19.

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Al día siguiente la discusión entre Deena y Hernán había terminado, lo supe cuando los vi, juntos, esperándome fuera de la casa

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Al día siguiente la discusión entre Deena y Hernán había terminado, lo supe cuando los vi, juntos, esperándome fuera de la casa.
Al ser domingo, no trabajábamos y para ambos, esto solo significaba que teníamos el día libre para salir y divertirnos.

No tenía ni siquiera una sospecha de las locuras que circulaban, libremente, por sus cabezas en estos momentos. Pero lo que si sabía, era que dentro de mí estaba creciendo la duda e incluso un poco de nervios y miedo.
No es que fueran a llevarme a un lugar peligroso, no los veía capaces, pero había ocasiones dónde se mostraban un poco temerarios.

—Vamos Sidney, será divertido y mi primo estará allí. —por un lado era un buen incentivo, pero aún así me provocaba una enorme pregunta.

—¿Por qué no vino él a buscarme?

Ahora que finalmente le había dado el sí, parecía como si él estuviera dejando de intentarlo. ¿Acaso debería haberselo puesto aún más difícil?
Tal vez Kevin me veía como una especie de reto, uno que deseaba tanto conquistar y ahora hecho, había perdido el interés.

¡No! ¿Pero que demonios estoy pensando? Esto sonaba bastante ridículo, considerando que anoche nos quedamos hasta altas horas de la madrugada pegados al teléfono.

—Él quería hacerlo, incluso hasta último minuto iba a hacerlo, pero entonces llegó Fernando y le informó que había un problema, por lo que le fue imposible. Pero no te preocupes, él no tardará en ir también.

—¿Y a dónde se supone que vamos?— pregunté, manteniendo aún un poco de recelo.

De hecho la mirada que ambos compartieron tampoco me hizo sentirme muy tranquila. Tenía el leve presentimiento de que nada bueno saldría de esta salida.

—No, de eso nada, es sorpresa. ¿Acaso no confías en nosotros? — no lo hacía, no ahora mismo y no luego de todas las veces que me habían vendido.

El que no haya respondido, debió ser suficiente respuesta para Hernán, ya que luego de suspirar y acomodar su cabello, me dio una sonrisa de lado.

—No iremos a ningún lado peligroso. Puedes creer que somos locos, pero si algo te sucede, seremos a quienes Kevin buscará y torturara.

En eso tenía razón, Kevin los mataría si algo me sucedía. O esperaba que lo haga.
Pase los siguientes diez minutos meditando si ir o no, pero finalmente accedí. No era una cobarde y siempre podría negarme a hacer lo que se propusieran.

—Solo les voy a decir que si estoy incómoda, no dudaré en irme.

—Deja de ser tan desconfiada, ¿Cuándo te hemos dado razones para que no confíes en nosotros? — miré a Deena con una ceja alzada y los señalé a ambos.

—Tú le cuentas cada uno de mis movimientos a tu primo, solo espero que no le digas en el momento en el que voy al baño. Y tú, —dije llevando mi atención a Hernán. — No dudaste en decirle mi secreto, aquel que te conté con la promesa de tu silencio. Así que perdónenme por no confiar en ustedes.

Una segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora