V e i n t i u n o .

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19 de enero de 2019

Jake abrió la puerta de su casa y me dejó pasar a mí primero. Encendí la luz, colgué mi abrigo en una de las perchas y me quité los zapatos. Estábamos solos; Kate se había ido a dormir a casa de Ethan y los padres de Jake no volverían hasta el lunes. Nosotros nos habíamos pasado toda la tarde estudiando con Mark y con Samantha en la biblioteca y ahora podíamos disfrutar de nuestro tiempo libre juntos por fin. No habíamos estado completamente a solas desde la cena en el lago y, aunque lo había visto a diario en el instituto y besos y mimos no me habían faltado, lo echaba de menos.

Preparamos la cena juntos y comimos en el salón, viendo una película. Jake estaba un poco distraído, pero no dejó de darme mimos en ningún momento. Antes de irnos a la cama, le pedí que me dejara una toalla limpia para poder ducharme, pero cambié de opinión cuando se me ocurrió una idea mejor.

—Báñate conmigo —sugerí.

Jake enarcó ambas cejas, sorprendido, pero tardó menos de cinco segundos en aceptar.

—¿Me vas a dejar que te enjabone el cuerpo? —preguntó con un atisbo de diversión. Asentí con la cabeza.

Había estado toda una semana mentalizándome de que Jake, en algún momento, me iba a ver completamente desnuda. Me seguía poniendo nerviosa, y mucho, pero al menos ya no sentía casi nada de pánico al pensar en ello.

Tengo que admitir que me sentí un poquito orgullosa de mí misma por eso.

Jake llenó la bañera y luego abrió uno de los armarios del aseo. Sacó una cesta y cogió un paquete de sales de baño.

—Kate me va a matar por tocar sus cosas —se rio y me miro con algo de culpa—, pero es una romántica empedernida, así que lo entenderá.

Dejé que las usara porque me encantaba echarle productos aromáticos al agua cuando me bañaba y porque me hacía ilusión que se quisiera hacerlo todo un poco más romántico.

—Encendería alguna vela, pero esas están en su habitación y la verdad es que aprecio mi vida —bromeó.

—Mejor, no vaya a ser que quememos las cortinas —reí.

—Se me ha ocurrido una cosa —dijo de repente, dando un paso hacia delante y acercándose a mí—. Nos vamos a desnudar, así que ¿por qué no lo hacemos un poco más divertido?

—¿Qué propones? —Tragué saliva. Estaba muy cerca.

—Piedra, papel, tijera. El que pierda se quita una prenda.

Sonaba muy infantil, pero imaginarme a Jake mirándome fijamente mientras yo me quitaba la ropa me resultaba muy erótico por alguna razón. El pulso se me aceleró solo de imaginar su mirada oscurecida y su semblante serio, tan diferente a lo usual.

Sonreí y levanté la mano en un puño. Jake me imitó sin dejar de mirarme a los ojos.

—Piedra, papel... tijera —dije.

Yo saqué papel; él, piedra.

Se rio bajito antes de dar un paso hacia atrás y quitarse la camiseta. Repasé su cuerpo con la mirada sin contenerme ni siquiera un poco. Vi que su nuez subía y bajaba al tragar saliva.

Volvimos a jugar y le gané de nuevo. Se quitó el cinturón y se desabrochó los vaqueros sin apartar su vista de la mía. Su expresión era muy parecida a la que había imaginado. Sus ojos se habían oscurecido pero tenían un brillo de diversión y deseo.

Se deshizo de sus pantalones y se quedó solo en bóxers y calcetines. Podría haber empezado por esos últimos, pero sabía cómo era Jake. Era de los que nunca escogían la segunda opción en atrevimiento o verdad y de los que bebían en yo nunca, nunca, aunque no hubieran hecho lo mencionado.

Emily & Jake ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora