Empezando el día sábado ambos dormían, Jean encima de Mohammed, ambos con los torsos desnudos. Las cortinas habían quedado abiertas dejando entrar hileras de luz solar impactando en la piel de la pareja.
Avdol fue el primero en despertar, pestañeó con fuerza debido a la molestia de la luz impactando en sus ojos, giró un poco la cara encontrando a esa belleza blanca de cabellos platinados brillando por la luz.
Quería permanecer así un rato más con él pero tenía que ir al baño. Lo movió un poco para no despertarlo. Miró la hora, era medio día ya, mejor se vestía ahora.
Saliendo del baño y colocándose la ropa interior fue a despertar a su hermoso y resplandeciente novio. Era de sueño pesado así que había que tener paciencia. El peliblanco se había girado quedando boca arriba, con esa piel de porcelana aperlada y de apariencia de haber sido pintado con trazos suaves de blanco, grises, rosas y amarillo. Sus pesones rocita claro en ese pecho esponjado y acolchado y su abdomen trabajado y bien formado. Rodeado y cubierto por debajo con sábanas color hueso más el cobertor beige, tenía una obra de arte ante sus ojos y quería entrar dentro de ella, sentir su textura, olor y también quería comprobar si tenía ese sabor que transmitía a la vista, dulce.
Se acercó a su lado para besar su mejilla.
—Buenos días mi pedazo de amanecer, hora de despertar— decía en un tono seductor, al no tener respuesta siguió repartiendo besitos por su rostro. Al no lograr su cometido tuvo que pasar al otro nivel para llamar su atención. Comenzó a besar, morder y lamer sus orejas para luego dirigirse a la clavícula y prosiguió con el cuello, probándolo con su lengua y succionando haciendo ruidos obscenos, el de abajo se movió y quejó un poco, estaba funcionando. Bajó a su pecho besándolo y enterrando su rostro restregandolo en medio de los dos, tenían ese olor a leche de coco y rosas que le brindaba calma. Dirigió sus labios a uno de sus botoncitos rosas succionandolo y con una mano de Magician pellizcaba el otro. El dueño de aquellos botones fue agitando su respiración y dando unos suaves pero audibles gemidos, mientras tomaba la cabeza del egipcio, no sabía si quitarlo o aprisionarlo para que siguiera, había despertado un poco alarmado por sentir que se lo estaban comiendo, pero los estímulos estaban a otro nivel, sentía que era elevado a las puertas del cielo.
—Al fin despiertas mi bello durmiente.
—¿Acaso eres el portero del cielo?¿Podrías abrirme?—preguntaba en un tono seductor abriendo las piernas, en sus calzoncillos se veía una especie de montaña resurgiendo. Deseaba fuertemente ser abierto por allí debajo.
—Espero tengas algo de comer, estoy con un hambre insaciable.
Miró su pancita con esos montuculos agrupados entre sí pero de forma ordenada, dos filas de 3 cerros de dunas de arena blanquecina.
Polnareff deseaba que arrancaran su ropa interior y liberaran su intimidad para ser deborado allí debajo, pero esos pensamientos fueron cambiando al sentir besos, lamidas y también intento de mordidas en su guatita que terminaban produciéndole cosquillas. Reía al sentir que era deborado allí, y tenía sus mejillas encendidas de rojo debido a la vergüenza de lo cosquilludo que era.
—Ya debes levantarte— finalizó diciendo Avdol acabando con el juego —vé a lavarte, mientras yo preparo el desayuno.
Se separó y fue rumbo a la cocina.
Maldición, ahí quedaron sus ganas.
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Be Continued--->
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Listoo, ahora sí pude corregir algunas cosas. Cuando lo publiqué vi que me equivoqué en unas partes y cuando lo iba a corregir se me murió el celular XDDDD ya estaba con 1% de batería
