Parte 29 Había una vez ...Parte 1

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Una sonora carcajada resonó por toda la habitación. La risa era alegre y llena de emoción, no obstante, Hei Zheng solo percibió frío de parte de Xue Feng.

Siempre fue así cada vez que estaba a su lado. Los demás podrían decir que Xue Feng era tan cálido como la llegada de la primavera, solo él sabía que su sonrisa y su alegría eran solo superficiales.

Así como el agua refleja el cielo, el cielo nunca puede ver el profudidad del mar. Xue Feng era esa clase de persona.

—Siempre fuiste un hombre desalmado — Los claros ojos Xue absorbieron Hei Zheng como si estuviera frente a un objeto nuevo e innovador — Apuñalaste mi corazón y ni siquiera me das una excusa.

—No estoy desalmado, solo nunca seré amable contigo — Dijo indiferente Hei Zheng. Apartó las manos de Xue Feng y se negó a jugar con él.

A Xue Feng no le importó, se levantó y se alejó en dirección a la cama — Ya no puedes seguir deteniéndome, ni en aquel entonces ni ahora ¿Qué harás?

— Los tiempos han cambiado su alteza, mientras dormías, han pasado cientos de años, aun así no puedo hacer nada , en está era hay persona que sí pueden hacerlo— La voz de Hei Zheng sonó fuerte por toda la habitación e hizo que Xue Feng se detuviera.

Estaban apenas a dos metros de distancia, únicamente los separaba unos pocos pasos, aun así, ambos estaban muy lejos del otro desde hace ya mucho tiempo.

Xue Feng se dio la vuelta y el atuendo casual que traía fue reemplazado por un brocado blanco hecho con hilos de plata y oro. Su cabello suelto fue recogido por una alta corona de jade dejando solo una parte caer sobre sus hombros.

De la nada, una brisa ingresó a la habitación y la oscuridad fue dispersada por haces de luz. Hei Zheng quedó aturdido por el cambió y no pudo evitar pensar en el pasado, aquel día de su primer encuentro.

Era la mitad de la primavera y los ciruelos florecían con resplandor,   atravesando un río había un puente de piedra, tenía la cabezas de dragones alineados en filas en cada punto pilar que sujeta la estructura.

En la distancia una figura venía caminando despacio y lentamente hacia el puente, sus túnicas blancas se dispersaron de un lado al otro al soplar el viento. Llevaba un sombrero de bambú con velo que ocultaba su cara y una campana atada a su cintura.

A mitad de sus recorrido, una feroz ventica  desprendió de los árboles los pétalos de cerezos y estos cayeron como cristales blancos sobre el agua y sobre el recién llegado. Aquella persona se detuvo y miró el cielo con despreocupación por un tiempo prolongado, hasta que bajó la cabeza y descubrió que no era el único ahí.

Había un hombre vestido de negro observando el caudal de rio con indiferencia. Pareció sentir la mirada de la otra parte y sus ojos se encontraron.

Se miraron mutuamente durante un prolongado tiempo.

—¡Lo sé! Estás perdido ¿Verdad?

—"..."

—No que no te de pena, yo también estoy perdido. — El de blanco se quitó el sombrero y reveló a un apuesto joven, alto y delgado con una sonrisa divertida en sus labios.— ¿Cómo te llamas? Soy Xue Feng.

—"..."

—¡Vamos, dime! ¿O es que eres un fugitivo? — Xue Feng cayó tras decir esa oración y tosió disimuladamente —Buenos todos tenemos secretos, solo para que los sepas no llevo nada de valor — Dijo con seriedad.

—"..."

El que vestía de negro se dio la vuelta para marcharse cuando una pálida mano sujetó la suya de repente y comenzó a tirar de él. Sus ojos se ampliaron con incredulidad y por un momento se quedó con la boca abierta.

El Banquete de los DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora