💫○El duro camino de comprenderse○💫

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El televisor mostraba imágenes desgarradoras, miles de canales en un mismo lugar, a la lejanía, apuntando con sus  cámaras una monstruosa escena, sangre se escurría por debajo de una puerta de cristal mientras cientos de patrullas se amontonaban e...

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El televisor mostraba imágenes desgarradoras, miles de canales en un mismo lugar, a la lejanía, apuntando con sus  cámaras una monstruosa escena, sangre se escurría por debajo de una puerta de cristal mientras cientos de patrullas se amontonaban en la calle, apuntando con sus armas en un intento de amenazar al causante del desastre dentro de la pequeña cafetería. A pesar de mostrar a los policías gritando con sus megáfonos, nada salía tras los parlantes del dispositivo, todo en un silencio cómodo para el único individuo que aun "custodiaba" el departamento.

Estaba solo y lejos de la penosa situación, donde una mujer de cabellos verdes grita desesperada en brazos de oficiales que parecen intentar calmarla. Killua se habia enredado en las sabanas y almohadas de la cama del moreno, esperar sentado había dejado de ser cómodo y algo muy dentro de sus neuronas le pedía descansar, tomar esa oportunidad regalada; o tal vez ganada; solo estando allí pudo notar que el departamento olía a especias y frutas, algo bastante agradable y hogareño. Tan distinto a él que no supo medir su vergüenza, incluso algo tan personal y raro le parecía unico.

Al inicio solo iba a distraerse, jugar con su teléfono o leer algo para matar el tiempo, pero como si todo el cansancio acumulado de semanas lo hubiesen atacado de golpe, simplemente al tocar el colchón y acomodarse un poco, se quedo completamente dormido. Creía infantil el pensar que dependiendo qué lugar consideres "especial" tus defensas se rebajarán a cero y terminarás descansando en paz, pero eso había vivido durante los cortos segundos de conciencia que le habían quedado antes de cerrar completamente los ojos.

No sabía si era por lo gastado del colchón que se ajustaba a su postura y cuerpo, si era el aroma del ambiente, el silencio o incluso la misma tranquilidad mental qu le proporcionaba el haber dejado a Alluka en buenas manos, pero una vez dejó de ser consciente de sí mismo, la maldición con la que vive cada dia comenzó a hacerse paso por cada centímetro de su piel. La esbelta figura que tenía que dejar los pies fuera de la cama se habia transformado en un pequeño y peludo gato con las hebras tan albinas como siempre.

Hecho bolita, en el centro del cómodo mueble, escondido bajo las sábanas finas que dejaban pasar tenuemente la luz del pasillo, el pequeño gato dormía plácidamente, ignorante de aquello que ahora aqueja a sus seres más queridos.

Hecho bolita, en el centro del cómodo mueble, escondido bajo las sábanas finas que dejaban pasar tenuemente la luz del pasillo, el pequeño gato dormía plácidamente, ignorante de aquello que ahora aqueja a sus seres más queridos

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Un gato en el vagónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora