𝟖: 𝐑𝐄𝐕𝐄𝐋𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒✔️

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Briella.

En el amanecer del día siguiente todo era un desastre. Al despertar me di cuenta que Skade no estaba y no recordaba haber escuchado que hubiera llegado a dormir. Al salir de la choza me encontré con varios borrachos dormidos en cualquier lugar, algunos sentados, otros en medio de los caminos y unos cuantos más en los establos junto a los animales.

No tenía siquiera cinco minutos de haber llegado y ya tenía varios quehaceres por realizar.

Agda era una mujer mayor quien poseía el cabello blanco como la nieve, ella solía ser muy amable con todos –incluso conmigo– y era la encargada de la cocina. Ante la ausencia de varios sirvientes debido al festejo de la noche anterior me había pedido ir al corazón del pueblo a buscar algunas verduras para la comida a lo cual accedí con gusto. Al llegar a mi destino percibí las miradas despectivas de algunos pueblerinos quienes seguían actuando de esa manera aunque mi estancia en el lugar ya se había prolongado.

Mis ojos viajaran de puesto en puesto en busca de lo que necesitaba. Quería terminar con mi tarea lo más pronto posible para volver al Gran Salón, ya que la incomodidad de estar entre tantas personas que me veían como un horrible bicho raro comenzaba a invadirme. Me acerqué a una mujer que tenía muchas canastas con variedad de frutas y verduras.

Mientras tomaba las verduras que Agda me había solicitado pude escuchar los murmullos y risas burlonas de dos mujeres jóvenes quienes tenían puestos sus ojos sobre mí. Ellas creían que no entendía su idioma y en cierta parte tenían razón, pero también estaban equivocadas. Aún no aprendía su idioma del todo, pero ya comprendía algunas palabras como aquellos insultos que ambas lanzaban como veneno hacía mí persona.

Le pagué a la comerciante y me fui de inmediato. Cuando obtuve todo lo que necesitaba decidí que ya era tiempo de volver, en cambio, un puesto de telas finas llamó por completo mi atención. No me acerqué demasiado debido a que era una simple esclava y lo que menos quería era crear malos entendidos. Aún desde mi posición podía visualizar la seda blanca y el terciopelo rojo de entre todas las telas. Eran realmente preciosas y sin duda alguna lucirían increíbles en un vestido.

Vestidos como los que solía tener con colores vívidos, aquellos que eran dignos de una verdadera princesa, no los harapos viejos y descoloridos que usaba ahora.

—Tú debes ser Briella, ¿no es así? —una desconocida voz femenina hizo acto de presencia.

Sin reconocer aquella voz me di media vuelta para encontrarme con su dueña. Unos ojos azules que parecían trozos de cielo me recibieron. Una pequeña sonrisa se creó en sus labios, observé de pies a cabeza a la mujer que yacía a unos pasos de mi posición. Cabello rubio perfectamente trenzado, portaba consigo un hermoso vestido verde olivo a juego con una capa azul que combinaba con sus ojos. Era una mujer increíblemente preciosa y debido a su vestimenta y porte pude darme cuenta que no era una simple pueblerina.

Aunque no conocía exactamente su posición opté por ser respetuosa y después de unos segundos le respondí: —Así es mi lady, ese es mi nombre. ¿En qué puedo servirle?

Aunque me desconcertaba que supiese mi nombre trate de parecer lo más normal y tranquila mientras ajustaba el cesto de mimbre en mi brazo dentro del cual se encontraron las compras que había hecho recientemente.

—Llámame Lagertha —respondió—. Tú padre era Ecbert, ¿cierto?

«Era». Esa palabra había cavado un hueco en mi corazón y confirmaba una vez más que mi padre no habitaba más en este mundo terrenal. El desconsuelo me abrazo y pronto me sentí completamente desprotegida.

—Sí, es mi padre —afirmé.

—Llegue a conocerlo hace varios años, nunca pensé que tendría más descendencia. Fue un secreto que supo guardar muy bien —me miro de reojo—. Era un buen amigo mío y de mi ex esposo.

𝐖𝐀𝐑 𝐎𝐅 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐒 ༄𝑽𝒊𝒌𝒊𝒏𝒈𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora