Ya era Marzo, habían pasado ya casi dos meses. Avdol no se había ido. Eso había pensado Polnareff hace unos segundos. ¿Qué no tenía una casa que mantener allá en Egito? ¿No tenía un trabajo al cual asistir en Egipto? ¿Se llevaría a Iggy con él? Esas preguntas danzaban en su cabeza mezclándose, llegando a una sola: ¿Por qué no se iba?
Mientras Muhammad secaba los platos veía de reojo al francesito quien miraba a un punto fijo de la mesa y en la palma de su mano descansaba una de sus mejillas. Esa parte en su carita de piel elástica, suaves y aperladas, y de un tono rosadito que hacía juego con su blanquita piel de porcelana, adornadas con unas diminutas pequitas que al albino ya no le avergonzaba mostrar. Su exquisita mejilla se almoldaba a su mano dando a demostrar lo blanditas que son.
--Jean... --le llamó el egipcio para atraer su atención, lo notaba muy concentrado en su mente. Sabía más o menos lo que estaba pensando.
--Muhammad, --estos dos se complementaban de alguna forma. De tanto tiempo conviviendo juntos, el egipcio podía saber lo que pensaba y el francés se daba cuenta cuando este le leía la mente. Y es así sin más que solo soltó la pregunta. --¿No tienes casa en Egipto?
Okey, haber pensado en responder esa pregunta era fácil por el hecho de pensar que esto no iba a ocurrir. A decir verdad le avergonzaba la respuesta, sabía que por el hecho de ser mayor que el albino, maduro y radiante de sabiduría (aunque Avdol lo niegue), decirle la verdad cambiaría esa imagen. Debería ser ese tipo de hombre que idealiza Jean, pero debía probar cuanto valía realmente esa amistad entre los dos, y qué tipo de amistad.
Bochornoso y jugando con sus delitos decidió la lanzar, de a poquito, la verdad.
--Pues... hace ya un tiempo, no me estaba yendo muy bien --tragó grueso antes de contestar la parte más difícil, esto ya era un acercamiento íntimo pues le estaba contando algo que ni al viejo Joseph que es su amigo también le contaría --estuve en dos trabajos: siendo adivino y bibliotecario. Siendo adivino tarotista no muchos se acercaban, ya sabes, pensando que podría ser un fraude o alguna especie de estafador. Y en la biblioteca sólo te dejan desaparecer por un período corto, y en ese viaje de casi un mes, ya te puedes imaginar que el dueño no me sigue esperando. Me estaba endeudando por mantener la casa pequeña donde estaba viviendo, ya de seguro me la embarcaron.
Ya lo había contado todo. A diferencia de Polnareff, quien era capaz de contarte todas y cada una de sus vivencias y ponerlas de ejemplo para casi todo o meter en la charla recuerdos de la nada, algo que caracterizaba a Avdol dentro del grupo es que era reservado, sus sentimientos o sus inquietudes más profundas pasaban enfrascadas en su interior. Vaya que estos dos contrastaban.
--Mierda, ¿y pensabas irte después? ¿Sin una casa allá en Egipto?.
--Pensaba quedarme un tiempo corto, no pensaba que me sentiría tan cómodo aquí. Lo que menos quiero es molestarte, me acogiste por muchos días y te la debo. Prometo encontrar empleo para pagarte mi estadía y buscar en otro lado donde pueda...
--Eh, para. No me debes nada Avdol, te ofrecí quedarte aquí y por el tiempo que quieras. No tengo problema tampoco si prefieres quedarte a vivir aquí conmigo, he pasado 3 años solo sin nadie que me reciba en casa, sin que nadie viera la televisión conmigo, que baile la música de la radio conmigo o que me acompañe en las comidas, o a quien decirle buenas noches. Jamás me ha impotado los regalos, solo quiero a alguien que me deseé un feliz cumpleaños, una feliz navidad y alguien que me de el abrazo de año nuevo, y la única persona con quien podía hacer todas esas cosas, ya no está.
Lo decía con tanto peso en sus palabras que podías sentir el nudito en la garganta que Jean estaba formando en ese momento. Y es que era cierto, padres no tenía desde una edad muy temprana y tuvo que hacer de esos roles para cuidar a su hermana pequeña. Pensar que Sherry no tuvo ninguna figura materna/paterna más que Polnareff. Y en Polnareff quien se esforzó por mantener a los dos a flote y que de un día para otro le hayan arrebatado a esa única persona que le quedaba de familia, a esa persona que debía amar y cuidar y que haya pasado algo como eso, debe sentirse horrible, debe de pensar que ha fracasado como hermano, hijo, como hombre y como persona, pero es que, nada de eso era su culpa, nadie iría a saber que algo así pasaría. Hizo lo que pudo y demás que ha hecho un excelente trabajo.
Pero retomando el tema, de no ser por la existencia de Dio, no habría conocido a los crusaders, y de ser así Jean estaría completamente solo.
Pero, ¿y que hay de Muhammad? Apesar de disfrutar la soledad y vivir ya muchos años solo, de igual manera sentía la necesidad de tener contacto con alguien, tener con quien compartir su día a día, estar con alguien a quien cuidar.
Al parecer, ambos tenían una misma solución a su dilema.
--Aún así, voy a buscar empleo para poder mantenernos a los dos.
--Por mí está bien, solo quiero que nos llevemos bien a lo largo de los años.
--¿De verdad quieres que viva contigo? ¿Qué viva para siempre contigo?
--Siempre y cuando sea lo que quieras. Tu estadía en estos dos meses me devolvió la vida que creí perder hace tres años.
Maldición, Jean era realmente lindo, no se había dado cuenta de lo que estaba haciendo, pero lo abrazó y le respondió:
--Tu haces que mi vida sea mucho más divertida y que tenga un sentido. Mis padres me advirtieron que tarde o temprano, alguien se quedaría conmigo y de por vida. Me alegro que ese alguien seas tú.
Estaba en un momento bastante emocional, y tomó su carita y besó esa exquisita y suavecita mejillita. Pero se arrepintió al segundo de darse cuenta, ya la ha vuelto a cagar con sus weas raras de darle besos, pero esta vez el resultado fue distinto. Los cachetitos de Polnareff se pusieron rojizos como unos tomatitos que maduran bajo el sol y hundió su carita en el trapecio del egipcio, abrazándolo con más fuerza y suspirando en su cuello. Maldición esta sensación era más que rara, pero le encantaba. Instintivamente correspondió el abrazo con mucha más fuerza y hundió su nariz en su cabello blanquito, el corazón de ambos latía con fuerza. No sabrían con exactitud cuanto tiempo llevaban abrazados, pero se les hizo eterno.
Algo estaba floreciendo en ellos.
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Be Continued--->
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Holis, volví, y puede que vuelva con menos frecuencia ahora que le trabajos de la u se pusieron medios complicados. Pero trataré de actualizar en cuanto pueda y terminar el libro, créanme que mi objetivo es terminarlo jsjsj Pus, eso.
