Hola Harry, lamento haberme ausentado de esa forma ayer, me gustaría verte hoy, ¿almorzamos?
Te quiero... Herms.
Envió la cara directamente desde su despacho. La conversación del sábado con Draco todavía resonaba en su mente, incluso después de haber pasado un excelente fin de semana en su compañía.
Había sido demasiado cómodo estar rodeada de sus brazos, impregnada de su esencia, invadida por su masculinidad por tanto tiempo. Ni siquiera recordaba con claridad las comidas o las conversaciones después del desayuno del sábado, sino a la serpiente devorando sus labios, sus propios gemidos repletos de placer, las caricias salvajes. Hermione sonrió al posar sus ojos sobre su falda negra, escondiendo fielmente unos cuantos hematomas que nada tenían que ver con el dolor.
Lo había disfrutado, de formas indescifrables. Y tenía que admitir que era por el hecho de que Draco no había retrocedido en sus acciones, no etiquetaron la relación, pero tampoco la mancillaron, solo estuvieron allí, juntos.
Tal vez debía hablar con él, era tiempo. Volver no significaba volver a un nada.
El picoteo incesante en la ventana de su oficina la sacó de sus pensamientos, la nueva lechuza de Harry había enviado su respuesta.
Por supuesto, llevaré el almuerzo.
También te quiero. Harry.
Hermione sonrió. Lo extrañaba, no podía negarlo. A veces pensaba en lo desagradable que fue por momentos la relación entre ambos después de haber roto con Ronald, debió haber supuesto que el lazo que los unía era más fuerte de lo que la unía a él, por un tiempo sintió celos, incomprensión, pero la compañía de Ginny fue suficiente para entender que no era una competencia sino una cuestión de química fisiológica, con el tiempo se dio cuenta que su cariño por Harry no había menguado, incluso cuando el contacto si lo hizo.
Algo diferente entre Ronald y ella, pero bueno, sus antecedentes no eran los mismos. Tal vez, ahora, después de entender que la vida era más complicada de lo que pensaba, podía darse una nueva oportunidad con Harry, dar un paso evolutivo para recuperar la relación que un día valoró con toda su alma y que todavía consideraba irrepetible.
El sonido de la puerta la hizo espabilar, no esperaba a nadie, sin embargo, no era de sorprenderse que alguien la buscara, lo extraño era que su secretaria no le hubiera avisado antes.
- ¿Quién? – Se acercó hacía la puerta, sin abrir todavía.
- La pelirroja de tus sueños, guapa. – Hermione sonrió. Abriendo sin preámbulos la puerta de caoba, dejando a una reluciente pelirroja entrar a través de ella y recibir un efusivo y apretado abrazo.
- ¿Por qué tan feliz?
- Tal vez por el mismo motivo que no nos escribimos este fin de semana... - Contestó picara. Hermione sonrió con más ahínco, confirmando en el proceso aquella aseveración. - ¡Joder! Que estoy feliz.
- Yo también... - Susurró avergonzada.
- No hay serpiente que folle como esa víbora.
- Lo pongo en dudas... - Debatió.
- ¡Herms, modales! – Exclamó. Colocando su mano en el centro de su pecho. Hermione carcajeó. Cerrando la puerta para sentarse frente a su escritorio nuevamente. – Pero, cambiando de tema, deberías hablar con Oliver, tuve que excusarme con él por tu ausencia, al igual que me excusé con Kingsley, asegurando que habías tenido una emergencia familiar. – Hermione cayó en cuenta entonces de lo que había hecho, había plantado como una arpía a Oliver, un hombre que no merecía un trato así, ¡Dios mío! Él era un encanto y lo que sentía por Draco no era ninguna justificación.
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Mustelidae
FanfictionPost - Hogwarts. *ADVERTENCIA= CONTIENE ESCENAS SEXUALES EXPLÍCITAS, TORTURA Y ASESINATOS.* Las paredes húmedas del aula de pociones es testigo de un encuentro bastante inusual. Después del colegio, las vidas deben continuar, y el pasado no es ni...