CAPÍTULO 21

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JUEGOS EN EL JACUZZI

-Chicos ¿y no saben algún juego? -Pregunté, porque a pesar de todo, quería compartir ese momento con todos, no solo con Carlos y Luis. -¿Un juego en el que podamos jugar todos?

-Pues a mí se me ocurre uno. -Dijo Pedro. -Pero no sé si quieren jugar, o si se puede, porque normalmente se juega con prendas, y de eso ya andamos un poco mal jajaja

Todos nos reímos con él.

-¡Ah! Pero se me ocurre algo, podemos jugar igualmente. -E incorporándose de repente, sin avisar ni nada, dijo: -¡Ahora vengo!

Quedó de pie frente a mí, y por supuesto no pude evitar fijarme en sus intimidades. Tampoco pude evitar sonrojarme un poco por el generoso tamaño que ya había conocido de cerca. Se dirigió al auto y con cierta torpeza buscó algo dentro del maletero. Volvió con un objeto escondido en su mano, guardando el misterio. Se volvió a sentar y lentamente mostró el contenido de su mano. Parecía una pelota de ping pong, pero de color oscuro, aunque en realidad no se veía muy bien el color.

-El juego consiste en pasar la pelota al de nuestra derecha, pero usando solamente la boca ¿OK? -explicó Pedro divertido. -Normalmente si se cae la bolita se debe pagar la prenda. Pero como ya estamos en bolas, pues nada.

-Pero alguna prenda habrá que poner de castigo, ¿no? Si no, no tiene gracia el juego. -comentó Carlos.

-Bueno, pues, el que pierda la pelota tendrá que darle un besito al que la iba a recibir. -dijo Pedro.

-¡Oye! -Protestó Soco. -Pero nos vamos rotando, que yo no quiero estar todo el rato besando a este tío jajaja.

Nos reímos todos y acabamos aceptando las reglas del juego. Aunque no sin cierta reticencia, ya que no me pareció muy buena idea. Me imaginaba que mi novio se pondría celoso si se llegara a enterar. Pero en fin, no quería ser la aguafiestas del grupo.

Comenzamos la ronda. Soco le pasó la pelotita a Pedro con la boca sin ninguna dificultad. Pedro se la pasó a Luis, que estuvieron a punto de tener que besarse, pero al final no se les cayó. Me estaba divirtiendo el juego, aunque más divertido habría sido si se hubieran tenido que besar.

Luis entonces se acercó a mi cara, apoyando su mano en mi pierna bajo el agua, listo para pasarme la pelota. Abrí los labios y como por costumbre cerré los ojos. Noté el contacto directo de sus labios besando los míos. Todos rieron por el error de Luis, y yo también me reí un poquito la verdad.

La pelotita se había caído mucho antes y ni siquiera me había dado la oportunidad de intentar atraparla. Qué torpe llegaba a ser el pobre Luis, ya me lo había demostrado en los varios incidentes vividos estos días.

-Vaya, lo siento. Ahora tengo que besarte como prenda. -Dijo entonces.

-Jajaja ¡qué tonto eres! ¡Pero si ya me acabas de besar! -Protesté.

No hizo ningún comentario. Se acercó a mí lentamente, con su mano aún en mi muslo. La soltó solamente para acariciarme la cara. Pensé en mi novio y me estremecí. La fuerte mano de Luis pasó a mi nuca, sujetando suavemente mi cabeza. Sus labios se acercaron a los míos hasta rozarlos. Suspiré suavemente anticipando lo que venía.

Me besó de una manera tierna y dulce. La verdad es que había sido hasta bonito. Me quedé un poco con cara de tonta. No imaginé que fuera a besar igual a uno de sus compañeros. Entonces Luis me acercó la pelota, devolviéndome a la realidad.

-Se me ocurre algo. -Dijo Carlos, -deja la pelota en el agua, Luis.

Luis le observó con cara de poco entender.

Demasiado Inocente (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora