💫○El inicio del infinito○💫

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Las semanas no podían pasar más rápido a sus ojos, cada minuto era un suspiro y los días un simple parpadeo, viajaba de su hogar a la oficina central para probar a los nuevos reclutas, cada día, los veía esforzarse en vano para intentar hacer algo...

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Las semanas no podían pasar más rápido a sus ojos, cada minuto era un suspiro y los días un simple parpadeo, viajaba de su hogar a la oficina central para probar a los nuevos reclutas, cada día, los veía esforzarse en vano para intentar hacer algo con esos inútiles cuerpos suyos; no tienen la fuerza, el deseo ni mucho menos la determinación necesaria para los puestos, no hay nadie que esté a la altura de sus expectativas.

Por sus apagados ojos grises pasan cientos de rostros al día, algunos más peculiares que otros, sin embargo, ninguna cicatriz rara le decía nada llamativo sobre esa persona; los callados que solo lo obedecían también lo sacaban de quicio, tan obedientes y disciplinados, ese tipo de personas morían al primer día y no estaba dispuesto a dejar que eso ocurra. Se asustó la primera vez que vio a alguien joven entre los participantes, estaba seguro de que no tenía más de 15 años, si bien su fuerza de voluntad y determinación era mayor que las de otros participantes, no era suficiente para Kurapika, si el niño quería arriesgarse, necesitaba que fuera bueno, excelente de hecho.

Ver a ese adolescente le había traído nostalgia, pues la primera vez que pidió el puesto tenía 16 años y lo había conseguido, eso casi lo hace torcer el brazo, sin embargo se negó.

Tienes potencial, pero no creo que sea tu momento, cuando lo que tengas que perder sea menor a lo que puedas ganas, vuelve, yo te estaré esperando— Le había dicho al joven de cabellos castaños.

El chico se había marchado en silencio, decepcionado quizá, no había nadie para esperarlo, así que solo lo dejo irse. Los próximos intentos fueron igual de inútiles, nadie sobrepasa su baja expectativa, harto de tantos mercenarios buenos para nada decidió que dejaría las cosas para otro momento, su equipo había sido confirmado y algunas pocas personas extras serian suficientes, deseaba tomarse un descanso de tantos desconocidos.

Al faltar solo unos días para la fecha limite, su cabeza era un lio, tenia listas llenas de borrones, nombres tachados y fotos tiradas a la basura, Leorio, quien había decidido participar de los primeros, junto a un grupo pequeño de personas le había dejado un recuerdo feliz, de aquel grupo, solo el mayor había pasado, pues el resto necesitó de su ayuda médica para no morirse en el intento; no sabia porque tantos locos habían decidido ir a probar suerte.

Pero estaba detestando a esos locos con todo su frágil corazón.

No creas que porque nos conocemos seré más benevolente contigo, todo lo contrario, te haré llorar sangre por venir a desafiarme— Le había advertido durante la prueba, en voz baja, para que el resto de participantes no lo escuche y se generen ideas erróneas.

No esperaba menos del diablo—Le había respondido Leorio con una sonrisa astuta, ambos se hablaron por solo ese momento, fue rápido pero le dejó a Kurapika muy claro solo una cosa.

—"No me apartaras otra vez"—

En el grupo habían sido unas 10 personas, Leorio incluido, la sede ya había tenido varias pruebas por lo que todo estaba preparado; el primer día fueron más de 50 personas y ese ya era el tercer pelotón; el rubio se acomodó en una puerta, debía dejar solos a los participantes y vigilarlos desde otra sala, pero uno de ellos decidió que no confiaba en él y le arrojó un dardo.

Un gato en el vagónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora