Prólogo

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En la clase de Lengua y Literatura, el maestro Liu había propuesto el hacer un poema de dos estrofas en ese momento. Tal como lo había pedido, los estudiantes de 14 años comenzaron a elaborar sus versos.

A medida que el tiempo límite estaba llegando, los estudiantes se apresuraron a escribir, algunos aún en el primer verso otros poninedo ya su punto final.

Diez minutos antes de acabar la clase el maestro preguntó a cada uno el tema en el cual se inspiraron para crear su poema. En ese momento todos comenzaron a hablar, levantando la mano y esperando su turno.

—La muerte. —respondió Wei Ying cuando su turno llegó. —La muerte es poética también.

Algunos estudiantes lo miraron, pues la mayoría se había basado en sus sentimientos, tal vez en un amor no correspondido, un noviazgo o algo por el estilo.

El profesor lo miró y sonrió, dando a entender a todos que había aprobado su tema. Wei Ying se sentó luego de eso con una sonrisa en su rostro mientras movía sus cejas y golpeaba a su hermano en su espalda mientras susurraba, "te lo dije". Su hermano tan solo lo miró y negó con su cabeza.

Más tarde, cuando la clase terminó, se levantó en apuros yendo con necesidad y clara bandidura a molestar a su amigo Nie Huaisang, arrebatando el cuaderno de este de sus manos y leyendo el poema que había escrito. En Huaisang hubo un sonrojo tan potente al verse expuesto en esos versos, sin embargo no pudo detener a su enérgico compañero de clase.

—¿Tú también escribiste sobre amor? —preguntó Wei Ying mientras seguía leyendo. —¿Estás enamorado?, ¿por qué no lo sabía?—una sonrisa se formó en su rostro a medida que veía más el color carmín cubrir las mejillas de su compañero. —Huaisang, dime quién es la persona a la que dedicas estos versos, ¡eres un romántico empedernido!, la persona que lea esto caerá rendida a tus pies, aprovecha ese talento, quién sabe y después seas el Don Juan del instituto. —rió fuertemente al decir lo último.

—Aiyah, Wei-xiong, no me gusta nadie y no sé si quiera ser un Don Juan.

—No lo molestes. —intervino Jiang Cheng. —Lo que ha escrito está mejor que tus porquerías.

—Aww, Jiang Cheng también es romántico.

—¡Tú! —estuvo a punto de golpearlo, pero se detuvo y rió en medio de sus pensamientos. —Hablas como si no fueras a enamorarte, estoy seguro que te volverás un idiota cursi.

—¿Huh? Dices tonterías.

—¿Tonterías? Sí, claro.

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—¡Lan Zhan, Lan Zhan! ¡Mírame! ¡Gege!


Moraleja: Nunca digas de esta agua no he de beber.

Amarte hasta el final de mi vida (WangXian) - AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora