Hoseok era el chico del río. Se la pasaba flotando por horas y horas, solo viendo como el tiempo transcurría a su alrededor... Entonces en una de esas ocasiones le encontré, y fue inevitable el no sentir curiosidad por alguien como él.
Pero había un...
—Te mentí. Sí tengo recuerdos de mi pasado, aunque son algo confusos y por eso mismo te lo oculté hasta estar del todo seguro. Verás... Tú y yo nos conocimos desde antes, cuando eras una niña. No estoy seguro de lo que soy o de dónde provengo, pero mi existencia comenzó a tener sentido cuando apareciste.
Me mantuve en silencio mientras lo escuchaba. Su semblante serio me indicaba que el tema era importante, y tras escucharlo lo confirmé. Tenía mucho que procesar, pero también tenía que hacer un esfuerzo para no interrumpir y que el pudiera continuar su explicación.
—En una de las ocasiones que viniste con tu familia, salvé a tu hermano para que no se ahogara y tú a la vez me salvaste a mí, pero yo era muy frágil y que sobreviviera era algo complicado. Menos mal el río es bueno y se apiadó de mí, gracias a eso me prometió que te vería nuevamente siempre y cuando permaneciera siendo su guardián. Así que me quedé y esperé estación tras estación para verte de nuevo. Hasta que apareciste, y ahora puedo tenerte frente a mí.
Guardó silencio, tal vez esperando a que yo dijera algo, pero en verdad no sabía qué decirle. ¿Qué significaba lo que decía? ¿Acaso podíamos estar juntos sin restricciones o era que había llegado el final de un nosotros y de él?
Recordar el pasado tampoco era mi fuerte, sentía que había un bloqueo en los recuerdos, especialmente en los días en la cabaña. Todo lo que había pensado de esos viajes pareció no tener sentido de un momento a otro.
—¿Yo... te nombre por Hoseok? —le pregunté sin saber qué más decir.
—Sí, y también por Hobi. Tú me diste una identidad y una razón por la cual vivir.
Aquello sonaba tan fuerte. De creer que éramos unos completos extraños a unos peculiares amantes, al final resultaba que estábamos más conectados de lo que pensaba.
Había tenido tanta razón en decir que el chico del río era alguien especial.
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