💫○Cambio de piel○💫

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Una copa llena de un espeso líquido negro, ¿O tal vez rojo?, un tono carmín tan pútrido que ya era imposible percibir el color de las rosas

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Una copa llena de un espeso líquido negro, ¿O tal vez rojo?, un tono carmín tan pútrido que ya era imposible percibir el color de las rosas. La sustancia se mueve suavemente en el cristal, balanceándose ante los atentos ojos celeste de una mujer de prominente altura y largos cabellos azabaches.

Los ojos chispean, retumban en la oscuridad solo interrumpida por las casi escasas velas que iluminan lo poco que pueden abarcar con su cera ya casi derretida, consumida. Hay un charco de sangre bajo los tacones de punta de la mujer, una misión victoriosa que había sido celebrada con aquel baño de color rojizo, la copa sigue bailando entre sus pálidas manos, las uñas afiladas como garras y un bello vestido de gala negro que esconde perfectamente las manchas.

El único sonido que puede oírse son las pequeñas gotas espesas salpicando contra el charco de la misma sustancia, constante e insistente, o al menos eso le gustaría a la mujer que poco a poco se va acercando a una pequeña cuna de madera, perfectamente limpia, perfectamente ordenada. Dentro de las sabanas de tonos fríos, como el azul y el violeta, se haya un bebé, de no más de 3 semanas, que duerme con las manos apretadas y una mueca incierta, como si estuviera teniendo pesadillas, la mayor no sabe qué hacer para calmar ese pequeño ceño fruncido, los pucheros llenos de baba que suelta al removerse.

El bebé se estaba despertando luego de una aparente mala noche, aunque estuviese totalmente ausente de la matanza que a sus pies se estaba llevando a cabo.

—Aún es muy temprano para despertar Allu, mamá tiene que limpiar este desastre— Su voz fina hace que el pequeño despierte al completo, la caricia fría le mueve los cortísimos cabellos negros hacia arriba, la sangre le entibia la piel, —¿Cómo está mi niño?, no te despertaste en todo el baile, definitivamente mami es la mejor— Al final no puede evitar querer cargarlo, baila entre la sangre con el pequeño en sus brazos, hay delicadeza en sus movimientos sutiles, los pasos resuenan en el suelo de madera, son los tacones que golpean violentamente.

—Mañana nos mudaremos nosotros también, tus hermanos queridos fueron a probar el nuevo terreno junto a tu padre, allí podrás correr todo lo que quieras Allu, es una montaña entera para nosotros— Aquella casa debía ser vaciada, y casi lo era, a excepción de ese pequeño cuarto donde la única cama que había era la del bebe, donde había una pequeña alfombra ahora estropeada por el violento acto,—Podrás conocer al fin a mi Killu querido, su cabello blanco es hermoso Allu, igualito a tu padre— Lo carga cerca de su pecho, nunca amamantó a ninguno de sus hijos, tal y como su madre había hecho con ella, tal vez eso la había vuelto tan buena en su oficio, uno que lleva ejerciendo desde los 14 años.

—Buu— El infante hace burbujitas con su saliva mientras mira el suelo sucio, no se siente intimidado en lo absoluto, sus inocentes ojos no comprenden la situación, ¿Por que hay un ojo tirado cerca de la pata de su cuna?, ¿Por que hay 2 cadáveres en la puerta del cuarto, sin cabeza o piernas?, su mente no es capaz aún de formular ese tipo de preguntas.

—Buu— El infante hace burbujitas con su saliva mientras mira el suelo sucio, no se siente intimidado en lo absoluto, sus inocentes ojos no comprenden la situación, ¿Por que hay un ojo tirado cerca de la pata de su cuna?, ¿Por que hay 2 cadáveres e...

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Un gato en el vagónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora