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De camino al bosque, la chica se sintió ansiosa, una bandada de pajaron pasaron volando hacia la dirección opuesta a ella, ¿habría algo que los asustó? Justo cuando estaba más lejos de la casa de la abuela, la chica noto que el cielo se estaba nublando, era curioso pues hacia un momento el cielo estaba muy despejado. Algunas gotas iniciaron a caer sobre su cabeza, ahora sabía de que habían estado huyendo los pájaros. Le faltaba más de la mitad del camino para poder llegar al pueblo y más de la otra mitad para ir a casa de su abuela. A medida que avanzaba, la lluvia incrementaba su potencia y ahora era acompañada por algunos truenos y relámpagos.

En menos de diez minutos la capucha estaba empapada, la pequeña chica no sabía que hacer, así que corrió y corrió hasta encontrar un gran árbol que la cubría de la tormenta, genial, el bosque era su único escondite de esa terrible tormenta, sin más remedio, retiro su capucha, quedando simplemente en su vestido; que al igual que la capucha era de un rojo carmesí empezaba a pegarse en señal de que estaba muy mojado.

La lluvia aumentaba su fuerza y la pobre chica aún no sabía que hacer, o almenos no aún. Pero todo dio un cambio, en cuanto divisó una cueva a pocos metros de ella, sin pensarlo dos veces salió disparada hacia ella. Mientras corría, la lluvia la acompañaba, los relámpagos resonaban y caían sin parar, la cueva estaba cada vez más cerca, así que decidió correr más rápido.

Adentro de la cueva estaba helado, pero era acogedor quizá en ese lugar vivía alguien o algo; al estar sola decidió ir a conocer su escondite, sin embargo estaba muy oscuro para poder ver. La lluvia no había cesado y el frío estaba aumentando, su capucha seguía mojada al igual que su vestido, rendida decidió acostarse en el suelo.

Al cabo de un tiempo sintió su cara y cuerpo caliente, asustada se levantó de un brinco, su capucha no estaba, y al parecer su cesta tampoco. Se levantó mientras buscaba sus pertenencias, cuando sintió una fuerte respiración en sus espaldas. Decidió voltear la cabeza, con el corazón en la mano, pues en aquel bosque no se sabía que tipo de criaturas se podían encontrar. Pero por suerte para nuestra azabache, la cosa que estaba tras ella no era más que un conocido. El dragón rojo se encontraba rodeando a la chica.

—Hola amigo — habló con un gran alivio — Me alegra que ya estés mejor.—  agregó mientras acariciaba el lomo del gran animal.
—Ah, ya despertaste — esa voz, la última vez que la escucho fué mientras curaba al dragón. El mismo chico semi-demonio estaba atrás de su dragón con un par de troncos que probablemente serían una fogata — Tienes suerte de que Kirishima te allá reconocido. Si no te hubiera sacado a patadas de la cueva. —La chica pestaño un par de veces antes de que alguna palabra se formulara en su cerebro. 
—¿Kirishima? — curiosio la chica mientras el gran dragón levantó la cabeza.
— El dragón se llama Kirishima. — le informó el chico — Hablando de nombres, yo no se el tuyo. — mientras hablaba colocaba la leña en el suelo de tierra — Kirishima, ya sabes que hacer. — El gran dragón levantó la cabeza, y con cuidado dejó caer una suave flama en las ramas de árbol.
—Mi nombre es Ryu Tn, un gusto Kirishima y... — respondió mientras acercaba sus manos a la fogata.
—Bakugo Katsuki — contestó el rubio, iba a continuar cuando escucho el estornudo de la diminuta chica, no se había percatado que le faltaba su capucha, o que el vestido estaba empapado.
— Mucho gusto, Bakugo. — dijo mientras se acomodaba para estar más calientita — Y muchas gracias por el ramo de flores. — dijo mientras meneaba las manos delante del fuego.
— Si si, ni lo menciones — dijo mientras se retiraba la capa que llevaba puesta — además, quitate la ropa. —La mente de la chica se quedó en blanco, ¿Qué diablos acababa de decir?
— ¿Qué? — dijo mientras se ponía tan Roja como su capa. — Oye, chico listo, a diferencia de las chicas que ves, yo no me pienso quitar mi ropa enfrente tuya.
—Tranquila, no es como que quiera verte así tampoco, pero según se — dijo mientras le tiraba la capa en la cara a la azabache — los humanos son muy débiles, y tomalo como ayuda mutua. Tu curaste a mi amigo, ahora yo te ayudó. No me agrada deberle algo a alguien. — repuso mientras se sentaba enfrente de la chica.
—No lo hice con la intención de cobrar algo. Gracias por el detalle de la capa. — dijo poniéndose de pie — pero no hay lugar en donde cambiarme — el chico gruño, se quejó entre dientes y de un salto le dio un golpe en la cola al dragón, y como si lo hubieran ensayado, ambos salieron por la entrada de la cueva...

La chica inicio por quitar su delantal, prosiguió con su vestido, colocó la capa en sus hombros y se sorprendió pues la capa tenía botones, y el demonio presumido por lo visto nunca la cerraba. Terminó por colocarsela  y los llamó para que entraran otra vez.

....

Pero como sabrán mis queridos lectores, ¿Qué clase de historia sería esta sin drama?

En la otra parte del Valle, lejos de las civilizaciones humanas. En lo más profundo de una cueva, algo malvado esta despertando. Algo que cambiaría la vida de todos los humanos, bestias, demonios y otro tipo de ser vivo. Algo que despertaba para hacer daño. Y aquí es donde nuestra historia realmente comienza...

Continuará~

Caperucita roja y El demonio... O algo asi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora