❥ 𝕟𝕖𝕫.۵

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Un fin de semana, finalizando Marzo, ambos se divertían cocinando un pie de frambuesa.

La cocina estaba hecha un chiquero, pues Polnareff era alguien muy disperso en lo de cocina se tratase. Harina en todas partes, azúcar flor, fruta roja salpicada al igual que merengue y crema en diversos lugares incluido en los cocineros, quienes estaban por finalizar su obra maestra.

--Creo que le faltó un poco más de azúcar-- decía el egipcio analizando el merengue. Jean se acercó a un lado de su compañero, miró la mezcla y oara comprobar lo que decía su amigo, el muy pillo metió un dedito a la pegajosa sustancia blanca.
--¡Oye!, ¡Para eso tengo aquí el mezclador!

El francés lo ignoró y solo se concentró en el sabor de la preparación, la cual comprobó que su amigo estaba completamente erróneo.

--¡Moh Moh, te pasaste de dulce! No le eches más azúcar.

--¿Qué? ¡No juegues!

--Mira, prueba --le iba a dar en la boca pero el egipcio estaba mirando a otra parte y no había escuchado mucho al chico, por lo que la mezcla acabó en su mejilla.

--¡Pero...

--¡Maldición Avdol, sorry!

Viendo esa mirada juguetona se hizo la idea de que Avdol no se la iba a perdonar fácil. Si ya no estaban lo suficientemente sucios con la preparación ahora estaban peor, manchados de blanco a más no poder, sobretodo Polnareff, quien ya era blanco de por sí, ahora parecía ser de mármol. En sus hombros, brazos, abdomen, clavícula, pecho, mejilla, mentón y nariz.
Una idea traviesa recorrió la mente del moreno quien paró en seco. Fue extraño, pero lo imaginó dentro de la tarta y bañado en crema y merengue mientras él degustaba del plato, más bien, de Jean.
Maldición, ahora se sentía un tanto incómodo, pues con quien había pensado morbosamente estaba parado frente suyo, manchando con el mezclador los gruesos labios del confundido moreno.

--¡Touché!

Mierda ahora pensó en otra cosa. ¿Qué le estaba pasando que estaba tan atrevido? ¿Pensando en que Jean le daría un beso donde lo había manchado?

Estaba ya hace mucho con pensamientos así de raros. Se había dado cuenta unas tres semanas de estadía en casa del albino que sentía algo especial, desde el viaje de 50 días en Egipto, por el chico. Y estando en el hospital comenzó a cobrar mucho más fuerza. Pero se negaba, pues tenía consciente que era Jean, un hombre. Un hombre con un fuerte gusto y deseo de una mujer, sabía que no tendría oportunidad. Pero, ¿oportunidad de qué?
Estando ya en Francia conviviendo con esa persona que le daba estocadas a su pecho y le hacía sentir cosas extrañas en el estómago, fue que aceptó lo que ocurría. Estaba enamorado.

No lo veía como algo malo, sabía que el amor le llega a cualquier persona y puede engancharte con quien sea, en el caso del egipcio fue con un hombre. ¿Qué iba a hacer? Así pasaron las cosas y prefería mil veces que fuera Jean, pues de ser otro hombre le habría sido difícil que hubiera ocurrido algo como lo que estaba experimentado ahora. Y de ser con una mujer, le habría costado desemvolverse, les tenía tanto respeto y temor que prefería no molestarlas con su presencia, solo las miraba desde lejos. Pero Polnareff era su amigo, ya tenían un nivel de confianza muy alto, solo que conociendo al albino, le veía difícil llegar a ser algo mucho más de lo que ya eran.

Decidió parar el juego poniendo de excusa que ya estaba algo cansado. Por lo que retomaron la elaboración de la tarta y meterla al horno. Limpiaron la cocina y una vez limpia se limpiaron ellos mismos. Avdol miraba con disimulo como el blanquito se limpiaba con un trapito húmedo el rostro, pero pasó de largo con su nariz y siguió limpiando su ropa. Una vez más, los impulsos de Mohammed cobraron fuerza. Se acercó a su amigo y lamió el merengue que reposaba en la punta de su nariz. Jean le miró atónito y rojito, Avdol se vió muy apendo y solo desvío mirada nervioso y jugando con sus manitas.

Mierda mierda mierda, ¿cómo es que la caga de nuevo?

Sin embargo el francés no estaba molesto. Le lanzó una mirada juguetona y traviesa mientras reía bajito.

--Oye, también tengo un poco aquí --dijo apuntando a su voluminoso pecho escotado.

--No wei Polnareff --dijo muy avergonzado imaginado la situación.

Polnareff estalló en una carcajada al ver la reacción esperada del piel canela quien también reía.

Agradecía que no se lo tomara a mal cuando este tipo de cosas le pasaban. Talvez no le molestaba que Mohammed fuera así de cercano.
¿Cómo reaccionaría si éste, le daba un beso?

Be Continued--->

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Holi,

Solo me queda decir,
espero no me haya quedado muy raro 😳

Ya falta poco pa la otra parte del libro 👀

Pus eso

Adiu ✌

z
Tengo tuto uu z

.۵ : 𝔸𝕄𝕆𝕌ℝ 𝔸ℕ𝔸𝕋𝕆𝕄𝕀ℚ𝕌𝔼 ❥ 𝔸𝕧𝕡𝕠𝕝 (𝕁𝕁𝔹𝔸) : ۵.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora