16.

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—Vas por la mitad del primer libro de la trilogía ¿Me dejas darte un consejo? —Pregunte

—¿Cuál? —Respondio Amb muy ilusionada.

—No te ilusiones, es obvio que algo va a salir mal —Sonrei angelicalmente.

Ambas estábamos sentadas en el sitio de siempre hablando sobre una de mis trilogías favoritas, la trilogía corazón y esperando a que llegase el profesor para iniciar la clase. Xavier estaba sentado en el asiento de siempre con su grupo de amigos y yo no sabía porque, pero sentí una mirada sobre mi durante  todo el rato. ¿Será él? Es mejor no hacerme ilusiones.

—¡Ya llegué! —Entro Andy al salón.

Su grupo de amigas no tardó en acercarse, Andy y yo no habíamos cruzado ni una palabra desde ayer. Aunque aún así siento que los problemas entre nosotras ya no existen.

—¡Adivinen quién viene conmigo! —Andy nos hizo saber a todos con un tono muy alegre.

Estoy feliz de que ella haya recobrado esa alegría, ayer estaba tan triste que... Bueno, me dolió hasta a mí.

—¡Mi prima! —Chillo muy emocionada —¡Pasa, Mía!

Espera... ¿Había dicho, Mía?

Al verla pasar por la puerta del salón se rompió en mí lo que había construido con pedazos. De todas las personas a las que había conocido ella había Sido la que más me había causado daño... o mejor dicho a la que más le había dejado que me causará daño. Su cabello rojizo, su sonrisa impecable, sus labios rosados, su piel palida y sus ojos azules me confirmaron que era ella.

Amb se pudo dar cuenta de que algo me pasaba ya que mis manos comenzaron a temblar.

Hasta para fingir eres una mierda.

Mi pecho comenzó a doler y ahí fue cuando me di cuenta de que las personas que estaban en el salón la miraban a ella... pero también a mí. Este no era un momento para explotar, sin embargo no podía controlar lo que sentía.

—El profesor de inglés no va a venir, tienen esta hora libre —se asomo una secretaria y luego se fue.

Yo fui la primera en meter las cosas en mi bolso para salir de el lugar. Esto solo iba a hacer que me mirarán aún más raro, pero no quería explotar... Al menos no aquí. Al colgar mi bolso sobre mi hombro mi mirada y la de el Camaron se conectaron, no se porque... pero en ese momento algo en mí sintió que necesitaba estar cerca de él. Él con su mirada transmitía desesperación, como si quisiera hacer algo, pero no pudiese.

A la final baje la mirada y salí de el salón. Sentí la precisión de las miradas de todos sobre mí al cruzar la puerta. Al estar afuera lo primero que hice fue correr sin dirección alguna por el instituto. Necesitaba escuchar el sonido de mis zapatos, así las voces de mi interior no tendrían tanta fuerza. Aún así podía escucharlas tras cada paso.

Te reconoció.

Pareces una sumisa de mierda.

¿No que ya lo habías superado? ¿Por qué te sigue afectando?

¿Por qué no te largas a tu casa? Bebé llorona.

Ay ahora va a llorar.

¿Necesitas a alguien que te defienda? Que patética.

—Auch —gemi de dolor, me había caído intentando correr más rápido. Ahora estaba sentada en el césped justo al lado de la cancha y posiblemente tendría un esguince en el tobillo.

Ni para correr sirves.

Me deje caer, quedando recostada en aquel césped.  De manera en la que el sol me daba directamente en el rostro y mi respiración acelerada intentaba calmarse. Cerré los ojos fuertemente para poder recuperar mi ritmo normal cuando escuché la voz de amb cerca de mi.

El Diario De Una Lectora ✓ [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora