Capítulo 6

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Xavier la vio partir y fue al baño para darse una ducha y sacarse los rastros de sexo del cuerpo, no le gustaba dormir así, le hacía sentir sucio

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Xavier la vio partir y fue al baño para darse una ducha y sacarse los rastros de sexo del cuerpo, no le gustaba dormir así, le hacía sentir sucio. Luego volvió a su habitación y cambió las sábanas, llevó las usadas al lavarropas y lo puso a andar.

Iba a tocar la batería, pero no quiso hacerlo, eran cerca de las cuatro y no era buena hora para despertar a la vecina, aunque esperaba que los gritos de Sandra no lo hubiesen hecho, porque vaya que esa mujer era ruidosa.

Se acostó. Por suerte ese sábado no tenía mucho que hacer e iba a poder dormir un rato más. Estaba agotado, la preciosa mujer que lo había acompañado a la cama esa noche era sexy y atractiva, había sido una noche apasionada. Sin embargo, se sentía vacío.

Esa sensación siempre lo acompañaba luego de un revolcón, pero no parecía ser suficiente para impedirle volver a hacerlo, volver a buscar a alguien con quién pasar el rato. Comparó el sexo con la batería, eran las dos cosas que lo hacían explotar y sacar por fuera toda la frustración que lo tenía preso.

Perdió la mirada en el techo. El sexo era satisfacción de un momento, lo disfrutaba sí, pero no era algo que le pareciera extraordinario, lo dejaba con ganas de más, pero no sabía de qué más. Pensaba que estaba muy sobrevalorado, o quizás era por las películas que lo teñían siempre de algo maravilloso y especial.

De pronto se preguntó qué estaría haciendo ella, nunca la había tenido de esa forma, aunque le había tocado rescatarla de situaciones de ese estilo.

Buscó su celular para revisar de nuevo los mensajes de Esme. Solo en esa semana había mandado cinco, y era raro, porque luego de que él se marchara y de que ella intentara comunicarse sin éxito por meses, parecía haber entendido la indirecta y le había dejado de escribir. Pero ahora, en todos decía que era importante que hablaran y que tenía novedades.

¿Qué novedades podría tener ella sobre la mujer a quien había amado por años?

Suspiró.

¿Quería saber algo de ella?

Solo esperaba que estuviera bien...

Qué lejos estaba el Xavier que una vez fue del que era ahora, aquel había sido un chico dulce con el corazón cargado de ganas de amar y de entregarle todo eso a la única mujer a la que había amado desde que tenía al menos unos quince años. Pero ella no era para él, nunca lo había sido, ni a los quince, ni a los veinte, ni a los veintitrés, cuando por algunas semanas le hizo creer que al fin había llegado el momento de amarlo.

Y él sabía, lo sabía cuándo lo miraba que eso no era cierto, lo sabía cuándo él la tomaba de la mano o cuando la besaba. Lo sabía porque la conocía y había visto sus ojitos azules mirar a Leo, su primer novio, de otra manera. Lo sabía porque cuando lo miraba a él no había la misma chispa, no había la misma emoción... pero aun así no perdía las esperanzas de conquistarla, de lograr que cuando el mundo volviera a girar para ella, él fuera el primero a quien ella deseara amar.

Todos los tonos de tu alma ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora