Un sabor metalizado invadió sus papilas gustativas, tenía la boca pastosa, pesada, sedienta. Inhaló con lentitud, después de cerciorarse de no ver nada aún cuando había abierto los ojos, la venda que cubría sus ojos estaba bien apretada en su cabeza. Agudizó sus oídos, esperando escuchar algún sonido que le indicará donde estaba, pero el silencio aturdió sus tímpanos.
Las manos atadas a su espalda le apretaban las muñecas, sentía un liquido escurrirse entre sus brazos, imaginaba que era sangre, o sudor. No lo sabía con certeza, al menos no sentía dolor. Intentó repasar la condición actual de su cuerpo. Las sensaciones que la definían.
Estaba cansada, exhausta. Sedienta. La cabeza le dolía horrores, sus labios estaban cuarteados, era la única parte de su cuerpo que le ardía muchísimo. Las muñecas le dolían por la presión que ejercían las cuerdas alrededor de ellas.
Intentó verificar la condición de su tórax, pero un golpe seco impactó su rostro de forma grotesca. Jadeó. Incapaz de ignorar el dolor.
- Sangre sucia... - escupieron contra ella. Una voz que, aunque había cambiado, tenía el mismo matiz de siempre. No pensó que alguien como él tuviera las bolas para secuestrarla, mucho menos para tenerla prisionera, conociendo el poder mediático que ahora tenía su nombre. - ¿Pensaste que los fieles permitiríamos las injurias que pretendes cometer? – Escupió de nuevo. Tanto odio. Hermione apretó su mandíbula, crujiendo sus dientes. – Usando las estrategias baratas de una ramera para conquistar a nuestro antiguo príncipe.
- Un cobarde... - Otra voz. Ronca. Gastada. Repleta de desprecio. Hermione no reconocía esa voz, al menos no con facilidad. Intentó pensar, usar su capacidad racional para busca la manera de escapar de ese lugar. Había intentado realizar hechizo básicos, sin embargo, nada parecía funcionar. No sabía la razón. – Puedes deshacer la poción. – Hermione se timbró. Recordando la forma en la que Claire comenzó a reírse, frenética. Pero no pudo divisar nada al voltearse, la inconsciencia la golpeó rápidamente.
- No puedo creer que Draco haya caído tan bajo. – Escupió. Su voz chirriante la hizo timbrarse. Mierda, fue lo único que logró caligrafiarse en su cerebro. – Chupando las medias de esta simplona. – Hermione sabía que esperaban sus gritos, movimientos torpes donde se notara su desespero, pero esperaba que supieran también que las hazañas absurdas que estaban cometiendo le saldrían caras.
Parecía que todavía no la habían torturado, sin embargo, todavía no entendía porque no lograba hacer ningún hechizo básico sin varita.
- Puede ser que ellos sean idiotas, pero yo no. – Unas uñas se afianzaron sobre su quijada, apretándola con rabia. Su sangre comenzó a correr sobre su piel, le ardió horriblemente, pero la castaña no se inmutó.
Con un nuevo movimiento se deshizo de la venda que le impedía hablar. Inhaló con sus labios. La falta de agua le estaba pasando factura, la pastosidad de su boca era demoledora.
- ¿Crees que, si te tenemos aquí, junto a nosotros, el señor Malfoy se digne a venir? – Preguntó. La melosidad volvió a impregnar su tono de voz.
Hermione se timbró. La reconocía.
- Amira... - Pronunció. Silaba por silaba. Sintiéndose como una completa inepta. - ¿Dónde está Claire? – Preguntó de inmediato. Había ocurrido el día que falto, mierda. La venda que cubría sus ojos comenzó a aflojarse, cayendo casual sobre su regazo.
Observó con atención a cada uno. Amira estaba frente a ella, mostrándole la exuberante sonrisa que poseía, el vestido oscuro que realzaba sus curvas, esa mirada desquiciante, lunática como nunca antes había visto, ni siquiera en Bellatrix.

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Mustelidae
FanfictionPost - Hogwarts. *ADVERTENCIA= CONTIENE ESCENAS SEXUALES EXPLÍCITAS, TORTURA Y ASESINATOS.* Las paredes húmedas del aula de pociones es testigo de un encuentro bastante inusual. Después del colegio, las vidas deben continuar, y el pasado no es ni...