Capítulo 9: Tu luz y mi luz

22 4 0
                                    

HIJOS DE LA NOCHE

HIJO DE LA LUNA

CAPÍTULO 9: TU LUZ Y MI LUZ

Para casi mediados de septiembre, llegué a creer que nada de lo que hacía iba a lograr que Aylan recobrara el interés completo en el baile porque Ryuu me daba a entender que seguía igual (si acaso, mejoró poquito). No tenía ni la menor idea de cómo se veía un "Lars inspirado", tampoco sabía cómo demonios subirle los ánimos pues presentía que hasta mis halagos más honestos dejaron de impactarle para bien. ¿Acaso pensaba que no se los merecía? ¿Quería esforzarse más?

Fue en una tarde en la que mamá me encontró pensativo durante la hora de comida cuando el horizonte se me aclaró un poco.

Me contó que algunos de sus alumnos estaban pasando por momentos difíciles porque, al igual que el Ainsworth, perdieron su chispa por arte de magia; así que le pregunté a qué creyó que se debió y ella me dio una lista de razones, entre ellas las que supuse desde un comienzo (el exceso de una misma pieza y el exigirse de más), también la falta de un motor que les impulsara a seguir hacia delante. Muchas veces, esas personas necesitaban de alguien que en verdad los empujara a querer ser iguales que él o superarlo, sentir la emoción de saber que alguien quiere seguir sus pasos o la sana competencia entre rivales del mismo campo.

En ese momento, me di cuenta de la razón por la cual no estaba funcionando que Aylan trabajara con mamá: los mismos niños estaban contagiándose de la sensación de monotonía por la presión del recital, aun cuando "la señora Lynx" les ponía actividades extras para relajarse.

No era culpa de nadie, aparecía de la nada durante algunas ocasiones y esa vez pareció atacar de forma grupal, como un virus; sin embargo, los pequeños amaban ver a sus maestros bailar y aprender cosas nuevas. Amaban ver a Aylan bailar.

—¿Por qué no dejamos una semana libre y hacemos diferentes cosas con los niños y adolescentes? —Pregunté, con lo cual se puso a pensar un poco—. Los demás talleres se pueden unir a nosotros para que convivan con el resto de los chicos—dudó, pues los adultos serían excluidos si seguíamos mi plan inicial—. Podemos hacer las actividades para los menores durante las tardes, de tres a siete; la de los mayores, por la noche, de siete a diez —aceptó apenas me corregí.

Juntos llegamos a la conclusión de que lo haríamos del 13 al 17 de septiembre para conmemorar las fechas patrias y decidimos que sería una feria de talentos; el resto de los maestros y socios estuvieron de acuerdo, incluso Aylan.

Con ayuda del resto de trabajadores, organizamos diferentes competencias en las que los alumnos que quisieran competir pudieran hacerlo con una exposición propia, dependiendo del taller; los trabajos de pintura y fotografía serían expuestos en los pasillos principales del edificio, los alumnos de música (ya fuese violín, canto, piano o guitarra) y baile tendrían horas establecidas para presentarse y los de alfarería tendrían el salón principal con mesas decoradas para sus piezas. Los ganadores serían escogidos a través de votaciones del público. También elegimos actividades variadas para los visitantes.

Una vez tuvimos bien decididas las dinámicas, siguió lo más complicado: organizar el evento en menos de un mes. Para eso, Donovan habló por teléfono con Alex, siendo ya expertos en el tema y habiendo estudiado una carrera que les ayudaba, hasta cierto punto, en planificar fiestas y reuniones.

Sin duda, fueron nuestros salvadores, pues Alex hizo los carteles la misma noche y pudimos publicarlos en las páginas oficiales del centro poco tiempo después; mi hermano fue quien se puso a organizarse con los padres de familia y los adultos para saber si podían aportar algo para la comida, ya fuese de su bolsillo o a cambio de un presupuesto no tan elevado (no por tacaños, sino porque era un convivio para todos y de última hora); por último, ambos concluyeron en que patrocinarían a Vanesa, una ex compañera suya que tenía su propio negocio de decoraciones y regalos personalizados en la ciudad vecina, a cambio de su ayuda con los premios y algunos objetos decorativos por un precio accesible.

Hijo de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora