—Me gustaría poder hacer esto todos los días —le dije a Jake, levantando un poco la cabeza para poder verle. Estaba apoyada sobre su hombro y los dos nos encontrábamos sentados en el sofá frente a la televisión.
Habíamos elegido una película al azar, pero yo apenas podía prestarle atención porque Jake estaba acariciando lentamente mi brazo, trazando líneas invisibles con sus dedos, y me era imposible centrarme en algo que no fuera él.
Cuando dicen que el hogar de una persona puede ser otra persona no mienten. Con Jake a mi lado, yo me sentía como en casa. Era increíblemente agradable tenerle cerca, poder abrazarle y dejar que él me abrazara a mí. Besar su mejilla o sus labios cuando quisiera. Dejar a un lado toda contención.
—Si la vida del estudiante no fuera tan dura, quizá podríamos hacerlo —respondió, mirándome con ternura.
Asentí con la cabeza. Me conformaba con poder estar con él así de vez en cuando; eso ya era más de lo que tenía antes.
Me dio un beso en la sien y volvió a fijarse en la película, cosa que yo no hice. No quería ver la televisión, quería acaparar toda la atención de Jake, ahora que por fin podía tenerla. Así que comencé a besarle el cuello, el hombro, y luego el cuello otra vez. Reaccionó enseguida, encogiendo un poco los hombros y riéndose suavemente mientras trataba de mantener la vista fija en la pantalla de la televisión. Me acerqué un poco más para seguir besándole y vi como apretaba los labios. Entonces me cogió el mentón y me miró por fin.
—Te encanta distraerme, ¿eh?
Le dediqué una sonrisa de inocencia fingida.
—Ahora no hay riesgo de quemar la casa —fue todo lo que dije.
Negó con la cabeza sonriendo y sin dejar de mirarme y, aún sujetando mi barbilla, acercó su rostro al mío para besarme. Cerré los ojos y dejé que me guiara. Acarició mi mejilla con la mano que antes me obligaba a mirarle y luego bajó las dos para ponerlas en mi cintura y moverme hasta acabar sentada a horcajadas sobre él.
Comenzó a dejar pequeños besos en la comisura de mis labios, en mi mejilla, en mi mandíbula, en mi cuello, en mi clavícula y en todas aquellas zonas que mi camiseta no tapaba. Me acarició la espalda bajo la ropa y cuando sus manos llegaron hasta el cierre de mi sujetador, levantó la cabeza para mirarme; una forma silenciosa de pedirme permiso para deshacerse de la prenda. Asentí con la cabeza, apretando los labios. Aún sentía un hormigueo agradable en todas las zonas que él había tocado, y quería más. Quería que me tocara por todos lados, y quería tocarle a él, así que empecé a jugar con el dobladillo de su camiseta y le miré de la misma forma en la que él me había mirado a mí. Esbozó una sonrisa traviesa y se deshizo de la prenda él mismo de forma rápida y efectiva.
Pasé mis manos por su torso desnudo. Era perfecto; todo en él lo era.
Contuvo la respiración mientras yo admiraba y acariciaba su piel, y luego me volvió a obligar a mirarle a los ojos para besarme. Pegué mi cuerpo aún más al suyo y me moví sobre él, acariciando su intimidad con la mía por encima de la ropa. Me sorprendió lo cómoda que me sentía en esa posición, la facilidad y la seguridad con la que hacía las cosas. No estaba pensando; simplemente actuaba por intuición y me dejaba guiar por él y por lo que mi cuerpo me pedía.
Cuando dejé que se deshiciera de mi camiseta sí me sentí algo más cohibida. Tuve el impulso de acercarme aún más a él y pegar mi pecho al suyo solamente para ocultar mi cuerpo pero, en lugar de eso, tomé aire y dejé que me contemplara.
Acaricio con delicadeza la parte de abajo de mis pechos y luego mi abdomen. Cuando volvió a levantar la cabeza para mirarme a la cara, sus ojos se habían oscurecido y la diversión se había evaporado de su rostro, todo en el mejor de los sentidos. El deseo que emanaba era casi palpable y hacía que las mariposas en mi estómago se revolvieran de la emoción. Mis latidos se dispararon y mi respiración se volvió más agitada.
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Emily & Jake ✔️
RomanceDe la amistad al amor no hay solo un paso. Hay muros y barreras que hay que estar dispuesto a derribar o a dejar caer. ... Emily tiene un pasado que le gustaría dejar atrás, unos miedos de los que no le ha hablado nadie. A lo largo de los años ha id...