Parte 13: Dormir

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La puerta fue abierta una media hora después, Lan XiChen entraba sigilosamente y se sorprendió al ver su hermano menor sosteniendo entre sus brazos al inconsciente Wei Ying. Entró bajo la atenta mirada de Lan Zhan, este último, sin moverse ni un centímetro de su lugar.

—A-Zhan. —susurró muy bajo, siendo consciente de no despertar al caótico ser que dormía cómodamente. —¿Qué harás?

—Dormirá aquí, se irá mañana temprano.

—Está bien, entonces puedes dormir en mi habitación.

Lan Zhan negó con su cabeza. —Tío sospecharía, dormiré a su lado en caso de que despierte.

Lan XiChen asintió en silencio y salió de la habitación.

El menor de los Lan suspiró al ver a su amado dormido tranquilamente, le quitó los cabellos de su frente y le dio un beso ligero, acostó en la cama a Wei Ying y comenzó a desvestirlo, primero por su chaqueta y luego por sus pantalones. Inmediatamente después de dejarlo en solo ropa interior, lo vistió con una pijama caliente y desató su cabello. Momentos después, Lan Zhan también hizo lo mismo y ya estando los dos con sus ropas de dormir, prosiguió a acostar a Wei Ying debajo de las cobijas para luego meterse también.

Apagó la luz de su lámpara, quedando todo en oscuras. Tratando de conciliar el sueño, cerró los ojos, oyendo todo a su alrededor, con la respiración pacífica de su amado a su lado.

Cuando ya estaba por dormirse, sintió que la persona a su lado se movió para colocarse encima suyo, con su cabeza reposando en su pecho.

Lan Zhan contuvo la respiración por un momento, pero luego se relajó, poniendo sus brazos alrededor de Wei Ying y rindiéndose por fin al sueño.

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Wei Ying despertó en medio de la madrugada por la voz de Lan Zhan llamándolo, se encontraba aturdido y con un dolor de cabeza ensordecedor. Aún sin levantarse miró a Lan Zhan, él estaba sentado a su lado, mirándolo fijamente.

—¿Mmm? ¿Lan Zhan?

—Tenemos que irnos, antes de que el tío despierte.

Ante eso, abrió los ojos por la impresión y se sentó en seguida, quedando frente a Lan Zhan.

—¿Te causé problemas?

—Mnm. —negó con su cabeza. —Tío no lo sabe, vamos.

Asintió al mismo tiempo que se levantaba, pero justo en ese momento un dolor punzante acechó su trasero y sin poder evitarlo soltó un jadeo de sorpresa y dolor.

—¿Wei Ying? —Lan Zhan se encontraba a su lado, lo miró curioso y preocupado.

—Lan Zhan... ¿Tú...? ¿Ayer nosotros...?
—no pudo terminar sus oraciones, sus mejillas se enrojecieron. Aún si solo estaban alumbrados con la luz de la lámpara, podía notar que Lan Zhan sabía que estaba avergonzado. Las manos de Wei Ying temblaron pensando más allá de lo que podría haber pasado.

—¿Qué pasa?

—¿Hicimos algo anoche? —preguntó, mirándolo a los ojos algo nervioso.

—Dormir.

Se confundió por lo dicho por Lan Zhan, pero él no mentía, aún así no se detuvo a preguntar de nuevo. —¿Dormir? ¿Estás seguro?

—Mnm.

Un suspiro de alivio salió de sus labios y comenzó a calmar los nervios que habían surgido.

—Ya veo. —rio, tratando de quitarse esas ideas de la cabeza.

—Wei Ying, debemos apurarnos.

—Oh, sí.

Se vistieron, Lan Zhan le prestó su ropa, ya que no podía salir vestido con el incómodo traje que vino. Sonrió al ver que los colores de las prendas de Lan Zhan combinaban con las suyas, haciéndolos ver realmente como una pareja. Aunque notó lo floja que le quedaba su ropa y sus zapatos también, pero realmente no importó.

Vistieron con ropa deportiva, era más cómodo así.

Antes de irse, Lan Zhan le dio una pastilla y agua para aliviar el dolor de cabeza que aún lo perturbaba. Luego, salieron de la casa muy silenciosamente, todo estaba aún oscuro y Wei Ying se preguntó a qué hora se habían levantado. Ya en la calle, Lan Zhan le dio una manzana, probablemente la había tomado mientras pasaban por la cocina de su casa.

—Lan Zhan, ¿qué hora es?

—Las cinco menos quince de la mañana.

—¡¿Eh?! ¿Entonces a qué hora nos levantamos? Aún ni salen los pájaros a cantar, ¡todavía hay luna!

—Tío se despierta a las cinco.

—¿Huh? ¿Es acaso una gallina?

—...

—Lo siento, lo siento, tú también te levantas a esa hora Jajaj...

Por la calle había pocas personas caminando al igual que ellos y aprovechando la escasa luz que había, tomó la mano de Lan Zhan y le sonrió, paso a paso se dirigieron a la residencia Jiang.

Cuando llegaron a la puerta principal, Lan Zhan lo besó apegándolo a él y Wei Ying con gusto envolvió sus brazos a su alrededor, disfrutando del contacto.

—¿No tendrás problemas si regresas a casa ahora? —le preguntó Wei Ying, con sus labios rozando los de él.

—Estuve haciendo ejercicio.

—¿Ah? —Wei Ying se confundió por un momento, pero luego lo comprendió, riendo por lo dicho, entonces unió de nuevo sus labios con los de su novio y sonrió en medio del beso. —Lan Zhan, mentir no está bien, ¿en qué he convertido al recto sobrino de Lan Qiren? Jajajaj.

Se besaron un momento más antes de que Lan Zhan tuviera que irse. Al entrar a la casa en puntillas e ingresar a su habitación, pudo percatarse de que Jiang Cheng estaba despierto, sentado en su cama de manera tétrica, ya que su lámpara alumbraba solo una parte de su cara, pareciendo un tipo de cadáver viviente.

—¿Jiang Cheng? —preguntó, ya que no se había movido ni dicho nada. —¿Qué haces despierto a esta hora? —en silencio caminó hacia su cama.

—Fui al baño hace un momento. —respondió automáticamente, su cara de verdad parecía la de un cadáver. Miró a Wei Ying y fue en ese instante en que pareció razonar, estrechando los ojos y frunciendo el ceño. —¿Por qué demonios estás llegando a esta hora? ¿Dónde diablos estabas?

—Aiyah, Jiang Cheng, es muy temprano para maldecir de esa manera.

—Tú idiota, más te vale decírmelo ahora.

Hizo un puchero y se sentó en su cama. —Dormí en casa de Lan Zhan...

Jiang Cheng abrió sus ojos de forma exagerada antes de levantarse y dirigirse hacia él y tomarlo de los hombros para luego verlo como si tuviera dos cabezas. Segundos después lo soltó, sacando aire de su nariz fuertemente.

—Ese infeliz, lo voy a matar.

—¿Eh? No, no pasó nada. —respondió Wei Ying rápidamente, tenía que calmar a la bestia de Jiang Cheng, más cuando se le estaban formando ideas erróneas en su cabeza. Jiang Cheng lo miró de nuevo, estrechando sus ojos. —¡Lo digo en serio!

—Más le vale a ese imperturbable cara de piedra. —exclamó al mismo tiempo que se agarraba su cabeza y se masajeaba sus cienes.

Wei Ying rio al escuchar lo que dijo. —Jiang Cheng... ¿Tienes dolor de cabeza?

—Sí, y empeora con tus estupideces.

—No hay problema, te traeré una pastilla, tu acuéstate.

Jiang Cheng suspiró pesadamente antes de hacerle caso e irse a su cama.

Amarte hasta el final de mi vida (WangXian) - AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora