18. Vuelva otro día, cuando ya no sea un idiota
La semana de Hirom había empezado.
Y eso significaba que Sabrina no estaba y le había quedado perfecto, porque me había puesto excusas durante no sé cuánto tiempo para no enfrentarse a Cheer hasta que finalmente la primera semana de otoño llegó y ella se fue a visitar a su madre durante esos siete días, posponiendo aún más su encuentro con mi compañera de trabajo.
En realidad no había pasado tanto tiempo, máximo unas dos semanas.
Dos semanas en las que no había sabido absolutamente nada de Alex. Ningún mensaje. Ninguna llamada. Ni mensajes de voz. Ni cartitas escritas a mano.
N. A. D. A.
Los primeros tres días no me pareció la gran cosa, al quinto empecé a exasperarme, a la semana me preocupé y pensé que algo grave había pasado, así que le pregunté a los chicos pero tampoco sabían nada. Pero ellos no se veían para nada preocupados, es más, al verme algo angustiada sobre el tema me dijeron que eso pasaba cada tanto y que en algún momento tendría que aparecer.
Lo cual no me tranquilizó en absoluto.
Un día estaba teniendo un acercamiento casi romántico con él, y al siguiente desaparecía y encima sus amigos me decían que no me preocupara.
Chistosito.
Cada día que pasaba sentía que sabía menos de Alex y ese tema ocupaba cada vez más tiempo en mi cabeza, ¿cómo era que no sabía nada de su familia, ni de cómo había sido su vida en Italia más que pequeñas frases, si tenía otros amigos, hermanos o ALGO?
Ah, cierto, porque nunca decía nada.
Ya me acordé, disculpen, me costó caer.
En otras noticias, el tratamiento de mi quemada casi terminaba, pero ahora sí. Ya solo me quedaban un par de semanas en las que tendría que ser un poco precavida con el sol y todo eso, y ya se terminaría mi tortura, ya no me dolía a menos que me dieras con una piedra en esa zona específica. Mi vida dentro de poco volvería a ser medianamente normal.
Lo más normal que se puede en este pueblo lleno de hormonas.
Lo único que me molestaba un poco era que sí, me había quedado una cicatriz bastante notoria y de color blanco en la parte afectada. Había días en los que no podía evitar pensar que nada hubiera pasado si no hubiera accedido a ir a la playa con Alex aquel día luego de la fiesta, o si no hubiera sido tan insistente, o si él no hubiera sido tan terco en primer lugar.
Había otros en los que la veía como una marca que me hacía única, una historia que más tarde podría contar y que formaba parte de mis experiencias de vida. Esa marca blanca era la prueba de toda la locura que había pasado desde que había conocido al condenado italiano ese que me atormentaba cada vez que podía y hasta cuando no estaba.
Cuando alguien me preguntara qué había pasado, podría señalar a Alex y decir: "¿Ves ese chico de ahí? Todo fue su culpa." Y proceder a contar la historia.
Pero solamente lo veía así cuando me sentía demasiado optimista.
Mientras tanto Sabrina no estaba y Alex tampoco. Y era bastante frustrante el estar demasiado acostumbrada a verlos a ambos por la casa, o salir con ellos o lo que sea. Sobre todo con Alex, que era un personaje nuevo en mi vida y no me había dado cuenta qué tan fácil había sido hacerme la idea de que las cosas serían como eran desde que lo había conocido, y jamás había contemplado la posibilidad de que fuera de otra manera.
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Tal vez no todo acabe mal [En proceso]
CasualeNo sirvo para hacer sinopsis, así que voy a poner los puntos importantes de la historia a ver si les interesa, espero que funcione: 1. Todos los adolescentes en crisis y traumados de esta historia viven en un pueblo en el que los adultos se limitan...