10.

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Xavier.

Estaba frente al espejo de mi habitación revisando nuevamente si tenía alguna mancha de pasta dental en mi uniforme. Mi papá era algo estricto en ese sentido "mi uniforme debe estar perfecto"

Y lo entiendo, después de todo soy su hijo. Si se hiciera un rumor de que el hijo del director tenía alguna imperfección en su uniforme probablemente habrían algunos problemas.

Camine hacia mi armario para buscar mis zapatos, era lo único que me faltaba para bajar a desayunar. Cuando lo abrí una pequeña bola de pelo corrió hacia mi desde adentro.

—Silencio, Carl. O mi mamá se enterará de que te deje dormir en mi habitación otra vez. —Le susurré mientras lo acariciaba.

Carl era mi perro, o bueno yo lo consideraba como más que un perro ¡Era mi amigo! Él siempre venía y me animaba cuando pasaba algo mal.

O cuando Andy se enojaba contigo.

Bueno eso también ¿Quien eres tú?

La conciencia de Aly.

¿Qué?

Nada.

Ajá... ¿Me vas a dejar terminar?

Después de colocarme mis zapatos le di la orden a Carl de bajar cuando ya me hubiese ido, —Era increíble como me entendía ese perro, yo podía decirle que tenía que ir al cementerio a enterar a alguien y él iba conmigo. —Y yo bajé a desayunar con mis padres.

La mesa del comedor era completamente blanca, al igual que las paredes y las sillas para que fueran diferentes las compraron color gris.

Excelente elección de tonos.

Vale, pero ¿Quien eres tú?

Me senté al lado de mi madre y comencé a consumir la comida que ya estaba predispuesta en mi plato antes de que mi padre me comenzará a hacer un interrogatorio del porque había tardado tanto en bajar.

—Xavier, recuerda que hoy tienes práctica con el equipo. No se te olvide que debes llegar temprano —Dijo mi padre.

Alcé mi mirada para poder captarlo en mi campo de vista. Sus ojos eran azules, —lo que siempre había logrado que nunca nos consideraran como parientes —Tenia un rostro perfilado y su cabello era de un color rubio.

—Lo se, no llegaré tarde —Respondí yo, antes de que él comenzará a insistir.

—Estoy muy orgullosa de ti, ya dentro de unos cuantos meses terminaras la preparatoria y comenzarás a estudiar derecho —Hablo mi madre.

Yo solo le semi sonreí, aún no les había contado que había cambiado de opinión sobre eso. Antes anhelaba estudiar eso, pero al cabo de unos meses me di cuenta de la pasión que sentía cada vez que tocaba mi guitarra. Creo que es lo que quiero hacer, siento que es para lo que nací. Pero aún no sé cómo decirles... Ellos siempre han insistido en que lo mejor son las carreras de oficina.

—Bueno, yo me voy —Me levanté de mi silla al haber terminado mi desayuno.

—Bien, nos vemos en el instituto.

El Diario De Una Lectora ✓ [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora