CAPÍTULO 10

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VOLVEMOS A LA PLAYA

Narra él:

Ese día me desperté pronto con la idea de ir a la playa. Cinthya aún dormía pero empecé a besarla e intentar convencerla para hacer el amor. Ella se retorcía somnolienta y me decía que la dejara dormir, que estaba muy cansada, y que ya lo haríamos un poco más tarde. Me levanté y me preparé un desayuno rápido antes de irme a por una buena ducha, que me hacía falta.

Al volver fui a despertarla pero, qué raro, no estaba en la tienda. Así que me dirigí donde más me temía que estuviera, en la tienda de nuestros vecinos. Me acerqué y al abrir la cremallera, efectivamente, encontré a Cinthya riéndose mientras saltaba sobre sus amigos para despertarles. Justo en ese momento estaba apretujada entre Luis y Carlos, que la sujetaban haciendo una especie de sándwich humano; siendo ella el queso, claro.

Ví que mi novia se había puesto su cortito vestido veraniego con un bikini debajo, ¡Pero ellos estaban completamente desnudos! Además se notaba que se acababan de despertar porque estaban bien excitados. Me molesté un poco porque ese manoseo no era normal. No entiendo como Cinthya no se da cuenta de esas cosas.

Ellos la mantenían entre sus cuerpos atrapándola mientras ella se meneaba intentando escaparse. Parecían pasar un buen rato y ella soltaba risitas, llamándoles gusanos mientras no dejaban de manosearla. El forcejeo no hacía más que empeorar la situación ya que su vestido se le subía cada vez más dejando el bikini al descubierto y los miembros de sus “amigos” no paraban de golpearle directamente en su piel desnuda.

—Cinthya, puedes dejar de hacer tonterías y salir, que tenemos que ir a la playa. Le dije con tono molesto.

—De acuerdo… Pero no te preocupes porque Luis y Carlos también vienen y podemos ir en su auto.

“Genial… otra mañanita con estos” —pensé.

—Venga vale, pero pongámonos ya en camino que se hace tarde.

Esperamos a que acabaran de preparase y a la media hora ya estábamos los cuatro en el auto de camino a la playa. Al menos parece que Pedro había decidido no venir, y por mí perfecto, uno menos tonteando con mi novia en mi cara. Luis pasó de largo el camino que llevaba a la playa, y le pregunté a dónde nos llevaba. Nos dijo que había una playa un poco más lejos que era muy bonita y bastante más tranquila. Lo único es que era una zona nudista, pero supuso que no nos importaría.

La verdad ya nos podría haber avisado antes el muy idiota. Pero bueno, en realidad a mí no me importaba en absoluto. Además, no era celoso con mi novia y en parte me apetecía que estos idiotas vieran lo que se estaban perdiendo. Podría ser una forma de recuperar mi herido orgullo de macho. Pero a Cinthya no le gustó demasiado la idea, decía que le daba un poco de vergüenza estar desnuda en público y delante de todos nosotros juntos.

Así cuando llegamos a la playa decidimos separarnos para evitar la vergüenza de mi novia. Ellos se irían por su lado y yo me quedaría con Cinthya. No había mucha gente, pero nos tumbamos en una zona más apartada para que no se quedara nadie demasiado cerca. Me desnudé y me acosté en la toalla dispuesto a relajarme. Pero Cinthya se seguía negando a desnudarse, y me preguntaba si no sería mejor ir a otra parte.

Le pedí que se acostara conmigo un momento y que se tranquilizara. Poco a poco comenzamos a besarnos y abrazarnos. Yo estaba contento de poder compartir un rato con ella a solas, al fín. Y encima en una playa nudista, con el morbo añadido que eso daba. Seguí intentando convencerla de que se desnudara, pero se resistía. Pero sí que conseguí que se tumbara sobre mí mientras nos besábamos.

En esa postura me fue fácil deshacerle las tiritas que ataban la braguita de su bikini y ante su sorpresa, conseguí quitársela. Como aún llevaba el vestido puesto, era genial, porque podía acariciar su intimidad y nadie lo notaba excepto ella. Poco a poco se fue relajando y aproveché para llevar mi pene a su rajita y penetrarla lentamente.

Me puse a acariciar sus pechos que se escapaban por el escote y las aberturas de los brazos. Ella comenzó a jadear y a moverse rítmicamente sobre mí, disfrutando de un maravilloso y romántico sexo sobre la cálida arena de playa. Poco a poco fuimos aumentando el ritmo hasta que tras unos minutos estallamos en un orgasmo juntos mientras nos abrazábamos.
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Demasiado Inocente (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora