C i n c o .

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12 de octubre de 2018

—Estoy muerta —me quejé, dejando salir un gran suspiro de mis labios.

Me dolían las piernas como si hubiera caminado durante horas, todo por haberme pasado la tarde anterior practicando en casa la coreografía del certamen. Eso, sumándole el hecho de que era viernes y cargaba sobre mis hombros el cansancio de toda la semana.

—No creo que vaya a salir hoy —les dije a mis amigos —. Si sobrevivo al entrenamiento de hoy, seguro que estaré para el arrastre por la noche.

—Samantha y yo hemos hecho planes —señaló Mark. Ella estaba sentada sobre su regazo, dibujando círculos en la pierna de su novio con su dedo índice.

Cuando estaban cerca el uno del otro, daba la impresión de que eran almas gemelas. Parecía que no hubiera nada capaz de separarles.

Ethan también parecía encontrarse en un mundo completamente diferente al nuestro. Tenía el ceño constantemente fruncido y la mirada fija en un punto concreto de la mesa. No sabía qué estaba pasando por su mente pero, fuera lo que fuese, le preocupaba.

No obstante, no parecía buena idea sacar el tema ahora, delante de todos. Le preguntaría más tarde, aunque estaba segura de que Jake se me habría adelantado.

Justo en ese momento, como si hubiese escuchado su nombre en mis pensamientos, preguntó:

—Entonces, ¿todos tenéis planes?

—Si consideras que pasarte la noche encerrado en tu habitación haciendo cualquier cosa que no te suponga un esfuerzo es un buen plan, entonces sí —respondí.

—Lo considero un plan, sí —decidió —. ¿Es uno al que me podría unir?

Me encogí de hombros. Sabía tan bien como yo que no iba a decirle que no. Y de todas formas, tampoco quería. Mi plan para la noche sonaba mucho mejor si él formaba parte de este.

—Si quieres, sí.

—Mejor aún: te propongo un maratón de Brooklyn 99 en mi casa, con palomitas y refrescos. Yo me encargaré de que no tengas que mover un solo dedo del sofá, lo juro.

—Vosotros dos le hacéis un bullying impresionante al resto del grupo. Sois peores que nosotros —se señaló a él mismo y después a Sam —, y eso que ni siquiera estáis juntos.

—Es un mecanismo de defensa —me burlé, tratando de ocultar mi nerviosismo. Lo hacía bien, de hecho —. Somos los únicos que no andan pensando en sus intereses amorosos la mayor parte del tiempo.

Samantha alzó ambas cejas mientras me miraba con diversión. Le di una patada discreta por debajo de la mesa.

—Además, ella es la única que me da cariño por las noches —añadió Jake. Me giré de sopetón para mirarle con los ojos bien abiertos, pero él sonrió con lo que probablemente era una inocencia fingida —. ¿Qué?

—¿No había otra forma de decirlo? —Enarqué ambas cejas. Jake se encogió de hombros, claramente divertido. Me giré para volver a ver a mis amigos —. Lo que quiere decir es que soy la única que le soporta.

Jake fingió sentirse dolido. Hizo un puchero infantil que me derritió por dentro.

—Retiro lo dicho. Tú tampoco me das amor.

Se alejó del grupo de forma dramática y tanto Samantha como Mark rieron. Ethan seguía distraído. En estos momentos tenía la vista fija en su teléfono.

Me deslicé hacia la esquina del banco dónde estábamos los tres sentados y le pasé un brazo por el hombro. No rechazó mi medio-abrazo.

—Sí que te doy amor, ¿lo ves? —dije —. La maratón de Brooklyn 99 suena bien. Tenemos que acabar de ver la segunda temporada.

Emily & Jake ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora