Cuando Percy regresó, la fogata ya estaba por consumirse y todos se dirigían a su cabaña.
Malcom se quedó conmigo todo el tiempo y hablamos de las cosas que habían sucedido en el campamento desde mi partida.
Luke se quedó en la cabaña de Hermes, pero por ahora estaba fuera cumpliendo una misión (y agradecí silenciosamente por ello) los de mi cabaña implentaron sistemas de riego artificial para las fresas, mejoraron las cabañas e incluso edificaron otras 4 para visitantes diversos, las cuales nos serían de mucha utilidad esta noche. También repararon el viejo muelle y algunos carruajes.
-El campamento no es el mismo sin tí, Annie- me dijo mientras tocaba la barbilla de su sobrina, haciendola sonreír- tú tenías el control de todo.
-Pfff, que va, era sólo una campista mas.
-No seas modesta, por favor, ambos sabemos que dependiamos mucho de tu trabajo arquitectónico. Incluso yo.
-Malcom, querido, no he venido aquí para hablar de la falta que te hago. He venido por que quiero saber como has estado. No te has tomado la molestia de visitarme siquiera.
-Apuesto a que mi madre tampoco- se burló
-Ella es ella, ni Poseidón se a dignado a ver a su primer nieto. Pero ya hablamos mucho de mí y Eli. Quiero saber que ha sucedido contigo.
Mi querido hermano, y al único al que consideraba como tal se sonrojó.
Me contó que después de mi boda, él y Thalia se habían hecho más cercanos, y poco a poco se enamoró de ella. Y bueno, ella también de él. Renunció a ser cazadora de Artemisa y ahora eran pareja. La muy hija de Zeus nunca se atrevió a mencionarme nada. Ahora estaba con Luke en su misión cerca de Maine. Y Malcom también me confesó que estaba planeando proponerle matrimonio.
-Que precipitado- le dije burlandome de él.
-Como tú y yo, chica lista- dijo Percy a mis espaldas.
-Bueno, yo ya me voy. Hasta mañana Annie. Te quiero. Y a tí también, pequeñita- Malcom se despidió con un beso en la mejilla mía y de Eli, déjandome a solas con su padre.
-Hola, amor- Percy tenía una extraña sonrisa. De esas que le das a tu madre cuando hiciste algo malo y aún no se entera.
-¿Qué sucedió? ¿Por qué tan tarde, sesos de alga?
Tomé a mi niña y le hice una seña a Percy para irnos hasta las cabañas, mientras él tomó el portabebé.
-Oh, nada, cielo, sólo deambulada por allí.
Le lanzé una mirada asesina.
Llegamos a la puerta y Percy me ayudó a abrirla.
¡Vaya que habían hecho un excelente trabajo!
La madera, los acabados, las dimensiones, las estructuras complejas. Era perfecto.
Me instalé el el segundo piso donde había una cama de buen tamaño para Sesos de alga y yo, y al lado de ella, otra mas pequeña junto a la pared donde colocamos las cosas. Cambié el pañal fétido de Elizabeth y le dí de comer. Mientras tanto, Percy se preparó para dormir. Se acurrucó a mi lado y dijo:
-Buenas noches, mis amores- y cayó como roca.
Se que tiene algo. Que algo sucedió cuando fue a los bosques, pero no logro imaginar qué cosa fue.
Después de torturar mi mente por unos minutos y posterior a que la pequeña criaturita entre mis brazos se durmiera, decidí dejar de atormentarme por las ideas que volaban por mi mente.
Coloqué una mantita y a Eli encima de ella justo en mi costado derecho, apagué la lámpara y me dispuse a dormir, dejando que la obscuridad de la noche me diera cobijo.Ω Ω Ω
Cuando desperté, ni mi esposo ni mi hija estaban conmigo. Al principio el pánico se apoderó de mí pero después escuché la voz de Percy allá abajo.
-Claro que sí, cosita pequeña, papi Percy te hará de desayunar... Ten toma ¡Eso! Ahora dí: Paaapi. Papá. Anda Eli, dime papá, por favor.
Me puse más presentable con mi vestuario (unos jeans y una blusa que llevaba ayer) y me dispuse a bajar.
Eran ya las 8:23 am y todo el mundo estaba fuera. Fui hasta el piso de abajo donde Percy y Elizabeth se encontraban comiendo.
-Buenos días, Sesos de alga. Hola, princesita linda
-¿No crees que es mucha discriminación de tu parte?- me respondió herido.
-En lo absoluto- me acerqué y le planté un largo beso en los labios.- Hoy voy con los de mi cabaña, quedamos en hacer una revisión general al campamento, y me preguntaba si querías ir o a dónde irás tú, Sr. Misterio.
-Oye, Chica lista lo de anoche es algo complicado. Anécdota que luego te contaré. Y en verdad, preferiría quedarme con la bebé jugando puzzles o algo así.
Volví a mirarlo con molestia, pero solo pude decir "Está bien." Enserio quería estar libre por lo menos unas horas.
Abrí la puerta y respiré el fresco aire de la mañana. Fui hasta los comedores donde Malcom guardaba un asiento para mí.
-Sra. Jackson- señaló.
-Vaya, que profesional.- me senté.
En la mesa además de humeantes tazas de café y bisquets, había planos, lápices y sientos de preguntas para mí.
Ah, era lindo volver.
Comenzamos a supervisar todas las cabañas, que para mi sorpresa estaban en perfecto estado. Pasamos por la Casa Grande y de allí nuevamente a los comedores (sólo para comer en secreto unos cuantos brownies recién hechos) y para finalizar el muelle junto al lago.
Justo cuando llegamos pudimos distinguir una especie de carruaje que se estaba hundiendo y de inmediato los mirones llegaron para ver que pasaba.
Desde el agua, un destello de cabello rubio emergió permitiendome saber su identidad. Luke.
Me quedé fría y quieta hasta que Thalia también salió desde lo profundo, junto con otros dos chicos que desconozco. Ella me sonrió.
-¡Hey, Annabeth!- me gritó la hija de Zeus.
Y fue entonces cuando él me miró.
Me limité a saludar con la mano y forzar una sonrisa para ambos mientras salían del agua.
-Oh, tenía tanto sin verte- Thalia me abrazó, aún chorreando- ¿cómo está la bebé? ¿Y el idiota de Jackson? ¿Y Malcom?
-A mi también me da mucho gusto verte, Grace.- me reí y ella junto conmigo.
Por su parte, Luke tomó con rudeza una toalla que le habían ofrecido y desapareció.
En cambio Thalia me cogió de la mano y me llevó corriendo hasta la parte exterior de bosque.
-Tengo que hablar contigo- me soltó.
-Sí, yo también. ¿Por qué no me habías dicho lo de Malcom y tú?
Thalia empalideció y comenzó a tartamudear.
-Oh, bueno... emm, talvez... Annie eso no importa ahora. Lo que tengo que decirte es algo más urgente. Es por tu seguridad, por la de tu bebé, por tu familia. Escucha por favor.
De acuerdo, había llegado a asustarme lo suficiente como para prestarle atención.
-Bueno, continua.
-Verás, durante el viaje, escuché a Luke muchas veces hablar consigo mismo, era muy extraño, como si ya no fuera el mismo. Bueno, desde que regresó realmente él no es mismo. Pero lo que más me aterraba era lo que decía. Siempre...- a espaldas de Thalia se escuchó un crujido de hojas secas.- ¿escuchaste eso?
Asentí.
-¿Hay alguien ahí?- dijo la pelinegra
Y nadie respondió.
Pero de pronto, mi amiga simplemente se desplomó en el suelo, sin razón aparente.
-¡Thalia!- grité y me precipité hasta ella.
-No te muevas, Annie- amenazó una voz profunda y masculina. Segundos después sentí el frío filo de una espada de bronce celestial debajo de mis omóplatos.
-Luke, ¿qué quieres?- intenté hablar sin que mis voz temblara, pero fallé.
-A tí, Annabeth. No sabes cuan horribles han sido estos meses sin tí, sabiendo que estabas con él. ¡Y no conmigo!- se acercó hasta mí, rodeandome con sus brazos desde atrás, había arrojado el arma hacia un lado.- Debemos estar juntos, Annie. Tú y yo solamente- me susurró al oído.
Y entonces pude ver su rostro. Sus ojos estaban al borde de la locura, tenía el ceño fruncido y estaba sudando. Su cicatriz lucía más tétrica de lo normal.
-Annabeth, yo te amo- comenzó a acercar sus labios a los míos, reteniendome a la fuerza. Pero no permitiría que me besara. Doblé mi rodilla en un ángulo de 90° para darle con la planta de mi pie en su entrepierna.
Luke aulló de dolor y me liberó, lo que me permitió salir corriendo y gritando por ayuda.
-¡Percy! ¡Percy! ¡Salvame! ¡Ayuda!
Y no pasó mucho para oír los pasos tras de mí. Luke me perseguía.
-¡No te irás tan fácil, cariño!- su voz penetraba como agujas en mis oídos. Estaba completamente loco. No había ni un rastro del chico noble que era hace años. Era un monstruo.
Encontré una zona desconocida dónde había unos espesos arbustos y árboles altos que sirvieron para mi escondite, y cuando llegó hasta allí no pudo mirarme. O eso esperaba.
-Annabeth, se que estás allí. No te escondas. Sólo...ven conmigo.
Mi respiración se volvió agitada, quería desaparecer y pensar que todo era una pesadilla. Nunca pensé que fuera capaz de esto. Tenía miedo.
-¡Aquí estás!- exclamó y me atrapó nuevamente- deja de golpearme, preciosa, yo que se tu también quieres estar conmigo.
Me arrojó bruscamente al suelo y se colocó sobre mí, aprisionando mis piernas y manos.
-¡Sueltame, bastardo!- dije entre sollozos.
Pero lo único que hizo fue presionar sus labios en mi boca con fiereza. Me movía frenética de un lado a otro intentando soltarme, pero era inútil.
Se separó levemente y susurró:
-Eres tan bella, tan delicada. Déjame tocarte...
Y su mano se dirigió hasta mis pantalones. Lo único que pude hacer fue escupirle en el rostro.
Con un gesto repulsivo se limpió y urgó en su bolsillo.
-¡Estúpida!- espetó- yo no quería hacer esto, pero no me dejas otra opción.- un destello de Sol no me dejó observar bien lo que Luke tenía en su mano, pero cuando me pinchó en el cuello no tuve duda de lo que era.
Mi vista se nubló y no supe más de mí.Ω Ω Ω
Cuando desperté, las hojas debajo de mí, las copas altas de los árboles y la espeluznante presencia de lo que era Luke, habían desaparecido.
Pude distinguir la voz de Percy charlando con alguien, pero era lejana y débil.
Me dolía la cabeza.
-¿Cómo te sientes?
-Bien- le respondí a la voz femenina y extraña que me interrogaba.
-Sufriste fuerte contusiones, Annabeth. En tu cabeza, brazos, espalda y piernas. Por suerte Malcom llegó antes de que ocurriera algo peor.
Mi visión se aclaró y por fin noté que estaba en la enfermería del Campamento Mestizo. La chica que me atendió no tenía mas de 16 años, y ya parecía una mujer, con su cabello rubio y ojos obscuros. Una hija de Apolo.
-¿Qué... qué me ocurrió?
-Dejaré que Percy te lo cuente- y acarició mi cabeza.- ¡Ya despertó!- gritó hasta el exterior.
Y Percy ni tardó ni dos segundos en llegar
-Oh, Annie- gimió Percy mientras me abrazaba y la chica se retiraba, dejandonos a solas.
-Estoy bien, Sesos de alga, no te preocupes.
-¿¡Que no me preocupe!? Annabeth Chase, ese te pudo haber asesinado.
-Tranquilo, amor. No pasó. Estoy aquí- tomé su mano- ¿Y Elizabeth?
-La cuida Piper- suspiró.
-Hey, calma. En verdad estoy mejor. Sabes que el néctar y la ambrosía son la mejor medicina.
Se rió un poquito, lo que me hizo sentir mejor.
-Es que... Annie, estuve tan cerca de perderte. Que... no lo sé, estaba aterrado. Cuando salí a buscarte me dijeron que no te habían visto desde hace 30 minutos, mucho tiempo para una charla entre chicas, por lo que me preocupé y dejé a la bebé con Piper. Iba hacia el bosque cuando escuché tus gritos y sentí como mi alma se desgarraba en pedazos. Le grité a Malcom para que me siguiera y corrimos en busqueda tuya y de Thalia. Encontramos su cuerpo inconciente pero con vida cerca de la barrera y tenía esto- extendió su mano mostrandome un dardo paralizante- en el cuello.
Y Malcom escuchó el forcejeo no muy lejos de allí y sólo me dijo:
-Quédate con ella.
Y pues, me quedé inmóvil.
Según lo que él me contó encontró a Lukr montado sobre tí, se estaba quitando los pantalos y murmuraba cosas extrañas. Tú, bueno, estabas en el suelo inconciente y sin pantalones.
Y Malcom... hizo lo que tenía que hacer.
Bajó la mirada y se calló.
Ya me imaginaba lo que había sucedido. Malcom, siempre llevaba consigo dardos mortíferos, a modo de protección. Sólo que esta vez no fue su seguridad lo que los hizo utilizarlos.
-Luke murió ¿cierto?
Percy sólo asintió.
No te voy a decir que no me dolió y que alegré de ello, estaría mintiendo. Él era un humano, mi amigo, un hermano, hijo y campista. Lo era.
-No castigaran a Malcom, pues actuó en defensa tuya. Y pues, Luke fue sepultado hace dos días.
Ignoré por completo el hecho de que él había mencionado "dos días" ¿Cuánto tiempo estuve aquí? No lo sé, no me importaba.
Estaba llorando. Y un vacio estaba en mi interior. Sabía que esta vez no sería perdonado. Sabía que esta vez él se iría al Inframundo, y no regresaría.
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Forever Together (Percabeth)
FanfictionTodos sabemos que ser semidios, no es cosa fácil. Después de que Percy Jackson y Annabeth Chase salvaran dos veces al Olimpo de una guerra destructora era de esperarse que vivirían en paz. Lejos de monstruos, misiones, dioses y titanes. Ser un morta...