CAPÍTULO 18

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ENCERRADO

Cinthya se había pasado toda la tarde con ellos en la piscina, luego jugando al billar y por supuesto preparando la cena. Ella estaba cada vez más borracha, y yo seguía con la piel quemada del sol.

Cuando terminamos de cenar, el socorrista echó un vistazo a mi enrojecido torso y algo preocupado decidió llevarme a la enfermería. Era una pequeña casita cerca de la piscina con una camilla, algo de material médico y poco más. Me echó un poco de crema hidratante en la espalda, y eso que no estaba quemada, y me dijo:

—Por seguridad, te voy a recomendar que te quedes esta noche en la enfermería.

—Pero si tú no eres médico. —Repliqué.

—Bueno, pero tengo formación de socorrista y mi misión es cuidar de la gente. —Dijo exagerando.

—Claro ¿Y quién cuida de mi novia, con lo borracha que la han puesto?

—No te preocupes, yo lo haré. —Y acto seguido desapareció por la puerta, cerrando con llave tras él.

Me acababa de dejar encerrado. Rápidamente me puse de pie e intenté abrir la puerta, pero no lo lograba. Había una ventana, pero tenía rejas en el exterior. Intenté al menos abrir el cristal para gritar y llamar a alguien, pero nada, estaba bloqueada. Como una revelación, mi móvil comenzó a sonar, ni había pensado en eso. Seguro que era Cinthya, así que lo saqué nervioso de mi bolsillo, con tan mala suerte que le colgué sin querer.

—¡Rayos! Voy a llamarla.

Para peor, no me quedaba crédito. No me lo podía creer. Sonó mi móvil de nuevo, era un maldito mensaje de mi novia:

“Ya me a dicho el soco, k t kdas descansando n la enfrmeria. Supongo k ya duerms. Dulcs bsos mi niño. Nos vams a un jacuzzi natural k stos conocen. Tqmx”

Casi lanzo el móvil contra la pared del enfado. ¿Ella medio borracha y esos chicos que apenas conocíamos se la llevaban a un jacuzzi natural? ¿Qué rayos era eso? Intentaba llamarla en vano, incluso intenté llamarla por cobrar, pero no lo logré. Oí un auto pasar muy cerca con ellos dentro, y pude oír las risas de mi novia mientras se alejaban.

Me quedé media hora con la mirada perdida hacia la ventana, sin pestañear. Me decía a mi mismo, “ella lo controlará, lo controlará…”. Pasé así un largo rato hasta que sonó otra vez el móvil. Era Cinthya, y esta vez sí pude responder.
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Demasiado Inocente (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora