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[Aly]

Una vez terminada la clase me apresure en recoger mis cosas y salir de aula, no quería tener que volver a hablar con él... al menos por hoy. Ámbar me acompaño hasta la salida en silencio, pero una vez afuera pregunto lo que seguramente había estado rondando por su cabeza desde que Xavier insistió mucho en que lo acompañará.

—¿De que hablaron?

Me quedé un momento en silencio, intentando ordenar un poco mis pensamientos. ¿Sería una buena idea decirle? No quiero que piense mal de mi... Es decir, desde la perspectiva de un tercero la culpable sería yo por entrometerme en esa relación.

La culpa nunca es del tercero... Nadie entra sin que la puerta esté abierta.

—Solo... Ehm, solo me pregunto por la tarea —Dije intentando ocultar mi nerviosismo —Al parecer..., Al parecer se distrajo con los chicos y no pudo copiarla.

—Aly...

—¡Ay! Había olvidado que mi madre me pidió que comprará algo, lo siento Amb tengo que irme o se enojara.

—¡Aly! —Intento llamar mi atención.

Comencé a caminar ignorando por completo sus llamados ¿En que diablos estaba pensando?

Un buen mentiroso reconoce a otro.

¿Y es que ahora te volviste filósofa?

Chica, es que tú vida es de película.

Si tanto te gusta, pues permíteme regalartela.

Soy tu conciencia, técnicamente estoy viviendo tu vida contigo... Por desgracia.

¡Entonces ayudame!

¿Conciencia?

¿Holaaaa?

Nunca apareces cuando te necesito.

Estresada, ya que ni siquiera lograba estar de acuerdo en este tema conmigo misma, me dirigí hacia la biblioteca con la esperanza de al menos poder olvidarlo un rato.

Al abrir la puerta el chico del mostrador me sonrió ampliamente y yo asentí con la cabeza en forma de saludo —Si, lo sé, debo dejar de mirar tantas entrevistas de idols coreanos. —El lugar parecía vacío, lo cual me tranquilizaba un poco pues eso quería decir que podría perderme en mi mundo sin tener que escuchar muchos ruidos externos.

Al llegar a mi pasillo favorito inmediatamente tomé el libro que más me ayuda a perderme cuando lo necesito "El Corazón del Rey", al abrirlo el olor a libro nuevo invadió mis fosas nasales, se notaba que este pasillo no era muy visitado. Ya con el libro en mis manos camine hasta un pequeño sillón que se encontraba en una esquina del lugar y tomé asiento.

Pasaron unas ¿Dos horas? y mi estrés solo podía aumentar, por más que lo intentaba no podía concentrarme ¡No podía concentrarme!

¿Qué se puede hacer cuando necesitas salvarte, pero ni siquiera tu "refugio" puede ayudarte?

Ya llevaba veinte minutos intentando leer un párrafo... Me siento pésima ¿Como puede sucederme algo así?

El Diario De Una Lectora ✓ [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora