| 𝟰𝟵 |

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Alex pudo sentir cómo alguien tocaba su brazo de forma insistente, una y otra vez. No sabía qué hora era, pero sentía sus ojos pesados y un cansancio increíble.

Estiró su cuerpo y se tapó con las mantas, rogando volver a dormirse. Pero segundos después, los toques en su brazo fueron retomados.

Alex miró mal a James y golpeó su rostro con la almohada.

–¡Son las siete de la mañana! –chilló luego de ver el reloj.

–Pero debemos ir al... medimago muggle.

–Bien, primero que nada, son médicos, y segundo ¡tenemos que ir a las once de la mañana!

–¿Y eso qué?

–Podía seguir durmiendo, ¿desde qué hora estás levantado?

James sonrió inocente mientras se balanceaba sobre sus pies, miró el reloj de la habitación y resto importancia.

–Quince minutos.

–James...

–Bien, desde las cinco de la mañana. ¡Pero estoy emocionado!

Alex suspiró y tapó su rostro, ya que la luz del sol la encandilaba, James juntó las manos frente a su cuerpo para fingir inocencia.

–Bien, debes dejar de actuar de esa forma porque en estos momentos quiero golpearte pero si eres así de tierno no puedo.

–No soy tierno. –frunció el entrecejo.

–Sí lo eres.

–Claro que no. Soy una persona bastante intimidante, algunos me temían, lo sabes.

Alex lo ignoró y se levantó de malagana, tenía todo su cabello revuelto y los ojos entrecerrados, James no pudo evitar reír al ver que un poco de baba seca se encontraba en su barbilla.

–No estoy de humor, te ríes otra vez y te golpeo.

–Bien, me asustas. Te espero abajo.

Alex suspiró y caminó hasta el baño para darse una ducha rápida y cepillar sus dientes, estaba que se desmayaba del sueño, y esas horas extras de descanso le hubieran servido, pero la emoción de James la había incentivado un poco, solo un poco, así que hizo lo posible por mejorar su humor.

Luego de vestirse bajó al primer piso y se dirigió a la cocina, entrecerró sus ojos al ver que Sirius y Remus estaban desayunando.

–¿Hola?

–¡Hola! Cornamenta nos invitó. –habló Sirius con la boca repleta de comida, por lo que Remus le dió un golpe en la nuca. –Auch.

–Lunático nos cocinó panqueques.

–Te amo, Remus.

El licántropo sonrió con orgullo y le sirvió varios panqueques a Alexandra para luego continuar desayunando.

THANTOPHOBIA; James PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora