Capítulo 31

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El camino fue silencioso, ambos iban sumidos en sus propios pensamientos

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El camino fue silencioso, ambos iban sumidos en sus propios pensamientos. Ella pensaba que se estaba arriesgando demasiado, pero no deseaba parar, y él anticipaba las poses y las fotos que intentaría tomarle.

Xavier abrió la puerta y la dejó pasar, ella fue directo al sofá y se sentó.

—¿Entonces? ¿Lo haremos? —preguntó él ansioso. Se quitó el saco arrojándolo al lado de ella y se aflojó la camisa.

—Hmmm... Primero necesito hacerte un par de preguntas —dijo ella y él asintió.

Caminó hasta ella y se sentó en frente, justo en la mesita ratona desde donde la había observado dormir.

—Dispara.

—¿A dónde llevas ahora a las chicas? —quiso saber y luego se mordió el labio, inquieta por esa respuesta.

—¿Qué chicas? —inquirió él desconcertado.

—Las chicas con las que te acuestas... ya no las traes aquí —susurró apenas, avergonzada.

Él sonrió, era adorable, podía pasar de ser la mujer más hermosa y sexi del planeta a ser la muchacha más tierna y dulce del universo.

—A ningún lado, Sabrina, no estoy con nadie desde... la última vez —admitió.

—¿De verdad? —preguntó ella con una chispa de ilusión.

—Claro...

—¿Y eso? —quiso saber.

—Puede que te haya dado la impresión de que soy una especie de Don Juan, pero no es así, no es que todos los fines de semana tenga que acostarme con alguien o enloqueceré —bromeó—, solo aprovecho las oportunidades cuando se dan...

—¿Y no has tenido oportunidades en este tiempo? —preguntó.

—Sí... es decir, oportunidades se pueden fabricar —añadió—, pero no he tenido necesidad...

—¿Por qué? —quiso saber, ansiosa por la respuesta.

—Porque no —respondió él.

No iba a decir más, pero en su mente la respuesta fue clara. Por ella, porque no tenía espacio para nadie más en todo su ser desde que aquella chica se había colado en su piel y en su alma.

Sabrina asintió, no iba a forzar más.

—¿Qué harás con las fotos que me tomes? —quiso saber.

—Pues haré murales y empapelaré todo —dijo y señaló el departamento—, o pondré una gigantografía en el techo, sobre mi cama —admitió.

Ella se echó a reír.

—Es en serio, Xavi... Yo nunca hice algo así, ni siquiera lo contemplé... esto es... una locura —afirmó—, y si lo hago quisiera tener la tranquilidad de que no terminará como en la historia que imaginamos, que no acabará en la tapa de alguna revista de chimentos o en la sección imágenes de Google para que cualquier persona me use como portada de su historia en Wattpad.

Todos los tonos de tu alma ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora