Ahora que Tord estaba embarazado, debía cuidarse durante las primeras dos semanas para no perderlo.
Y por eso Tom se volvió amo de casa a tiempo completo.
Limpiaba, cocinaba, llevaba a Tambri a la escuela y a sus actividades fuera de esta, lavaba la ropa, paseaba y le daba de comer al perro.
No es que Tord fuera perezoso, Tom no dejaba que hiciera nada de esfuerzo físico, temeroso de que perdiera al bebé ya que era muy delicado las primeras dos semanas.
Por eso insistía en que Tord se quedará en cama, o que si quería salir, no se fuera caminando sólo, que el podría llevarlo y traerlo a cualquier hora.
Ese día, Tord se quedó en casa calculando el presupuesto de su armada, una tarea tranquila en la que podría estar acostado y no hacer mucho esfuerzo, cosa que Tom aprobaba.
El británico aprovechó para llevar a Tambri al parqué, y disfrutar de una tarde comiendo helado, columpiandose y jugando con su papá y el perro.
Tom había querido invitar a Edd, para que viniera con Matt y Jace pero dijo que estaban ocupados como para ir, ya que a cierto pelirrojo se le dio por meter una olla al microondas y sorpresa sorpresa, explotó.
Ahora toda la cocina era un desastre y parte de la pared estaba quemada así que no, no irían.
A Tambri le molestó un poco, quería ver a su primo pero si no se podía, no se podía. No había mucho que pudiera hacer al respecto.
Lo primero que hizo, fue ir a los columpios, pero estaban ocupados, por tres adolescentes.
-oigan, cuando terminen puedo subirme?_ preguntó de forma algo tímida.
-Nah, nos vamos a quedar aquí toda la tarde, pierdete mocosa-habló uno de cabello castaño medio, algo largo atado en una coleta.
La pequeña se alejó algo intimidada, y fue a buscar a su papá que estaba jugando un rato con el perro, con los ojos lagrimosos.
Esos chicos eran groseros.
Usualmente, Tom salía con Tambri de casa usando gorras o lentes de sol, cualquier cosa que cubriera sus cuencas para no asustar a los niños de los lugares infantiles a los que llevaba a su hija, como el parque o McDonald's, Tambri sólo usaba el flequillo largo de un lado.
Cuando la pequeña le contó lo que le dijeron, a Tom le rechinaron los dientes por el enojo.
Le dijo a Tambri que se quedará cuidando a Muffin, y que el ya volvía.
Se acercó a los columpios, con su gorra y lentes de sol puestos, antes de llamar la atención de uno de los chicos tocándose el hombro.
- Oigan ustedes_les habló, tratando de sonar lo más educado posible, no era bien visto "acosar" a un adolescente.
-¿que quieres viejo?_ habló gruñonamemte uno de los chicos, de cabello rubio y ojos verdes.
-me parece que no está bien acaparar los juegos del parque, hay otros niños que quieren jugar, y no los estarían dejando_ trataba de no enfadarse ante la actitud de estos mocosos, pero mantenía la compostura.
-Y a nosotros que? Es un espacio libre, si no les gusta larguense_ respondió el tercero, de ojos marrones y cabello negro.
Tom perdió los estribos, así que en vez de gritarle, decidió asustarlos.
Dejó que sus cuencas humearan, mientras bajaba sus lentes despacio, dejando ver pulgada a pulgada sus dos cuencas de un color magenta brillante.
-no deberían hablarle así a un adulto que no les a faltado el respeto_ Masculló, mientras su voz se hacía más "de ultratumba" de lo normal, y su mandíbula tronaba grotescamente a la vez que sus dientes crecían hasta ser filosos y puntiagudos, pero mantuvo la boca cerrada para que no lo vieran. Se le estaba saliendo un poco de control.
Los tres pubertos se alejaron, algo intimidados.
-N-no nos asusta con un truco de magia barato, pierdase anciano_
Ya, se acabó el Tom paciente.
Tomó aire y rugió con fuerza, mostrando las dos hileras de afilados dientes que crecieron.
Los tres huyeron despavoridos del sitio, dejando los columpios totalmente libres.
Tom se relajó, mientras sus cuencas se apagaban y sus dientes disminuian su tamaño, tornando su mandíbula seguido de un mueca de dolor.
-Auch, creo que tengo una caries_ se sobó la mejilla adolorido.
La pequeña se acercó por el escándalo, viendo que estaban los columpios libres.
Sin pensarlo, ató al perro, se subió al columpio y su padre empezó a columpiarla, empujando cada vez más y más alto, demasiado alto diría yo.
Tanto yo como ustedes sabemos que esto se va a poner feo.
En algún momento, Tom recibió una llamada de Tord, y se alejó un poco para contestarla en caso de que fuera algo serio.
—Si, bueno ¿entonces Paul te lleva? Mhm_
Mientras Tambri seguía columpiandose por su cuenta, empezando a perder el control y....
Y voló.
Lo siguiente que vio Tom es a su niña volando, cayendo de cara en el suelo casi enterrada, quedando inmóvil, unos segundos después escuchó los fuertes llantos de Tambri, más por el susto que por el dolor.
Le colgó a Tord en medio de lo que le decía para ir a ayudar a su pequeña.
El perro ladraba y jalaba de la correa, intentando ir al rescate de su dueña.
Tom cargó a Tambri y su rostro estaba lastimado.
Cayó de perfil, así que sólo de raspó la mitad derecha de la cara, pero también le sangraba la boca y la nariz por el golpe.
Su ropa estaba sucia, sus rodillas y manos estaban rapadas y embarradas.
En pánico, Tom desató al perro y llevó a su niña al auto, conduciendo hasta la casa.
A pesar de la sangre, no se veía tan grave, y quería lavar las heridas de su hija lo más pronto posible, antes de que le ardiera demasiado.
En menos de cinco minutos llegaron a la casa y Tom subió con la niña en brazos, llevándola al baño y empezando a lavar su cara con agua fría.
Cuando lavó por completo la sangre, logró ver que la razón de la sangre en su boca era que a Tambri se le cayeron los dos dientes frontales.
Qué bueno que eran sus dientes de leche.
Con alivio de que no se mordió la lengua o algo peor, desinfecto los raspones y colocó curitas, además de ponerle un algodón en la nariz para que ya no sangrara.
Ahora.... ¿Cómo le decía a Tord que la niña perdió dos dientes y se hizo mierda contra el suelo porque se distrajo?
Ay, estaba muerto.