Parte 10: En las nubes

151 30 0
                                    



Lan Zhan y Wei Ying comenzaron a salir a partir de ese día. Sin duda alguna Wei Ying era la persona más feliz en ese momento, cuando se veían en ese pasillo y con besos y mimos hablaban hasta que el recreo se acababa. Luego, cuando las clases terminaban, caminaban a sus casas juntos, pasaban por la feria, comían algo de regreso y se besaban a escondidas... todos los días eran buenos cuando Lan Zhan aparecía en su campo de visión.

Fue en una ocasión, un miércoles luego de salir de clases que Wei Ying tomó la mano de Lan Zhan y comenzó a correr con él hacia la parada de autobús. Lan Zhan estaba confundido, sin embargo se dejó guiar de él y rápidamente luego de unas cuántas cuadras, habían logrado subir a uno de los autobuses que estaban por partir. Afortunadamente, había asientos disponibles que ocupar, por lo que se sentaron juntos, tratando de regular sus respiraciones agitadas, cansados por correr.

Aún cuando el bus arrancó, Lan Zhan no habló, solamente observó el lugar y luego a su acompañante, interrogante.

—Iremos de cita. —le guiñó un ojo y sonrió. —No te arrepentirás, regresaremos temprano, lo prometo.

Lan Zhan le regaló una pequeña sonrisa y luego asintió. —Mnm.

El viaje sería de al menos de una hora, por lo que Wei Ying recargó su cabeza en su hombro, viendo de reojo hacia la ventana. Intentando descansar cerró los ojos, poco después también sintió la cabeza de Lan Zhan reposar sobre la suya. Mientras transcurrían los segundos, no pudo evitar quedarse dormido y parecía que hasta Lan Zhan lo había hecho.

Al llegar, escuchó la voz de su novio llamar su nombre tan suavemente que en vez de despertarlo, lo hacía querer dormir un poco más.

—Wei Ying, llegamos.

—Mmm, ¿tan pronto? —se quejó, pero quitó su cabeza de su hombro.

—Fue una hora. Bajemos.

Alzó su mirada un poco desorientado, pero asintió, restregando sus ojos y levantándose del asiento para poder despertarse completamente. Las demás personas continuaban bajando, por lo que se colocaron en la fila, saliendo uno por uno.

Al bajar, se estiró un poco y aspiró el aroma fresco del lugar, Lan Zhan a su lado observaba el panorama, él llevaba sus mochilas, una en cada mano.

—¿Te parece lindo este lugar? Solía venir aquí de vez en cuando, el orfanato queda cerca de aquí, así que solía venir a este campo a relajarme.

—Mnm, perfecto.

—Lan Zhan, vamos. —tomó su mano y lo guió por el campo en dónde el pasto y las flores ya cubrían hasta un poco más de sus muslos.

—Cuando era pequeño todo esto se veía tan grande, ahora no nos cubre ni hasta las caderas. —comentó, mirando aún alrededor. —Si me agachaba, podía desaparecer de la vista de los demás.

—¿Jugabas con los otros niños?

—Sí, nos encantaba jugar a las escondidas. —sonrió ante los viejos recuerdos. —¿Jugarías conmigo? —preguntó, ganándose una mirada confundida de su parte. —Escondámonos. —le dijo, y antes que pudiera reaccionar, se lanzó hacia él con un abrazo. Lan Zhan se balanceó un poco por sus momentos impredecibles y aunque ya se había estabilizado con sus pies firmes en el pasto, hizo un ademán de caerse hacia atrás, obligándole a Wei Ying a ir con él y caer irremediablemente en su regazo. No hubo golpes, ya que Lan Zhan había anticipado la caída, logrando caer despacio y lento.

—Lan Zhan. —rio, aún sin quitarse de encima. —Realmente nos escondiste.

—Mnm.

—Entonces, ¿jugaremos a las escondidas?

—Mnm.

—Ahh, Lan Zhan, ¡esto será divertido! —exclamó riendo. —Iré primero, tú te escondes y yo te encuentro. Cada vez que lo haga, habrá un beso de penitencia, ¿de acuerdo?

Él asintió y así comenzaron con el juego, Wei Ying cerrando los ojos, contando hasta veinte y Lan Zhan escondiéndose en cualquier lugar, los dos en cuchillas o gateando, tal cual dos niños.

—Veinte. —finalizó su conteo, abriendo los ojos y preparándose para buscar. La regla era no ponerse de pie, porque sería muy fácil ser encontrado.

Comenzó a gatear por el lugar, buscando alguna sombra escondida o algún camino hecho por el recorrido de Lan Zhan por esconderse. Sin embargo, no había pistas. Aún así siguió gateando hasta conseguir hallar una. —Lan Zhan~ creo que ya te encontré. —dijo en voz alta, haciendo que la parte dónde suponía estaba Lan Zhan se agitara y el pasto se moviera, revelando así que su suposición era cierta. —¡Solo deja que llegue hasta ti! —se dirigió hacia aquel lugar, con prisa, pensando en perseguir a Lan Zhan en caso de que quisiera seguirse escondiendo. Pero cuando llegó y lo vio sentado en posición de loto, mirándolo fijamente, supo que no quería moverse de allí.

—Lan Zhan, ¿por qué no huíste? Se suponía que no debías dejar que te vea.

Él no respondió, solo bajó la mirada, allí pudo notar sus orejas sonrojadas.

—¡Ohhh! ¡Ya entendí! Lan Zhan si querías que te bese, me lo hubieras dicho. —sonrió de manera pícara antes de acercarse. —Bueno, de todas formas, te encontré y eso amerita un beso. Dámelo. —estiró sus labios en busca de contacto, pero Lan Zhan no se movió de su puesto. —Anda vamos, ¿me vas a negar un besito? —volvió a estirar sus labios.

Lan Zhan suspiró suavemente, eso podía tomarse como una risa de su parte. Poco después, deshizo su postura y se acercó, tomando el mentón de Wei Ying y plantando un beso en sus labios. Wei Ying abrió su boca para más contacto y con sus brazos rodeó su cuello, atrayéndolo hacia sí y cayendo con Lan Zhan arriba de él.

—Lan Zhan, te amo. —habló luego de separarse, seguido de un suspiro.

—Yo también te amo, Wei Ying.

Sonrió y besó sus labios en un corto instante, para luego con una de sus manos tomar su mejilla y acariciarla. —Eres hermoso. —susurró.

—Lo eres más.

Wei Ying atinó a reírse mientras se sonrojaba sin remedio.

—Traje de comer, ¿quieres un poco?

Lan Zhan asintió y con ello, Wei Ying tomó su mochila y sacó unos cuantos envases y bolsas. Lan Zhan lo miró curioso por la variedad que había.

—Oh, traje algunos cosas que te gustan, las compré antes de venir al colegio. Pensaba en cocinar algo, pero entonces la señora Yu me cuestionaría y tal vez ni me dejaría utilizar la cocina.

—¿Por qué?

—Bueno, se podría decir que una vez casi enciendo la casa... ¡Pero no fue 100% mi culpa! Suibian me entretuvo y olvidé apagar la hornilla y se quemó lo que había preparado... Definitivamente no me dejará cocinar nunca... Es por eso que no traigo nada casero.

—Está bien, las golosinas.

—¿Cierto? —sonrió y tomó una bolsa de papas. —Aunque es pura chatarra, ¿qué dijera tu hermano si supiera que alimento a su hermano con esto? Pensaba hacer de esta cita algo romántico, pero no me salió. Mira, hasta ensuciaste tus rodillas por jugar.

—No importa, contigo es perfecto todo.

—¡Lan Zhan, eres realmente..! Ah, avísame cuando quieras decir algo así, mi corazón es frágil, lo haces latir como loco.

—Mnm.

Sonrió ante su respuesta y besó su mejilla.

Abrió una bolsa y Lan Zhan abrió otra y juntos comieron en medio del campo. Más tarde hizo una corona de flores para Lan Zhan, la puso en su cabeza y se tomaron fotos, intercambiando la corona de vez en cuando.

Para cuando comenzó a atardecerse el día, tomaron el bus de regreso. Una llamada surgió del teléfono de Lan Zhan cuando ya estaban a quince minutos de llegar a la ciudad.

—Hermano, el tío acaba de llegar del extranjero. 




Amarte hasta el final de mi vida (WangXian) - AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora