el mostruito de papi

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La pequeña cargaba con su peluche Tommebear, jugando con el en los toboganes, cuando aquellos despiadados mocosos llegaron.

—ayy un osito, damelo_ habló un niño rubio de ojos cafés, tomando al peluche.

— No! E-ese es Tomme bear, era de mi papi!_

—oww la niña extraña a su papi_

El niño miro con malicia a sus dos cómplices, asintió con la cabeza y uno fue atrás de Tambri, sosteniendola de los brazos por la espalda.

—H-hey! Que hacen?!_

—trae una tijera Derek, vamos a hacer una operación de emergencia a este oso_ habló con una sádica expresión.

Los niños son crueles.

Tambri lloraba y gritaba, podían lastimarte, golpearla, insultarle, pero no dejaría que se metieran con el peluche que su Papa con tanto cariño le dio.

El mocoso rubio le dio el peluche a su amigo, tomando las tijeras mientras su amigo separaba una de las orejas del oso para que fuera cortada

Y lo hizo, lo cortó.

Tambri se sentía impotente, ese enano estaba arruinando su oso de felpa.

Iba a pagar.

El niño reía cruelmente mientras cortaba las extremidades del oso.

Pero....

El niño que sostenía a Tambri fue brutalmente golpeado contra una de las paredes, decorando esta con la sangre rojo carmesí.

Los dos niños vieron aterrados el brillo púrpura que humeaba de la cueva vacía de la niña, además de esa boca de dientes monstrusamente afilados como una trampa de osos.

La pequeña persiguió sin mucha dificultad a ambos niños, agarrando primero al cómplice del niño rubio y dislocandole el hombro.

El grito de agonia se escucho por todo el patio de juegos, aterrizando a los demás niños que vi an horrorizados

El niño estaba escondido dentro de un juego, tapando su boca con ambas manos totalmente aterrado.

Una mano atravesó el plástico del juego y lo tomó del cuello, haciéndolo traspasar el muro de plástico rompiéndose en el proceso uno que otro hueso.

Luego de eso, todo se puso negro para Tambri.

Lo único que recuerda de todo l escándalo es a ella siendo tomada del brazo por la maestra y siendo encerrada en el armario de limpieza, luego tal vez se durmió, tal vez se desmayó, no lo recordaba.

Ahora estaba parada en la oficina de la directora, llorando asustada.

No sabía porque estaba allí, sólo recordaba que su osito fue destruido, sólo eso.

Su Papa llegó poco tiempo después, y a ella la sacaron para que la directora, la maestra y Tom hablaran a solas.

—EXIJO QUE LA MADRE SE PRESENTE, SUS METODOA DE CRIANZA SON PRIMITIVOS SI LA NIÑA REACCIONA ASI_

Tom estaba muy tranquilo, sabía que su princesa de 4 años no podría haber controlado aquel impulso que el hasta hace poco había aprendido a controlar con sus 30 años de edad, y que algo realmente malo debió pasarle para hacer una cosa así.

Tambri era prácticamente una Santa en casa.

—bueno, llamaré a la madre de mi hija para que puedan hablar_ dijo con una sonrisa cínica, marcando el número de su esposo que acababa de llegar a casa y contándole la situación.

Tanto a la maestra como a la directora casi les da un infarto al ver entrar, no a una mujer "decente" sino...

A un hombre, con una cicatriz enorme en la mitad de su cara, una prótesis mecánica, un parche en el ojo y de todo menos femenino.

—para que quería verme, directora_

—u-usted es la madre?_musito tratando de ocultar su temor.

—Así es, hay algún problema con mi pequeña?_ aquel hombre tenía un fuerte acento nórdico.

—d-de hecho sí! Su hija es Un monstruo, casi mata a tres de sus compañeritos porque por accidente rompieron su juguete.

Tord se veía serio, como si estuviera conteniendo un gran enojo.

—ohhh~ en serio?_ Tord abrió un maletín que traía consigo, en el cual había una laptop.

La abrió y pulso una tecla que inició un video de una recopilación de su pequeña siendo violentada por los niños y maestros de ese lugar.

Tom estaba atonito ¿Porque Tambri no le dijo nada? Sabía que seguramente algo había, pero pensó que se trataba de una discusión entre una amiga y su hija, no algo asi.... se sintió tan impotente.

La directora sentía el sudor frío correr por su frente.

—Honey, ve con Tambri, tengo algunas cosas que aclarar con estas señoras_ ordenó con una voz fría de comandante.

Tom hizo cas sin rechistar, incluso con algo de miedo, su esposo era aterrador a veces.

Tambri vio salir a su Papa de la dirección, dirigiendose directamente hacia ella y empezando a llorar repitiendo "lo siento mi vida, debí darme cuenta".

La pequeña sintió tanto alivio, que se echó a llorar con su papa.

Ambos ignoraban completamente el amortiguado ruido de cosas rompiendose, golpes y algunos gritos que venian desde la sala de la directora.

—que tienes ahí cielo?_ habló Tom señalando la bolsa de papel que tenía la pequeña.

—esos niños destruyeron a tomme bear_ dijo algo triste.

—tranquila, lo repararemos en casa_ le dio un beso en la frente a su pequeña y salio con ella en brazos a comprar un helado.

Al volver, vieron como Tord salía bastante tranquilo de la oficina

—me alegra que hayamos llegado a un acuerdo señoras_ habló con un tono algo tetrico cerrando la puerta de aquella oficina.

Adentro estaban las dos mujeres que torturaron a su pequeña, y mejor no se las describo. Sólo les digo que... Tord es un sadico.

El noruego marcó a Paul y Patrick para que "sacarán la basura" y se fue con su niña para echarse a llorar.

—perdón por no estar para ti mi cielo, prometo ya no trabajar tanto y estar más en casa_ dijo besando las manitos de su pequeña.

La niña no estaba enojada con ninguno de los dos, estaba feliz de que la defendieran.

—quien es el monstruito feroz de papi?_ preguntó Tom juguetonamente cargándola mientras la pequeña disfrutaba de su helado.

—Yo! Yo! Ragw!_ dijo la pequeña.

—ustedes son mis dos monstruitos_ habló Tord abrazandolos y poniendose de puntitas para besar la mejilla de su esposo.

Una monstruosa, pero unida familia feliz.

Al final le buscaron una mejor guardería a Tambri. Y Tord se aseguró de que su pequeña recibiera un buen trato.

una vida juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora