Hermione no estaba segura cuanto había extrañado las manos de Draco acariciar su cuerpo, tampoco podía asegurar si era solo la sensación nostálgica de su piel que todavía exclamaba al sentir sus labios electrificando cada poro de su cuerpo, dilatando sus pupilas, humedeciendo el centro de su cuerpo. Pero estaba segura que no quería estar en otro lugar más que en ese, besando al hombre con mirada metalizada, acariciando esa espalda varonil que tenía cicatrices de un pasado oscuro.
Si, definitivamente Hermione quería estar allí, bajo el cuerpo sudoroso del hombre con nombre de estrella, con el hombre que había jodido su infancia y ahora lo hacía de una forma mucho más placentera.
- Quiero arriesgarme... - Susurró contra sus labios. Hermione jadeó al sentir la intromisión placentera de su masculinidad despierta en su complacida feminidad. Intentó abrir los ojos, enfocar su atención a las palabras vagamente escuchadas.
- ¿Qué? – Un jadeó quedo salió de sus labios, mientras afianzaba su agarre a la espalda de Draco. Ese despiadado hombre sabía muy bien lo que hacía, no había dudas.
- Quiero darte el cuento de hadas... - El vaivén de su cadera disminuyó, encarando con su plateada mirada la ardiente llama que lo miraba expectante, ansiosa por seguir sintiendo las embestidas descontroladas.
- Draco... - Susurró. Jadeante, exhausta. Sintiendo que el mundo le daba vueltas, una penetración profunda la hizo cerrar los ojos con fuerza. - ¿Podemos hablar de esto después?
- No. – Férreo. Una nueva intromisión. Más potente. Otro gemido salió despedido de los labios de la castaña sin tregua.
- Tú no crees en las relaciones, - admitió al borde de la locura. Aceptando que, si se negaba a hablar sobre ellos, Draco sería capaz de detenerse y eso si no se lo perdonaría. – lo dejaste claro la otra mañana. – Casi no pudo formular la oración de manera adecuada, el frenesí se apoderaba de su interior. Un fuego ardiente se abría paso en lo más bajo de su vientre.
- Creo en ti... - Un ronco jadeo impactó contra sus labios. Estremeciendo cada partícula de su interior. Draco ingresó una de sus manos a la melena despeinada de Hermione, apretándola contra su frente, absorbiendo sus exhalaciones erróneas, mordiendo su labio inferior, mientras la penetraba con fuerza, estaba al borde del orgasmo, sintiéndola de esa forma. Viendo nuevamente su mirada, sintiendo su calor inundar su frío cuerpo, enroscando sus piernas alrededor de su trasero, permitiendo la entrada libre de su masculinidad.
No valía la pena seguir con el juego absurdo de no aceptar que estaba completamente derretido por ella.
Tenía que aceptar que había sentido un infierno devorarlo cuando la vio besándose con el idiota de Oliver, lo peor fue verla salir el sábado por la noche con una botella de vino, pensó en renunciar a su proyecto, dar por sentado que había fracasado una vez más como un ex slytherin.
Pero ella lo había buscado en la torre de astronomía, incluso cuando había aceptado humildemente que no volvería a besar los labios que ahora devoraba con ansias hambrientas, había aceptado con humildad, cualidad que no gozaba de poseer habitualmente, que sus temores de caer enamorado de Granger era exactamente el resultado que había obtenido antes de incluso aceptarlo. ¿Quién osa con dar una métrica exacta para considerar adecuado un enamoramiento? ¡Joder, nadie! ¡NADIE! Y que lo tacharan de mentiroso.
Estaba enamorado, no solo de su cuerpo, no era solo en la forma en que movía su cadera para aumentar el contacto frenético de sus caderas al unirse.
Tampoco era en la manera erótica en que mordía sus labios cuando estaba excitada o encontraba la respuesta de alguna interrogante que venía golpeando su cerebro incesantemente.
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Mustelidae
ФанфикPost - Hogwarts. *ADVERTENCIA= CONTIENE ESCENAS SEXUALES EXPLÍCITAS, TORTURA Y ASESINATOS.* Las paredes húmedas del aula de pociones es testigo de un encuentro bastante inusual. Después del colegio, las vidas deben continuar, y el pasado no es ni...