𝟏𝟒: 𝐃𝐄𝐒𝐓𝐈𝐍𝐎✔️

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Briella.

El funeral de Sigurd había sido merecedor de un verdadero guerrero. Me sorprendía que estas personas celebraran la muerte. Claro que se sintió la tristeza, pero no duro mucho, ya que después del funeral se llevó a cabo una gran celebración en su honor. Percibí entre los pueblerinos a Ivar despidiéndose de su hermano. Después de todo, era lo último que podía hacer por él. Esa fue la última vez que lo vi. Llevaba tres días sin saber absolutamente nada de él. La situación era pacifica en la familia real por lo que no había odio a pesar de lo que hizo Ivar con su hermano.

Sin duda, las superaciones eran un poco más llevaderas para los vikingos pues ellos confiaban de manera ciega que algún día se volverían a encontrar con sus seres queridos, por eso no temían a la muerte. La reina fue quien más sufrió sin duda, muy apenas y pudo asistir a darle el último adiós a su hijo. No salía de sus aposentos para absolutamente nada. El desconsuelo por la muerte de uno de sus retoños y la desaparición de otro la hundían cada día más. Todo ese tiempo no me aparte de ella, pues era mi obligación permanecer a su lado. Era yo quien le daba de comer, la aseaba y vestía.

El embelesamiento por mi beso con Ivar no se iba a pesar de los días transcurridos. Fue mi primer beso. Toda esa situación causó un revoltijo de sentimientos en mi ser. Me encontraba confundida con lo que sentía y creía. No me arrepentía de haberle correspondido, lo volvería a hacer sin duda alguna. El lado racional y frío de mi cerebro me alertó que no estaba bien lo que me sucedía ahora. Me preocupaba su paradero, pero él había tomado esa decisión por su bien. La voz de Auslag me devolvió a la realidad.

—Puedes irte.

Apenas pasaba del medio día y me sorprendió que diera por terminado mi turno. Me acerqué a ella, quien se encontraba recostada de lado observando a la nada. No podía ni imaginar cuán doloroso era perder a un hijo. Ella podría tomarse el tiempo que necesitase hasta que pudiera vivir con la idea.

—¿Está segura, mi lady? —pregunté— Puedo quedarme lo que resta del día.

—Estoy bien, por ahora no necesito nada —su voz débil apenas era entendible.

—La dejaré descansar. Si necesita algo no dude en enviar a alguien a buscarme, vendré de inmediato —informe.

Asintió levemente con la cabeza y después cerró por completo sus ojos sumergiéndose en un profundo sueño. Cubrí su cuerpo con las pieles que utilizaba como cobijo y después salí. Al pasar por el salón principal mi frecuencia cardíaca se combinó con el nerviosismo cuando divise a Ivar sentado a los pies de los tronos mientras bebía de un cuerno. Hace días que quería verlo o saber una mínima cosa de él y ahora que lo tenía cerca no quería hacer más que desaparecer. Las manos comenzaron a picarme por el alboroto que causaban mis emociones. Ivar aún no se había percatado de mi presencia por lo que decidí continuar con mi camino.

—Briella.

Detuve mi andar en seco y tragué saliva. Me tomé mi tiempo para encararlo y pensar que decir sin verme tan tonta. Solo esperaba que mis expresiones corporales no me delataran. Respire suavemente y me mentalice. Una sonrisa apenada se formó en mis labios.

—Has vuelto —fue lo primero que se me ocurrió decir.

—¿Cómo está mi madre? —cuestionó. Aunque trató de ocultarlo note la preocupación en su varonil voz.

—Aún sigue triste pero se encuentra bien. Verte y saber que regresaste le sentará de maravilla, estoy segura.

—Me encantaría, pero aún tengo que hacer algo antes de verla —de un movimiento ágil se puso de pie, apoyándose en su muleta.

𝐖𝐀𝐑 𝐎𝐅 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐒 ༄𝑽𝒊𝒌𝒊𝒏𝒈𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora