𝟐𝟖: 𝐀𝐋𝐀𝐒✔️

270 30 4
                                    

Briella.

El tiempo pasaba tan rápido que a veces resultaba imperceptible.

Y, como todas las mañanas antes de iniciar con nuestras labores compartíamos juntos el desayuno. Nos habíamos convertido en una especie de familia. Desde que Alfred nos acompañó no volví a saber nada de ellos, mi hermano aún no se había preocupado en venir a ver lo grandioso que se veía este lugar. Lo que con tanto esfuerzo había logrado su hermana menor y que aún le faltaba mucho por hacer. Sabía de antemano que ese día llegaría, quizás pronto, quizás después. Pero algún día Aethelwulf vendría y esperaba superar sus expectativas.

Mientras los hermanos Ragnarsson charlaban entre sí mis ojos estaban clavados en la rubia frente a mí. Su mirada estaba gacha mientras removía sus alimentos sin apetito alguno. La conocía como la palma de mi mano y era obvio que algo le preocupaba. Su aura tensa y nerviosa era muy notoria. No quería cuestionarla frente a los hombres, tarde o temprano acudiría a contarme lo que sea que la tuviera así.

Una mano sobre mi hombro me hizo apartar los ojos de la hermosa vikinga y entonces se dirigieron hasta el dueño de dicha extremidad.

Le sonreí con amabilidad a Aldrich quien recién había aparecido mientras que Björn y Ubbe guardaron silencio casi por instinto.

—Buen día para todos —dijo el Conde.

Skade lo miro y volvió a bajar su mirada, Björn solo alzó su mentón y Ubbe fue el único en responderle —: Buen día, Conde.

Su agarre se intensificó sobre mi piel y fruncí el ceño debido a la confusión que me produjo su repentina aparición. Él lo notó de inmediato. La incomodidad entre los tres hombres era palpable, pero ninguno se atrevía a decir algo. Por supuesto que el sajón no era del completo agrado de los vikingos, mucho menos para Björn quien no se preocupaba en disimular su poca tolerancia. Los orbes grisáceos de mi esposo dieron un vistazo a la persona que estaba a mis espaldas: Beatrice. Por un momento me había olvidado de su presencia tras de mí y saber su posición me hizo viajar tiempo atrás, cuando me encontraba en su lugar solo que tras la reina Aslaug.

—¿Has olvidado algo, querida? — preguntó Aldrich en mi dirección.

Mi mente comenzó a trabajar de inmediato para tratar de descifrar a que se refería. Los pensamientos iban y venían pero no recordaba haber olvidado nada fuera de lo común en mí día a día. Hasta que mi mano toco la piel desnuda de mi cuello. La ausencia del metal que siempre me acompañaba me dio una posible idea. Mi corazón comenzó a latir rápidamente al imaginar que lo había perdido, sin embargo, Aldrich extendió su mano frente mi rostro y después la abrió dejándome ver el tesoro más preciado que tenía.

No fue mi intención parecer irrespetuosa, pero me fue inevitable no arrebatárselo.

—No recuerdo habérmela quitado —respondí mientras mis dedos acariciaban la cadena.

—Tal vez se desabrochó y se cayó mientras dormías.

—Quizás —mis fanales recorrieron la reliquia por lo que pude percatarme de que el broche no estaba roto así que no pudo abandonar mi cuello por esa razón, pero eso era lo de menos—, agradezco que me lo haya devuelto, mi lord.

Una sonrisa se dibujó sobre sus finos labios.

—Sería un honor para mí ponerlo en su lugar —expresó.

Björn puso los ojos en blanco y sus facciones fastidiadas crecían cada vez más. Lo reprendí con la mirada.

—Por favor —accedí.

Le entregué el collar y después me alcé el cabello para que tuviera una mejor visibilidad al colocarlo. El frío del metal me provoco un leve escalofrío, pero rápidamente acogió la calidez de mi piel y la apática sensación desapareció.

𝐖𝐀𝐑 𝐎𝐅 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐒 ༄𝑽𝒊𝒌𝒊𝒏𝒈𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora