Este lugar se sentía tan familiar, tan conocido y al mismo tiempo, lo encontraba, viéndolo ahora, completamente diferente. Luego de todos estos años, se podía ver el esfuerzo que pusieron en mejorar todo.
La mayoría de las casas eran mucho más grandes y firmes, las calles, abandonaron las tierras y ahora eran asfaltadas e incluso las plazas, ahora estaban cubiertas de juegos, para que los niños pudieran acercarse y jugar.Estaban bastante equipados, con muchas tiendas, escuelas y hospitales, lo que me llevaba a pensar en el porqué de irse tanto tiempo a la ciudad.
Aquí lo tenían todo, incluso la tranquilidad que en la ciudad se extrañaba, pero sin embargo, ellos parecían no valorarlo.Tal vez era porque no habían sido forzados a irse, a no regresar, a abrirse camino en un mundo nuevo y diferente, porque de haber sido así, estoy segura de que se sentían como lo hacía ahora mismo, con el sentimiento de nostalgia quemándome.
Sin embargo, había cosas que no habían cambiado, que aún permanecían ahí como un constante recordatorio. Ese viejo sauce, aquel en el que mi padre dio su última respiración, antes de dejar este mundo y dejarnos a mi madre y a mí, estaba firme a pocas calles de donde nos encontramos ahora.Luego de verlo, de camino hacia aquí, debí recordarme a mí misma, que no podía permitirme ser débil, ya que eso me expondría, pero tampoco podía mostrarme divertida, que era lo que tal vez esperaban de mí.
—¿Y qué dices pequeña luna, no es genial nuestra manada? — Centré mi atención en Fernando, quien estaba parado junto a Kevin, estirando su brazo sobre su cabeza.
—Lo es, pero, ¿Por qué teniendo un lugar así de hermoso, se van a la ciudad diario? —ante su mirada de confusión, señalé con mis manos hacia las tiendas que se encontraban allí. —Por lo que veo, aquí hay trabajo, hay escuelas y hay todo lo que podrían necesitar.
—Puede ser Sídney, pero debíamos ir en busca de algo que aquí no conseguimos encontrar. — alcé una ceja hacía Kevin, preguntándome qué diablos podían necesitar que no hubiera aquí.
—¿Y eso es?
—Compañeras. — Cantó Fernando la palabra, como si me dijera algo obvio.
De cierta manera debí imaginarlo, sino, ¿Por qué dejarían esto?
—¿ Tú ya la encontraste? — pregunté, tratando de ser amable con él, ya que al parecer nos veríamos con bastante frecuencia.
—No, pero no creas que eso me desmotiva. —se encogió de hombros y trató de disimular la mueca de decepción en su rostro, sin embargo la había visto. — A mí y a mi lobo, nos gustan los desafíos.
—Tú estás loco.
—En eso tienes razón Sídney, lo está, pero es una gran persona y ha sido mi amigo desde que tengo uso de razón.
—¿Amigo? He salvado tu jodido trasero en más de una oportunidad, yo diría que soy más como un hermano. —se quejó Fernando, consiguiendo una palmada en la espalda de mi compañero.
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Una segunda oportunidad
WerewolfTratar de encontrar un lugar al que llamar verdaderamente "hogar" es bastante difícil, pero cuando la tragedia vuelve a golpear su vida, a Sidney Madrigal esto y no dejarse caer, le resulta casi imposible. Mientras se encuentra repentinamente sola...