Adelantamos 2 años y medio, la pequeña ya tiene 4 años y su padre la alista para su primer día en la guardería.
Tord tristemente no pudo estar, hubo unos problemas en la armada y tuvo que irse temprano en la madrugada. No volvería hasta dentro de un par de meses.
La pequeña usaba un guardapolvo azul claro con cuello blanco y un bolsillo en la panza, además de unos shorts, unos tenis y su pelo atado en dos colitas decorado con prensitas de moñito. Tenía una lonchera de pokemon y una mochila roja. Tom había logrado aprender peinados hace algún tiempo, y le encantaba peinar el largo cabello de su pequeña.
Tom la llevo caminando, ya que quedaba cerca, mientras hablaban.
La pequeña Tambri no quería ir, nunca había estado con alguien de su edad y mucho menos se había alejado de sus padres más que para quedarse en la casa de sus tíos o abuelos a dormir o por trabajo de sus papas.
Al llegar, había una mujer algo regordeta y bajita de cabello canoso y ojos verdes, que vestía un guardapolvo de maestra, aunque a Tambri no le agradó.
—Hola, soy Thomas Ridgewell y ella es mi pequeña Tambri, viene para su primer día de guardería_ habló con una sonrisita.
La mujer se disgusto ¿Qué diablos con este sujeto? Esas cuencas negras eran tan desagradables ¿Era un delincuente? De seguro era un loco que se tatuo los ojos.
Aún así no iba a decir nada al padre, puso su mejor sonrisa de atención al cliente y habló.
—mi nombre es Marta, seré la maestra de su hija por el resto de este año_ dijo_ así que ti eres Tambri?_ preguntó.
Tambri sólo se escondió atrás de la pierna de su papa, algo no le parecía común en esa señora.
—disculpe, es muy timida_ habló Tom acariciando la cabeza de su pequeña.
—le aseguro que aquí estará segura y se divertida mucho, vamos Tambri_ tomó la mano de la pequeña y prácticamente la arrastro adentro.
Apenas Tom perdió de vista a la pequeña rompió a llorar.
—se llevaron a mi bebeee_
Por otro lado, Tambri estaba asustada, sentía sus ojos picar con las ganas de llorar, quería ir con su papa, no quería estar allí.
—entra linda_ dijo la mujer Canosa señalando la puerta.
La pequeña entró y se encontró con un salón lleno de niños, muchos jugaban, otros dibujaban, otros hablaban.
Nunca había visto a otro niño de su edad, sentía que iba a llorar en cualquier momento.
—oigan niños, tienen una amiga nueva_ dijo la mujer sonriendo
Los niños miraron a Tambri y ella ya casi no podía contener las lagrimas. Estaba asustada
—presentate lindura_ habló dulcemente
Tambri sentía un nudo en su garganta aunque pudo por fin hablar.
—s-soy Tambri Ridgewell Larsson.... u un gusto_ habló en un hilito de voz con la cabeza hacia abajo sin mostrar su rostro.
Se oían cosas como "que linda!" "Es extranjera?" "Amo su cabello!" Y cosas así.
La pequeña usaba un flequillo que tapaba uno de sus ojos, más específicamente su cuenca.
La maestra la mandó a hablar con algunos niños y ella empezo a tomar confianza.... hasta que...
Ya sintiéndose más cómoda peino su flequillo detrás de su oreja, exponiendo su cuenca.
—Ewww esta tuerta!_
—que ojo tan feo!_
—fenómeno!_
La pequeña estaba confundida ¿Tuerta? ¿Fea? ¿Fenómeno? Porque decían eso? Porque eran tan malos?
Sus lágrimas revalsaron sus ojos y se fue llorando con la maestra.
—m-maestra Marta, e-ellos m-me dijeron fenómeno, tuerta y fea_ habló casi sin poder articular palabra.
La mujer miro asqueada la cuenca de la pequeña.
—y que eres? Eres sólo un fenomenito pequeña mocosa, anda, deja de estar chillando y lavate la cara_ habló la mujer amargamente mientras leía una revista.
Tambri estaba sola, en una esquina jugando con plastilina, aún llorando.
Estaba formándose a sí misma con sus papas en plastilina, quería irse a casa y llorar en el regazo de su madre, quería su peluche tomme bear, quería su lechita con chocolate y sus galletitas caseras que le hacía su Papa, quería que su mamá jugar a con ella y que su Papa le cantará, cualquier cosa que la hiciera sentir en casa, cualquier cosa menos estar allí.
Una niña pelirroja de ojos amarillos le jaló el pelo y la levantó de la coleta.
—A-Ayy!_ lloro la pequeña.
—oye rarita, esa es mi plastilina_ dijo con soberbia.
—p-pero estaba con los juguetes..._
—que la dejes! Eres tonta? Hazme caso o te irá peor_ dijo tirandola a un lado.
Tambri sólo sentía como su cuenca desbordaba de lágrimas, esa chica era muy mala.
El día transcurrio de la misma forma, algún niño iba y se metía con Tambri, Tambri los acusaba y la maestra la mandaba a jugar sin hacer nada para evitar que siguieran molestandola.
Cuando salió, su padre la esperaba y ella fue corriendo hacia ellos, llorando.
—y como te fue princesa?_ habló tom
—hiciste amigos?_preguntó nuevamente
—Tambri es una dulzura, pero estuvo llorando porque lo extrañaba_ habló aquella despiadada mujer.
—ay cielo ¿Me extrañaste?_
La pequeña lo pensó un momento, luego asintió, no quería preocupar a su padre.
—ya, vamos a casa, mañana volverás a ver a tus amigos_
¡¿Mañana?! Iba a volver a ese horrible lugar mañana?!
Y los días pasaron, la pequeña mentía a su padre sobre los amigos que tenía cuando en realidad todos la maltrataban, y Tom le creía ingenuamente. Tambri era buena ocultando su dolor.
Se cumplieron 3 meses, 3 meses de tortura para la pequeña que sentía que no aguantaría más, y ese día.... Ese día no iba a soportar mierda.