curioso. Él ni siquiera había buscado a alguien más para rascarse la picazón. Porque se sentía como engañar y porque no quería.

—Está bien. Tampoco es como si estuviera desesperado por ello —mintió. Y fue una mentira descarada porque había imaginado vívidamente el espeso olor de Jungkook y el sabor salado en la boca, había fantaseando durante muchas noches seguidas sobre cómo se sentirían las manos de Jungkook tomando firmemente sus piernas, cómo se sentiría tenerlo dentro. Gimió avergonzado ante la expresión irónica de Taehyung. De acuerdo, estaba malditamente necesitado. Arréstenlo.

SUGAR BABY | Kookmin [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora