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El día de hoy todo parecía salir mal, cada cosa, por pequeña que sea, parecía arruinarse

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El día de hoy todo parecía salir mal, cada cosa, por pequeña que sea, parecía arruinarse.
Los empaques terminaban desastrosos, los errores en los envíos y hasta había perdido la cuenta de la cantidad de veces que me había cortado. Sin dudar era una gran ventaja que pudiera sanar enseguida, de lo contrario ahora estaría de regreso en el hospital.

Desde el día anterior no dejaba de pensar en la manada, en mi antiguo hogar y en las cosas que Kevin me había contado. Odiaba, con todas mis fuerzas, el haberme permitido aceptar su invitación, ya que de no haber ido, ahora no estaría deseando volver y entrar allí para comprobarlo todo.
Tenía que entender que el ir y verlo todo desde cerca no cambiaría las cosas, mis padres no volverían y mi inmenso rencor hacia todos no se esfumaría. Yo no era mi madre y no podía olvidar todo, exponiendo mi otra mejilla para que ellos, sin ningún reparo, golpeen.

-¿Sidney, estás bien? -Sabía que Pamela notaría algo raro en mí.

-Sí, por supuesto, ¿Qué podría estar mal?

-No trates de engañarme, te he estado observando y no has dejado de comportarte de manera extraña. Has estado todo el día como en otro lugar, no sé en qué estarás pensando, pero sea lo que sea, parece estar preocupándote.

-No es nada, de verdad que estoy... -comencé a decir, solo para ser interrumpida por Marco, quien traía de regreso otra caja.

Al parecer en verdad todo me salía mal el día de hoy...

-Sidney, volviste a equivocarte con esta entrega y nuevamente la regresaron. ¿Qué está mal contigo hoy? - ¿Por qué demonios no dejaban de preguntarme eso?

Mire a Pamela, quien me observaba con una perfectamente perfilada ceja y una clara expresión que me decía "¿Seguirás tratando de mentirme?"
Rápidamente voltee y volví mi atención hacia Marco, quien seguía apoyado contra la reciente caja devuelta, mientras tecleaba algo rápido en la pantalla de su teléfono.

-Lo siento, creo que debí confundir las entregas.

-Esta es la cuarta, creo que hoy he hecho más viajes que nunca antes. Incluso a Hernán le devolvieron otras tres. -¿es que no se daba cuenta de que este era el momento perfecto para callarse?

-Sidney ... -comenzó a decir Pamela y me adelante a tratar de justificarme. Lo único que me faltaba ahora, era perder el trabajo por unos pequeños errores.

-Lo sé, debo concentrarme más y eso haré. Prometo que revisaré cuatro veces las órdenes antes de enviarlas.

-No Sidney. - miré a Pamela, verdaderamente preocupada, ya que si me despedía no podría juntar el dinero que necesitaría para irme de aquí. - Puedo ver qué aún no te recuperas del todo, lo mejor es que vuelvas a la casa y descanses. Creo que te vendría bien tomar el resto del día para descansar y poner tus pensamientos en su lugar.

-Pero ...

-Hazle caso Sidney, es mejor tomarte un descanso ahora, a pasar más días fuera. -Entendí la indirecta de Marco, en ella me decía que Pamela no dudaría en despedirme si no la obedecía.

Una segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora