Capítulo 18: La sombra del pasado

20 4 0
                                    

HIJOS DE LA NOCHE

HIJO DE LA LUNA

CAPÍTULO 18: LA SOMBRA DEL PASADO

La tarde en la que Iris me confió el primer relato de la familia Ainsworth fue una nublada, lluviosa y con posibilidades de que fallara la electricidad; sin embargo, todos estábamos reunidos en la sala de su hogar, incluida Crystal. Nos servimos botanas y tomamos unos jugos raros que Ryuu compró por Internet.

Se sentó justo en medio de su mejor amiga y su esposo, con una taza de té verde entre sus manos y la cara serena, muy parecida a la que Ethan solía tener siempre. Mientras Aylan y yo nos acomodábamos en el sillón individual, la mujer explicó que era una historia larga y que trataría de ser lo más breve posible.

Víctor le contestó que no había prisa y que lo mejor sería contar cada cosa con calma, así que ella suspiró y, tras pensarlo unos segundos, comenzó.

"Los recuerdos te calientan desde dentro —inició, apoyando la taza sobre sus piernas y citando al famoso escritor Haruki Murakami—, pero también te destrozan".

—"Los recuerdos te calientan desde dentro —inició, apoyando la taza sobre sus piernas y citando al famoso escritor Haruki Murakami—, pero también te destrozan"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Otoño de 1698, Inglaterra.

Durante ese año, bajo el reinado del monarca Guillermo III de Inglaterra y su esposa, la reina María II, la familia Ainsworth Gray era de las mejor posicionadas del país debido a mi padre, un famoso compositor y violinista de la época, y a la herencia de mi abuelo materno, un comerciante reconocido.

En ese entonces, tenía veinticuatro años y era la envidia de la población. Tenía de las mejores educaciones, a pesar de ser una mujer, y heredé el talento de mi papá para el arte; el piano y la pintura eran las ramas en las que más destacaba, en especial la última. Incluso en aquellos años, mis trazos eran reconocidos por firmes, precisos y elegantes, modernos para la época.

—Es imposible, hija.

Fue la rotunda negación que obtuve de mi progenitor, Charles, cuando le conté que mi sueño era ser una pintora famosa y destacada en todo el mundo. Quería abrir mi propia galería y viajar a todos los países posibles para darme a conocer y presentar mi talento al público.

—Tu madre y yo ya te hemos dicho cientos de veces que no pasará. Ese no es tu destino, mi niña —me recordó, como si fuese necesario—. Tu destino es casarte con un hombre de nuestra posición, hacerte su compañera y darnos un nieto, ¡o cuantos quieras!

Desde el anuncio de mi compromiso con el pintor más fracasado y patético que pude conocer, todas las semanas teníamos una discusión como esa. Yo no quería casarme, no siendo tan joven y mucho menos con quien mis padres eligieron: Albert White.

—Con imaginarlo, tengo ganas de vomitar —escupí con odio, cruzándome de brazos—. ¿Cómo quieres que tenga hijos? ¡Eso me frenaría! Deseo conocer el mundo, los hijos no son más que un estorbo, ¡más aún para alguien como yo! ¿No has visto cómo los niños parecen odiarme? No sé tratar con ellos.

Hijo de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora