—Su mente está en completa oscuridad, deberemos fiarnos de los recuerdos de la otra chica, él es uno de sus familiares, probablemente el único— La mano de Pakunoda se vuelve a alejar del hombro de Neon, las imágenes recorren su subconsciente. A su espalda se encuentra Chrollo, escuchando sus palabras en silencio, analizando la mirada perdida del más joven de la sala, de Pairo.
—¿Sabes por qué?— La habilidad de Pakunoda es irremplazable para la brigada; capaz de ver el pasado de las personas sin tapujos con la única condición de mantener su mano sobre la piel de su víctima por al menos 10 segundos; era la primera vez que eso ocurría, una laguna repentinamente iluminada, la imagen de los cadáveres es todo lo que la turbia mente es capaz de captar.
Ya que la habilidad de Pakunoda no permite escuchar, solo observar.
—¿Qué hay de la maldición de la chica?, ella ni siquiera es realmente capaz de usarla para sí misma— El hombre desenreda la tela que cubre la marca en su frente, una marca, de las pocas cosas que todos los testigos siempre pudieron y podrán identificar. Pakunoda primero niega con la cabeza y luego se levanta.
—No serás capaz de descifrar tu propio futuro a partir de estos hechos, aunque es muy probable que la carta que ella te haya escrito en su huida sea lo suficientemente acertada por al menos unos días— Ellos esperaban al resto del grupo mientras analizan información nueva, reciente, aunque a Neon siempre la tuvieran presente para infiltrarse en primer lugar.
—¿La chica sabía algo del botín?— La mujer niega, lo único bueno de haber tomado a esa chica es su maldición y Chrollo suspira, llevaban un rato alli escondidos. Él se acerca a Pairo, que no responde a los sonidos, como si estuviese sucumbido ante su propia mente, y le da un pequeño golpe en los hombros.
—Buenas noches— Saluda y Pairo se hace para atrás, la mujer de la sala se acomoda contra una de las paredes destruidas. —Te hemos visto en la mente de esa chica, eres un familiar directo del líder de la defensa Nostrade, no tienes porqué temer, solo quiero hacerte unas preguntas— Pairo tiembla, está realmente asustado, jamás habia visto unos ojos tan oscuros, tan intimidantes.
El niño quiere llorar.
—Algo sencillo, como tal vez... tu nombre, ¿Cómo te llamas?— Chrollo se sienta en el piso y Pairo aprieta los labios, los ojos negros observan las pequeñas lágrimas que se crean en sus cuencas.
—Pairo... llamo Pairo— Suelta todo el aire acumulado, su nombre suena como una condena y Chrollo sonríe tranquilo, dándole unas pequeñas palmadas en la cabeza, las lágrimas caen. No podía hacer nada, no podía pensar en nada, no era un estratega como Kurapika, tampoco era tan valiente como Leorio.
—Bien Pairo, no podemos soltarte del todo, pero no te preocupes, al cabo de unos días te dejaremos aquí, tendrás la posibilidad de salir, ya queda en tu fuerza de voluntad, pero te he visto cuidandola, confió en que lo harás— Chrollo no siente rencores por un niño asustado, es estúpido, tampoco siente pena por él, y Pairo no comprende el porqué, Kurapika es muchas veces frío, pero hasta él demuestra momentos de debilidad, ese hombre frente suyo es un completo enigma para su entendimiento del mundo.
ESTÁS LEYENDO
Un gato en el vagón
Fanfiction-"Reedición de una historia propia"- -Nacido por el bosque y el mar, se encontrará ahora otra alma que como la suya, parece "Maldecida" por la vida. Extraños con experiencias completamente contrarias que lograran crear un lazo irrompible en el lugar...