Estoy echando de menos hasta tus motes cursis

700 45 1
                                    

Mar

Después de ese día con Adrien, había pasado ya un mes.

Estábamos a 4 de marzo de 2023, lunes.

Una semana antes del famoso desfile en el Louvre, estaba de los mismísimos nervios por todo. Aunque mirando el lado positivo, Adrien y yo estábamos mejor que nunca, se notaba que las cosas se arreglan hablando y no dejándose de hablar.

Esa misma teoría me la podría aplicar al tema de Samuel y no lo he hecho, en fin.

Adrien y yo estábamos merendando en silencio, como siempre yo estaba perdida con mis pensamientos.

—Ey, ¿con ganas de mañana ir a ensayar por fin al Louvre?

—Uf si, estoy muy emocionada pero a la vez muy muy nerviosa...

—Todo saldrá bien Mar...

Acabamos de merendar y sonó el timbre, cogimos nuestras cosas y volvimos a clase. Madame Isabelle ya nos esperaba en la puerta, y tenía buena cara...

—Venga chicos, siempre sois los últimos...

—Perdona Madame...

Le contestamos Adrien y yo avergonzados, era la última hora de ese eterno lunes lleno de preparativos, Isabelle empezó a hablar de lo que haríamos está semana antes del gran esperado día, primero nos organizó por parejas, la cual la mía era Adrien, para salir juntos en la sección del desfile en parejas.

Hicimos un par de preguntas para aclarar el que llevar mañana. Después de eso dio la clase por finalizado, y por fin pude salir de este infierno de día. Cogí mis prendas confeccionadas y me las llevé a casa.

Intenté darme la más prisa posible para llegar a mi apartamento, aunque con los cachivaches que llevaba hoy más que nunca tenía que ir con cuidado de que las prendas no se me cayesen.

Así que llegué el doble de tarde que solía llegar a casa normalmente, por caminar pisando huevos para que no se me cayesen nada. Subí medio corriendo las escaleras para llegar a mi apartamento, nada más llegar deje las prendas estiradas en la cama para que no se arrugasen y mucho menos se manchasen.

Corrí a prepararme la comida, estaba desmayada de hambre, así que me dio pereza hacer la comida y pedí un Glovo, y en menos de 10 minutitos tuve la comida en casa, cogí el portátil y me organice el que hacer esta tarde:

- Acabar de confeccionar alguna que otra prenda
-Ducharme
-Preparar las cosas de mañana
-Elegir los make ups de cada prenda, en total son 5
-Poner la alarma para no llegar tarde mañana, IMPORTANTE

Una vez acabada mi lista de cosas que hacer, me dispuse a hacerlas.

Estuve hasta las 20 de la tarde acabando de confeccionar esas prendas que faltaban, y como si el tiempo me sobrase se me rompió la máquina de coser, por suerte o por desgracia, ya había acabado todas, así que me vestí y la llevé a arreglar, estuve media hora dando vueltecitas por el barrio mientras esperaba a que me la arreglasen.

Después de llegar sudada tras dar tantas malditas vueltas más llevar ochocientas capas de ropa para no pasar frío, me duché. El mejor momento del día, encendí una vela y cogí un buen libro para leerlo de mientras. Aunque la vela, baño, libro, mi torpeza y todos estos factores juntos no podía salir bien.

No sabía cómo, pero la vela se cayó, quemando la cortina, para mi sorpresa el libro se dio un chapuzón en la bañera, en menos de 10 segundos me había quedado sin cortina de ducha y sin libro.

Después de casi darme un infarto, limpié todo el Cristo que se había montado en el baño, me vestí y fui a completar la cosa 3 de la lista: Preparar las cosas para mañana.

Cogí un bolso más o menos "pequeño", en el cual metí, un cuaderno, el estuche y alfileres por sí Isabelle me corregía el remate final, lo dejé al lado de la cama para no olvidarnos mañana, que de los nervios era capaz. Después sigo otro bolso un poco más grande para que me cambies en todas las prendas, las doble bien y las metí una por una en el bolso. Cosa 3 de la lista hecha,  la siguiente me daba tanta pereza, pero con mi agilidad de combinar maquillaje y la ropa de me hizo más corto, y solo fueron 10 minutos, y por último y no menos importante, poner la alarma para mañana.

Me tumbé en mi colchón viscoelástico  y miré el reloj, "pero en qué momento ya son las nueve de la noche virgen Santa, si es que ya no tengo tiempo ni de vivir coño" me quejé en voz alta, estos días estaba muy estresada y sentía que me faltaban horas de día para acabar de hacer lo que quería.

Así que me levanté con la poca energía que me quedaba en el cuerpo y me preparé la cena, me hice unas tostadas, me preparé leche con nesquik y salí a la terraza a cenar, puse musiquita para dar ambiente, le di a "Happy hippie" mi playlist favorita en Spotify y agradecí esos momentos de calma del día...

Cuando acabé de cenar, lo recogí todo, lo puse en el lavaplatos y me fui a dormir... Mañana iba a ser un día muy largo, y mejor tener energías para afrontarlo.

Una vez apoyada en la almohada me vino Samuel a la cabeza, "joder ahora que empezaba a pillar el sueño" me quejé.

Fue mi primer todo, ¿cómo pretender olvidarlo?

Desde que llegué a París siempre había notado como que me faltaba algo, y cada vez caía más en que era, no era ningún objeto, por supuesto, lo que me faltaba en París para acabarme de sentir como en casa era él. Me faltaba Samuel.

Estoy echando de menos hasta tus motes cursis...

Y de repente la sensación que no había tenido hasta ahora, la necesidad de verlo, la nostalgia se apoderó de mí cuerpo y empecé a llorar sin pasar. Cómo podía dar la vuelta un día en una milésima de segundo.

Algo más que un amor de verano [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora