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Un día y medio transcurrió, y no había progreso alguno por parte de la Órden del Fénix

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Un día y medio transcurrió, y no había progreso alguno por parte de la Órden del Fénix.

La desesperación seguía aumentando. Lily, Marlene y Dorcas se mantenían en sus casas por petición de la Órden, pero no dejaban de pensar en Sam y Alexandra y en cómo se podían encontrar.

Sirius y Remus continuaban en casa de James y Alexandra, y no tenían planeado moverse de ahí. James había dejado el enojo de lado, pero la preocupación seguía aumentando y era cada vez peor.

Se la pasaba encerrado en la habitación o en la cocina, pensando en todo lo que podía estar sucediendo. Miraba con atención su pulsera, verificando que el color no cambie.

Lo más extraño era el color del dije. No era azul ni rojo, era de un bordó medio extraño. No tenía idea de qué podía significar eso.

Tal vez su madre lo sabría, pero claramente no podía preguntarle.

Su conclusión fue que se encontraba en peligro constante, pero no en una situación grave a punto de morir. O eso creía, fue lo único que se le pasó por la cabeza para darle una explicación.

–Buen día. –saludó James en voz baja al ingresar a la cocina, bostezó y se dejó caer sobre una silla. Remus y Sirius se encontraban ahí.

–Buen día.

–¿Dormiste?

James asintió ante la pregunta de Remus y refregó sus ojos con cansancio. Había logrado dormir pero aún se sentía cansado.

–La poción sirvió, gracias.

Remus sonrió a medias y asintió. Los tres comenzaron a desayunar, pero no cruzaron palabra alguna. Todos estaban pendientes a sus pensamientos.

–¿Han dicho algo? Los de la Órden. –preguntó James con voz ronca.

Sirius suspiró y apretó sus labios.

–Dumbledore envió una carta, anoche a última hora fue a casa de Moody. –explicó el pelinegro. –Están tratando de averiguar dónde pueden estar.

–Debemos ir. –dijo James levantándose.

–No podemos. –dijo Remus, James frunció su ceño. –Nos pidieron que nos quedemos aquí. Ellos quieren investigar por su cuenta y llegado el momento nos llaman para el rescate.

–¿Qué? No. –dijo rápidamente. –Eso es estúpido, podemos ayudar.

–Dije lo mismo. –elevó su dedo índice Sirius.

–Y yo también pienso así, pero tienen un poco de razón.

James elevó una ceja de forma escéptica.

–Quiero decir que... somos muy cercanos a ella, y la desesperación no ayuda en nada. Supongo que ellos podrán averiguar de mejor forma estando solos y sin interrupciones.

THANTOPHOBIA; James PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora