𝟐𝟎: 𝐀𝐌𝐄𝐍𝐀𝐙𝐀✔️

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Briella.

No recordaba el momento exacto en el que mi mano había viajado hasta la nuca de Björn, mucho menos cuando me puse de puntillas para alcanzarlo mejor. Sus labios se sentían suaves y tibios. No era un beso apresurando, sino, uno lento el cual nos permitía ser perfectamente conscientes de lo que estábamos haciendo. Cuando decidí que ya era suficiente, mis pies volvieron a tocar el suelo y me alejé un poco. Nuestros ojos examinaban los del otro en espera de que alguno hablara provocando que me sonrojara. Me relamí los labios al mismo tiempo que mi mente se volvió completamente en blanco.

Su mano ruda y áspera tomó la mía entre las suyas contemplándome de forma implacable.

—Hoy es mi última noche en Kattegat —exclamó con tono ronco—, me encantaría pasarla a tu lado.

Las facciones de mi rostro no tardaron en demostrar la indignación. Quité mi mano de inmediato, como si hubiera tocado fuego vivo.

—No confundas las cosas Björn —respondí con molestia—. Yo no soy una cualquiera.

Sus ojos mostraron arrepentimiento al instante.

—No es lo que quise decir, jamás pensé eso de ti —dijo con seguridad. Su mirada era atenta y penetrante.

Björn era insaciable en ese aspecto, no podría ni siquiera contar todas las veces que lo vi salir del establo, del bosque o de su choza con el atuendo desaliñado. No era ninguna tonta y con él yo no sería una más. Fue ahí que me di cuenta de que con Ivar pensaba de manera distinta.

—Deja de perder el tiempo conmigo y ve en busca de alguien que pueda complacerte. Sé que no será complicado para Björn Ironside encontrar a alguien pronto —sentencié y me fui antes de que pudiera responder.

A la mañana siguiente todo el pueblo se había levantado más temprano de lo normal puesto que los barcos zarparían en cuanto saliera el sol. Me había costado mucho levantarme de la cama, no contaba con ánimos para nada. Y aunque preferiría quedarme bajo la calidez de las pieles no podía darme ese lujo. Tenía que estar presente en el muelle a la sombra de la reina. Antes de irme me acerqué al barril de agua para observarme, apreté los labios en cuanto vi mi reflejo y di un manotazo en el agua provocando que las ondas que se formaron lo eliminaran.

Mientras caminaba las voces de las personas resultaban ser incomprensibles en mis oídos. De un momento a otro decidí no asistir al muelle, preferiría ver la partida en la cumbre rocosa en la que encontré a Ivar cuando asesinó a su hermano, ya que desde ahí tenía una buena vista. Con suerte la reina no se daría cuenta de mi ausencia y si no fuera el caso por el momento no me interesaba sufrir alguna otra represalia o castigo. El viento era frío y cuando movió mi corto cabello la dignidad me dolió al recordar que los mechones ya ni siquiera alcanzaban a golpear mi rostro.

Percibí el sonido de los tambores y los buenos deseos de la reina para los viajeros. Los aldeanos gritaron con felicidad cuando los cabecillas de cada barco comenzaron a desatar las sogas que los sostenían en el muelle. Pude notar como Lagertha agitaba su mano despidiendo a su único hijo quien sonriente respondió de la misma manera. El agua comenzó arrastrar las naves emprendiendo finalmente el viaje. Podría jurar que el rubio fue el único que se dio cuenta de mi posición actual, pues aún ante la distancia su cuerpo se había girado en mi dirección.

Uní mis manos y me hinqué sobre las rocas, las cuales calaron de inmediato en mis rodillas. Ignoré la molestia y comencé a rezarle a Dios. Sentía que conforme transcurrían los días me iba alejando cada vez más de él y en estos momentos más que nunca necesitaba que me escuchara y ablandara los oscuros sentimientos que comenzaban apoderarse de mí. No quería que el odio tuviera cabida en mi vida. Necesitaba que Dios me diera el don de perdonar a las personas que me habían causado daño, pues temía que la negatividad me llevara a otros rumbos.

𝐖𝐀𝐑 𝐎𝐅 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐒 ༄𝑽𝒊𝒌𝒊𝒏𝒈𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora